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Mueren dos sargentos al explotar un mortero en unas maniobras en Chinchilla

Dos sargentos alumnos de la Academia de Infantería de Toledo murieron ayer por la tarde al explotarles una granada mientras hacían prácticas de tiro en el campo de maniobras de Chinchilla (Albacete), según informaron fuentes del Ministerio de Defensa.

Los militares muertos son Miguel Ángel García Garrido, de 25 años, y Sonia Ruiz Navas, de 26 años. En el accidente también resultaron heridos el teniente profesor Francisco Ortega Villaizán y el sargento alumno Roberto Pérez Pérez, quienes fueron ingresados en el hospital de la Seguridad Social de Albacete.

Las fuentes informantes del Ministerio de Defensa aseguraron que no se teme por la vida de los dos heridos. El suceso ocurrió a las 20.00 horas de ayer, cuando los fallecidos y los heridos manipulaban un mortero de 81 milímetros.

La carga del mortero, una granada, explotó nada más salir por la boca del mortero, alcanzando a los militares que se encontraban a su alrededor.

Las exequias por los dos muertos se celebrarán hoy en la sede de la Academia de Infantería de Toledo, a la que pertenecían como miembros de la escala básica.

En los últimos años se han producido otros accidentes en los que han fallecido militares. El 10 de mayo de 2000 murió el recluta Iván Morillas tras recibir un disparo después de participar en unos ejercicios de tiro en la base de Sant Climent Sescebes (Girona).

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El teniente de Infantería Antonio Montalbán Gil, de 25 años y natural de Segorbe (Castellón), murió el 27 de enero de 1996 tras explotar un artefacto durante unas prácticas de artillería en la base militar de Cerro Muriano (Córdoba).

El capitán del Ejército del Aire Christian de Haya Beyrer falleció tras estrellarse contra un huerto de naranjos cerca del aeropuerto de Manises (Valencia) el 14 de marzo de 1995.

Pero el accidente con más víctimas mortales se produjo en Fuerteventura el 17 de noviembre de 1994. Seis militares profesionales y uno de reemplazo perdieron la vida al estrellarse el helicóptero UH-10 en el que viajaban después de que se enganchara con unos cables de alta tensión durante un vuelo rasante.

No se produjeron víctimas mortales en el espectacular siniestro que se produjo en marzo del año pasado cuando dos aviones F-18 pertenecientes a la Base Aérea de Zaragoza chocaron sobre un pueblo de esta provincia en unas maniobras. Los pilotos lograron saltar en paracaídas.

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