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Elecciones en el País Vasco

Año y medio de enfrentamientos entre Moncloa y el Gobierno vasco

Luis R. Aizpeolea

El Gobierno de José María Aznar pretende ahora poner fin a la etapa de enfrentamiento institucional con el Ejecutivo vasco que le ha caracterizado en el último año y medio. Aznar, tras el anuncio de la ruptura de la tregua de ETA, mantuvo dos encuentros con Ibarretxe -en diciembre de 1999 y junio de 2000- que culminaron con una ruptura institucional.

Ayer, el ministro portavoz, Pio Cabanillas, anunció la intención del Ejecutivo de 'avanzar hacia un escenario de normalización institucional' con el futuro lehendakari del PNV, cuyo primer reto será la renegociación del Concierto Económico Vasco -la ley fundamental de la autonomía vasca-,que debe cerrarse tras el verano para que entre en vigor el uno de enero. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, confirmó ayer su compromiso de iniciar la negociación con el PNV 'dentro de la Constitución y el Estatuto'.

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No obstante, en La Moncloa no se ocultaba ayer la preocupación por las declaraciones del presidente del PNV, Xabier Arzalluz, en la noche del domingo, en la que recordó la existencia de una 'mayoría nacionalista' en el Parlamento vasco como un indicio de un acuerdo potencial con EH. De ahí que ayer el Gobierno condicionara la normalización institucional con el futuro Ejecutivo vasco a los pasos que de Ibarretxe.

Gobierno coherente

El primero de ellos, su actitud ante EH. 'Ante la victoria del PNV-EA es de esperar por su parte un Gobierno coherente con los compromisos asumidos por esa formación y en particular que no haya vinculación alguna ni directa ni indirecta con Euskal Herritarrok', señaló Cabanillas.

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Aznar y sus colaboradores ponen otras dos condiciones a Ibarretxe: que forme un gobierno que 'respete la pluralidad de la sociedad vasca y que defienda los derechos y libertades de todos los vascos'. El Gobierno sigue pensando que habrá que medir a Ibarretxe porque en Euskadi 'hay un problema de libertades que exige una respuesta desde las instituciones', en alusión a la Ertzaintza o a la Educación.

La alusión del Ejecutivo a la 'pluralidad' se refiere a que cualquier oferta de diálogo de Ibarretxe debe rechazar experimentos como el del Pacto de Lizarra, que satisface exclusivamente a la mitad nacionalista vasca.

Otro asunto que preocupa a La Moncloa es la 'sensación de decepción' existente en las filas populares vascas, que atraviesan una situación difícil ya que esperaban un resultado más elevado. El llamamiento de ayer a los responsables políticos del PP vasco fue el de 'no romper filas'.

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