La OMC arremete contra el proteccionismo
La organización advierte de que si no se liberaliza más el comercio mundial se estancará la economía
La Organización Mundial de Comercio (OMC) ha advertido que si los países ricos y en vías de desarrollo no se ponen de acuerdo para lanzar una nueva ronda de liberalización del comercio mundial en noviembre de este año, se agudizará el parón económico. La OMC teme que si los beneficios de las empresas se reducen por la caída de la actividad , éstas comiencen a presionar a sus Gobiernos para que las protejan de la competencia exterior. Entonces, el círculo virtuoso de libre comercio y crecimiento económico puede convertirse fácilmente en un círculo vicioso de proteccionismo y estancamiento. En los últimos dos años, aún antes de que se confirmara la desaceleración de la economía estadounidense, se han incrementado las denuncias por proteccionismo entre países: casi medio millar en 2000 contra las 166 registradas en 1995, según la OMC.
Dos años y medio después del fracaso de Seattle, Moore lanza un mensaje preocupante para forzar a los 140 miembros de la OMC ha acordar una agenda antes de finales de julio próximo para que entre el 9 y 13 de noviembre, en la reunión de Qatar, se lance un nuevo proceso de negociación del comercio mundial que amplié la anterior Ronda Uruguay, que comenzó en 1986 y finalizó en 1994 con el nacimiento de la OMC. Moore se estrenó en su puesto con la cumbre de Seattle, celebrada en noviembre de 1998, y Qatar es tal vez su última oportunidad para conseguir su objetivo, puesto que su mandato termina en septiembre de 2002.
Profundos desacuerdos
El fiasco de Seattle cayó sobre los hombros de Moore, pero el resultado era previsible teniendo en cuenta los profundos desacuerdos con los que llegaron a la reunión la UE y EE UU y los de ambos con los países en vías de desarrollo. La capital del Estado de Washington fue también la cuna de las manifestaciones antiglobalización que han estado presente desde entonces en todas las reuniones del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. La protesta de miles de jóvenes en las calles de Seattle puso en cuestión la función de la OMC y los beneficios de la liberalización del comercio mundial para los países pobres.
En sus últimos discursos en Berlín y Ginebra, Moore insistió en que una nueva ronda es necesaria y que ésta supondrá un enorme beneficio para reactivar la economía mundial, teniendo en cuenta que EE UU, aún cuando salve la recesión, no podrá ser el único gran motor internacional; el que compre casi todo lo que los demás países producen, como lo hizo entre 1999 y 2000, años récord en intercambios comerciales.
Moore citó recientes estudios, entre ellos uno realizado por la Universidad de Michigan, que concluyen que el lanzamiento de una nueva ronda comercial que derribase las barreras que permanecen en los sectores agrícola, manufacturero y de servicios aportaría a la riqueza mundial 613.000 millones de dólares (118 billones de pesetas), una cifra casi equivalente al PIB canadiense. Si se remueven todas las barreras, el PIB mundial aumentaría en 1,9 billones de dólares, lo que supondría sumar al planeta el PIB de otras dos Chinas.
La clave para lanzar la nueva ronda es la agenda. Seattle fracasó porque la UE insistió en una amplia que además de tratar el sector agrícola, incluyera el acceso a los mercados, el medio ambiente y los derechos laborales. EE UU quería una más restringida, muy centrada en la apertura agrícola, el tema más espinoso para la UE. La nueva agenda que la OMC ha estado perfilando en estos años ha sido un mezcla de ambas posiciones. Según Moore, tiene que ser lo suficientemente amplia como para incluir los intereses de todos, pero debe excluir otros, como la pretensión de utilizar sanciones comerciales para forzar a un país a cumplir con los derechos laborales mínimos. En Seattle, este tema irritó en bloque a los países en vías de desarrollo, en especial a India y Pakistán.
EE UU y la UE también están convencidas de que se debe continuar con el proceso de liberalización del comercio mundial. La nueva Administración Bush ha dado un fuerte impulso a las negociaciones con la UE hasta el punto de que ambos bloques lograron hace apenas un mes poner fin a la llamada guerra del plátano, un enfrentamiento que se había prolongado por más de una década.
En una reciente visita a Madrid, la representante comercial estadounidense en Bruselas, Nancy Adams, declaró que 'había un buen ambiente de trabajo en Ginebra', la sede de la OMC, y que 'era bastante posible que se pactara una agenda' para la reunión de Doha, la capital de Qatar. No obstante, Adams aclaró que si no se acordaba una agenda, EE UU no respaldaría el lanzamiento de una nueva ronda. 'Tenemos que asegurarnos de que no habrá otro fracaso como el de Seattle, porque el daño que ello supondría para todo el sistema del comercio mundial es tremendo', añadió. Es evidente que el comercio es una prioridad para Bush, lo ha demostrado con el impulso que ha dado al Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y la petición hecha al Congreso de EE UU de la llamada vía rápida para negociar en este campo.
Cambios de actitud
Anthony Gooch, portavoz del comisario europeo de Comercio, Pascal Lamy, dice que 'la UE está decidida a avanzar en la negociación de una agenda que incluya la apertura del sector agrícola porque también creemos que cuanto antes se lanze la ronda, será mejor. No obstante, si el fondo de lo que se negociará en la futura ronda no nos convence, no la apoyaremos'. 'En las recientes giras por varios países en desarrollo se ha notado un cambio de actitud de éstos. Ahora están más dispuestos que hace un año a negociar una agenda para lanzar la ronda. Por una parte, porque ven que el comercio puede paliar los efectos que para ellos puede tener la desaceleración económica mundial y, por otra, porque tendrían más oportunidad de negociar en pie de igualdad con países más grandes en el marco de un acuerdo global, que en uno bilateral o regional', añadió el portavoz.
No obstante, fuentes cercanas al grupo de los grandes exportadores agrícolas (Canadá, Australia, Argentina, Brasil, Nueva Zelanda) explican que no están convencidos de respaldar una nueva ronda de negociaciones y añaden que otros grandes como India y Pakistán, tampoco. Las fuentes reconocen, sin embargo, que si la UE, Japón y EE UU aceptan abrir sus mercados agrícolas, se podría lanzar una nueva ronda para mejorar lo que quedó pendiente tras la de Uruguay. Ello, a pesar de que aún no se han cumplido muchos de los pactos preexistentes, principal freno de estos países para lanzarse a negociar nuevos acuerdos.
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