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Absueltos cuatro acusados de violar a una meretriz porque el tribunal no da crédito a su versión

La Audiencia de Madrid ha absuelto a cuatro jóvenes acusados de detención ilegal, robo y agresión sexual a una prostituta de la Casa de Campo, ya que estima que la versión de la meretriz es 'escasamente fiable' y 'escasamente creíble', a la vez que es 'difícil admitir' que no sufriera algún golpe o magulladura durante la violación. El tribunal condena a uno de los acusados, J. M. G., de 21 años, por una falta de hurto, ya que se quedó con objetos personales de la mujer. La pena es de seis fines de semana de arresto más una indemnización de 24.000 pesetas para la víctima, M. I. U. G., de 21 años.

Los hechos ocurrieron en la noche del 15 de octubre de 1998, cuando los cuatro procesados, de entre 21 y 25 años, acudieron en furgoneta a la Casa de Campo.Convinieron un servicio con la meretriz y se trasladaron con ella al paraje solitario de La Veguilla, en Boadilla del Monte. Allí los cuatro mantuvieron relaciones sexuales con la mujer. El fallo explica que J. M. G. 'se encolerizó' porque creía que la mujer le había quitado un abono de transporte, y obligó a la prostituta a entregarle los adornos que llevaba. Tras una discusión, los jóvenes abandonaron a la mujer.

A juicio de la Audiencia, la versión de la prostituta de que fue reducida y violada por los cuatro jóvenes 'no sólo resulta escasamente fiable sino también escasamente creíble', porque 'es difícil admitir que, una vez en el interior de la furgoneta, fuese inmovilizada por los cuatro acusados si el vehículo se encontraba muy próximo al de una dotación policial que vigilaba' la Casa de Campo. El fallo hace énfasis en que M. I. U. G. no sufrió ningún 'golpe, magulladura o herida', y explica que uno de los médicos que la reconoció 'no apreció signos de violencia física'.

Sobre el estado de alteración de la mujer a su llegada a las dependencias policiales, la sentencia sostiene que, si los acusados la dejaron en un descampado tras una violenta discusión, 'cabe imaginar en qué estado de ánimo podía encontrarse ésta, y que su aspecto físico (más aún si había mantenido relaciones sexuales) podía no ser un ejemplo de arreglo y aseo'.

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