El Alavés sueña con el broche de oro
Con todos los honores, el Alavés, un modesto equipo español que hasta su ascenso a Primera, hace sólo tres años, había pasado casi medio siglo en las tinieblas de las categorías inferiores, se viste hoy de gala para vivir la fiesta más rutilante de su historia. Su final de la Copa de la UEFA contra el Liverpool, todo un tetracampeón de Europa, supone un homenaje para el club vitoriano, el broche a una hazaña gloriosa; la evidencia de que en el fútbol no hay quimeras cuando prevalece la prudencia, se trabaja con criterio y se ajustan las necesidades, los tres pilares sobre los que el Alavés ha cimentado su obra. Una gesta que le puede convertir hoy en el sexto equipo español que levanta un título europeo, tras el Real Madrid, el Barcelona, el Atlético, el Valencia y el Zaragoza. Casi nada para una institución con 3.000 millones de presupuesto -más o menos, lo que se gasta el Liverpool en pagar cuatro años del contrato de Owen- y poco más de 13.000 socios.
Con José Manuel Esnal, Mané, al frente, un técnico licenciado en banquillos sin pedigrí, el Alavés se ha convertido en un club con un magnífico olfato a la hora de rastrear el mercado. Ahí están los casos de Contra e Iván Alonso, dos jugadores muy buenos a los que ha puesto en el escaparate. Y qué decir de su capacidad para rehabilitar a futbolistas desterrados por otros conjuntos: Jordi Cruyff, Geli, Téllez, Desio, Tomic, Javi Moreno...
El resultado es un grupo extraordinariamente competitivo que ha exprimido lo mejor de sí mismo en esta aventura europea y que está en condiciones de discutirle el trono al Liverpool, un clásico del fútbol europeo con una mística fabulosa y que durante décadas, anclado en la élite, fue uno de los equipos más seductores del planeta. Un podio del que quedó descolgado por culpa del hooliganismo, un terrible virus incubado en el fútbol británico y que estalló con toda su violencia en la trágica noche de Heysel del 29 de mayo de 1985, cuando un grupo de bárbaros hinchas suyos acabó con la vida de 39 personas, en su mayoría italianas y seguidores del Juventus. El Liverpool fue expulsado de los torneos europeos hasta 1992 y jamás, hasta ahora, había regresado a una final.
Tras años de penumbras, el equipo inglés flota de nuevo entre los grandes y ya ha ganado dos títulos esta temporada en su país: la Copa y la Copa de la Liga. Eso sí, sin lírica alguna y al mando de Gerard Houllier, un francés de dudoso gusto futbolístico que ha birlado al Arsenal su famosa etiqueta de boring Liverpool (aburrido Liverpool), según subrayan estos días los medios británicos. Houllier se defiende apuntando que su cuadro lleva 118 goles en todas las competiciones, la quinta cifra más alta conseguida por el club en su larguísima historia. 'No está mal para ser un conjunto aburrido', apostilla con sorna. Lo cierto es que su Liverpool es muy defensivo, como lo demuestra el que sólo haya recibido cinco goles en toda la competición, a un promedio de 0,4 por partido.
Todo lo contrario que el Alavés, el más efervescente frente al marco adversario, con una fantástica media de 2,5 goles por encuentro, una cifra conquistada frente a rivales como el Rosenborg, el Kaiserslautern o el Inter, a los que trituró sin piedad. Por eso, currículos al margen, desde una perspectiva futbolística, el Alavés no tiene nada que temer si no renuncia a sus principios. Si se deja llevar por la presumible racanería del Liverpool confirmará los malos vaticinios de Jordi Cruyff: 'Podría ser la final más aburrida del mundo'. Y pocos como este Liverpool para sacar tajada de la sosería. El Alavés no debe permitir que un invitado tacaño le amargue su gran noche, su puesta de largo ante la élite.
Liverpool: Westerveld; Babbel, Henchoz, Hypia, Carragher; Gerrard, McCallister, Hamann, Berger; Owen y Fowler.
Alavés: Herrera; Contra, Eggen, Téllez, Geli; Desio, Pablo; Tomic, Jordi Cruyff, Ibon Begoña; y Javi Moreno.
Árbitro: Gilles Veissière (Francia).
Westfalenstadion (Dortmund).
20.45 (TVE-1).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.