'A veces se diseñan ciudades con un formato de erizo'

José Antonio Corraliza-Rodríguez es profesor titular de Psicología Ambiental de la Universidad Autónoma de Madrid y la semana pasada participó en San Sebastián en el VII Congreso Nacional sobre esta materia, en el que un centenar de profesores y científicos españoles y extranjeros analizaron la relación entre el ser humano y el hábitat.

Pregunta. ¿Qué aborda la Psicología Ambiental?

Respuesta. Analiza cómo influye el medio ambiente o una parte del mismo, como el ruido o vivir en alturas, en el comportamiento y el bienestar humano y cómo influye ese comportamiento humano en el medio ambiente.

P. ¿Qué aplicación tiene?

R. Por un lado, el desarrollo de la investigación en el mundo académico, que es bastante extensa y está muy consolidada. Por otro, se empieza a incorporar al psicólogo como asesor, fundamentalmente en tres campos: la educación ambiental, la gestión de espacios naturales protegidos y la evaluación de la calidad de los espacios urbanos.

'El paisaje, desde el punto de vista psicológico, determina nuestra manera de ser y nivel de bienestar'

P. Ha citado el ruido, ¿cómo afecta al comportamiento del ser humano?

R. La molestia sonora es uno de los mayores factores que interviene en las relaciones interpersonales. Un trabajo recoge que el ruido de aviones en las escuelas hace que los niños tengan retrasos curriculares de entre ocho meses y un año en la adquisición de la lectura y la escritura. El ruido actúa como un agente de estrés y, por tanto, produce irritabilidad, desconexión, falta de integración en la comunidad y tendencia al aislamiento. Interfiere además en la secuencia de la actividad-reposo y en la calidad del sueño.

P. ¿Y el paisaje?

R. Desde el punto de vista psicológico, es un escenario que determina nuestra manera de ser, nuestro nivel de funcionamiento psicológico y nuestro nivel de bienestar.

P. ¿Qué elementos cree que debe tener el paisaje urbano?

R. El paisaje rediseñado por el hombre tiene que tener dos ingredientes: elementos de la naturaleza y usos sociales interesantes.

P. ¿Cómo opera la naturaleza en el hombre?

R. Como un mecanismo de restauración del equilibrio psicológico. Hay experimentos que demuestran que si una persona es inducida a un estado de estrés fisiológico, a través por ejemplo de ejercicio físico, y luego es sentada a reposar y ver tres tipos de diapositivas: de naturaleza, de barrios de los 60 sin naturaleza y de figuras geométricas, el tiempo que tarda en recuperar el nivel de funcionamiento fisiológico previo al ejercicio es menor cuando ve imágenes de naturaleza. Nuestros juicios emocionales y estéticos no son pues un mero reflejo cultural de la moda, sino que están conectados con nuestro funcionamiento neuropsicológico.

P. ¿Y el uso que pueda hacer de la ciudad?

R. El urbanismo moderno, dominado por las florituras plásticas de la forma o por la búsqueda de la funcionalidad, se olvida con frecuencia de que hay que tener lugares para desarrollar esferas intangibles de nuestra vida social; lugares de encuentro, de paseo, de contemplación... La ciudad entonces acaba convirtiéndose en un espacio limpio, aséptico, donde sorprende ver personas.

P. ¿El diseño de las ciudades se olvida pues de sus habitantes?

R. Se puede aplicar la máxima de Montesquieu sobre las leyes, y es que primero las personas hacen las leyes y luego éstas determinan su manera de ser. Hay que recuperar la ciudad, y esto quiere decir que hay que recuperar al ciudadano en la ciudad. Eso sería una garantía de que la ciudad se convierte en un lugar que permite a la gente no sólo ser más feliz, sino ser mejor, volver a encontrarse a sí misma y recuperar un ritmo de vida diferente. A veces se diseñan ciudades con un formato que un amigo mío denomina de erizo, están muy bien montadas, pero repelen, pinchan.