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La 'infantería' cierra filas ante el fracaso

El desánimo de los ediles socialistas y populares no pone en peligro su continuidad

Basilio ha rechazado ir con escolta. Antes, y también ahora. 'Con o sin ella, si quieren, en cualquier esquina pueden tumbarme'. Este edil socialista estuvo en un tris de dimitir cuando esta formación obligó a todos sus cargos en el País Vasco a llevar protección policial. Un pacto con los dirigentes de su partido le salvó de vivir bajo vigilancia permanente, pero no de la amenaza terrorista de ETA. 'No quiero escolta. Quiero hacer vida normal y preservar mi intimidad', dice con el énfasis de un convencido militante. Sus compañeros de corporación Francisco Ramos (PSE-EE) e Isabel Ugarte (PP), en cambio, llevan protección a todas horas.

Al día siguiente de conocer los resultados electorales y comprobar que las expectativas creadas 'sueños son', las lágrimas de la noche electoral -'más de uno se acostó llorando de rabia', reconoce un dirigente socialista- han dado paso a una reflexión más serena: 'Arrojar la toalla ahora sería un acto de cobardía', confiesa. Ahora bien, ¿han llegado a esta misma conclusión los casi 243 concejales del PSE-EE y otros 223 del PP?

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Elecciones:: Elecciones en el País Vasco

Zumárraga (Guipúzcoa). Día 2 de abril. Dos ediles socialistas presentan su dimisión. No están dispuestos a llevar escolta. Ese día se abrió la espita y comenzó una fuga en cadena. En total abandonaron seis concejales (cinco en Zumárraga, dejando sin representación al PSE en este Ayuntamiento, y otro de este partido en Elciego). Dos más, en Zumaia y Pasaia, adujeron motivos personales para cesar en su función pública.

Rafael Sáenz es el único alcalde socialista en Álava. Gobierna desde hace 14 años en Elciego. Está dispuesto a seguir: 'Yo tengo muy fácil pasar la muga -Elciego está tocando La Rioja- y mandarlo todo a la puñeta, pero mientras cuente con el apoyo de mi familia y de los amigos, aquí seguiré. Si la pierdo, me voy y me dedico a tomar el sol'. Este 'aficionado de la política' confía en que el PNV 'no se muera de éxito' y 'se acuerde de ese casi 50% de ciudadanos vascos no nacionalistas'. Sáenz no se acostumbra a vivir bajo vigilancia: 'Nuestra situación es inconcebible. Si lo es en Rentería, con más motivo aquí'.

Basilio no se considera más valiente que nadie. Su decisión de no llevar protección, tan firme como arriesgada, se renueva tras la última cita electoral. Seguirá haciendo 'vida normal', tomando las lógicas precauciones de 'retirarme pronto a casa para evitar insultos y enfrentamientos por la noche'.

A Charo Dorda, del PP, le colocaron recientemente cuatro kilos de dinamita en la ventana de su casa de Hondarribia (Guipúzcoa), donde también vive su hijo José María Lizarraga, edil popular en Irún. Era el cuarto ataque de los violentos contra su familia: 'La desilusión por los malos resultados electorales es pasajera. Reaccionaremos, ya verás. Confío en las buenas intenciones de Ibarretxe, aunque tengo una sospecha: ¿Va a pedir HB responsabilidades al PNV si no traslada al próximo Gobierno las ideas extremas de los violentos?'. Y en esto coincide con un dirigente socialista enrabietado cuando observó cómo festejó la coalición PNV-EA su victoria el pasado domingo: 'Todavía existe un amplio sector de la ciudadanía que vive de espaldas a una realidad injusta pero real; no se dan cuenta de que toda la oposición en el País Vasco sigue acosada por el terrorismo de ETA'.

A Dorda le asalta el abatimiento al recordarlo, porque 'parece que sobramos. Me siento como una minoría étnica a la que quieren extinguir, como en una reserva india. ¿Adónde vamos?'.

Marisa Arrúe, portavoz popular en el Consistorio de Getxo, también castigada en repetidas ocasiones, y por todos los flancos, sostiene que 'el bajón moral es lógico, pero hay que sacar fuerzas de donde sea'. 'Ahora nos vienen los obstáculos más altos en una carrera que nosotros pensábamos que estaba muy ceca de su fin. Hemos errado en el cálculo. Pero no cabe otra salida que seguir luchando por la libertad'. Así opina también el joven José Encinas, que guarda con celo su seguridad y sólo acude a los plenos del Ayuntamiento de Lasarte-Oria, donde mataron al socialista Froilán Elespe: 'Hay que hacer la lectura positiva, y continuar sin desfallecer'.

Resistencia

Un compañero de Elespe se aferra al imperativo moral que contrajeron todos los concejales del PSE-EE justo el día en que asesinaron al teniente de alcalde lasartearra: 'Llevaremos escolta, sí. Froilán se merece que sigamos firmes en la defensa de la democracia y la libertad. Éste fue nuestro compromiso y lo cumpliremos hasta el final'.

El llamamiento a la resistencia que realizó la dirección del Partido Socialista de Euskadi sigue en pie, ahora como nunca. 'En caliente no se pueden tomar decisiones drásticas. Es comprensible y lógica la frustración de muchos, pero tampoco podemos abstraernos del desmoronamiento sufrido por el mundo de HB'.

Algo más pesimista es la regidora socialista de Lasarte-Oria,Ana Urchueguía, para quien el resultado electoral revela que 'no ha importado que aquí se asesine a muchísima gente, no ha importado que muchísima gente tengamos que ir con escolta, y que tengamos que seguir yendo con escolta para que no nos asesinen. Creo que gran parte de los ciudadanos han sido insolidarios con la gente que está sufriendo'. A su juicio, 'no ha cambiado nada, aquí todo va a seguir igual, porque vivimos en una sociedad que no visualiza el miedo, ni el terror'. Ahora bien, recuerda al PNV que su obligación es 'protegernos a todos y gobernar para todos'. La cúpula del PSE en Euskadi ha acusado a los dirigentes nacionalistas de alentar 'la impunidad' y abandonar a los concejales amenazados a su suerte mientras 'ellos van por el País Vasco como si fuera un lugar idílico donde no pasa nada', ha reiterado en varias ocasiones Nicolás Redondo.

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