Jordi Pujol alerta del resurgimiento de un españolismo 'imperialista'

El presidente Pujol y su conseller en cap y secretario general de Convergència Democràtica (CDC), Artur Mas, admitieron ayer en Barcelona, en un acto de partido, que la coalición está viviendo uno de sus momentos más críticos. Pero mientras que Mas lo achacó a causas internas -'estos días me encuentro a algunos militantes que me devuelven el carnet porque no les gusta lo que estamos haciendo', reconoció en referencia implícita a la crisis por el apoyo de CiU al Plan Hidrológico Nacional-, Pujol precisó que los factores son externos. No obstante, los dos dirigentes coincidieron en que la nueva federación de Unió y Convergència es la única solución para superar todas estas dificultades, es decir, que el nacionalismo que representa CiU -lo repitieron una y otra vez- sea el aglutinador de la mayor parte de la sociedad catalana. Ambos apelaron a los militantes a cerrar filas: 'Tenemos que mantener siempre potente e intacto el ejército de CiU', señaló Pujol.

Al 'nacionalismo identitario e integrador' que según Pujol representa CiU, el presidente de la Generalitat y de CDC contrapuso el 'españolismo excluyente', que ha recuperado un discurso imperialista y cuyo resurgir está impulsado por determinado 'mundo intelectual, mediático y político', tanto de la derecha como de la izquierda. 'Este discurso está hecho de prepotencia y soberbia, y se basa en un concepto de la España central. Un lenguaje muy duro que están recuperando, incluso hasta perder la compostura, para que gente como nosotros no exista o quede convertida en algo residual', añadió.

Las 'baterías' que apuntan contra Cataluña no sólo provienen de fuera. También desde algunos sectores internos se persigue, según Pujol, el desgaste de CiU. Por ejemplo, con el uso que el PP hace de su mayoría absoluta y su condición de bisagra en el Parlamento catalán. Asimismo, se refirió a la actitud pirómana de la oposición de los socialistas catalanes, a quienes acusó de 'tirar cerillas en bosques llenos de rama seca'. Pese a la retahíla de reproches al PP, Pujol se mantuvo firme en su defensa de una política 'negociadora'.