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El estudiante de Yale que pasó por Moscú camino de Granada

Si algo caracteriza al catedrático de Química-Física Pedro Luis Mateo Alarcón (Murcia, 1945) y reciente Premio Maimónides es su curiosidad, la misma que lo llevó a ser actor en un grupo teatral contestatario en pleno franquismo, o a aprender a tocar la guitarra con los Habichuelas de Granada. Pero, sobre todo, fue esa curiosidad la que, en los años setenta, lo llevó de Yale, en EE UU, a Moscú en busca de los mayores expertos de la rama científica que él había querido estudiar: biotermodinámica.

No era habitual que, en pleno franquismo, un profesor no numerario de Ciencias pudiera ingeniárselas para ir directamente a la Universidad de Yale. Pero él sí lo consiguió. 'Yo entonces tenía muchas ganas de irme de España', confiesa. Allí, en EE UU, durante cuatro años, se especializó en el estudio de las proteínas, algo que, a su regreso, le resultó valiosísimo para obtener por oposición una cátedra en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada. Su rama, la microcalorimetría biológica, era entonces única en España.

Con el apoyo del catedrático Manuel Cortijo, y la intermediación de Federico Mayor Zaragoza y el entonces embajador de España en Moscú, Juan Antonio Samaranch, no sólo consiguió una plaza para estudiar un año en la URSS con el mayor experto mundial, Piotr Privalov, sino que logró que la Academia de las Ciencias de Moscú le regalara a la Universidad de Granada un microcalorímetro de altísima precisión que era entonces una joya mundial... cuando ambos países ni siquiera mantenían relaciones diplomáticas.

Afable, inquieto, ingenioso, Pedro Luis Mateo ha conseguido, junto a su equipo de investigación, ser uno de los puntos de referencia mundial en la investigación de la energética de las proteínas. En 1982, le fue concedido el Premio de Investigación del Ayuntamiento de Granada y la Medalla de Plata de la Universidad de Granada en el año 2000.

'No considero', afirma, 'que el premio me haya sido concedido a mí, sino a un gran equipo de gente que ha pasado por el departamento de Química-Física de la Facultad de Ciencias de Granada. Es un premio para todo un equipo'. Ahora, al tiempo que imparte clases en la facultad, Pedro Luis Mateo prosigue sus investigaciones, aunque su mayor prioridad, como él confiesa, son sus dos hijos, de 15 y 18 años.

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