CiU nada a contracorriente en el Ebro
Crece la tensión en las comarcas tarraconenses del Ebro tras el voto convergente a favor del trasvase
Convergència i Unió (CiU) nada a contracorriente en el Ebro. El apoyo de los nacionalistas catalanes al Plan Hidrológico Nacional (PHN) el pasado jueves en el Congreso ha incrementado el clima de tensión existente en las comarcas del Ebro. Las plataformas ciudadanas surgidas en el sur de Tarragona han retomado las movilizaciones de denuncia del pacto CiU-PP para el trasvase de 1.050 hectómetros cúbicos anuales del Ebro, y han recrudecido el discurso contra Jordi Pujol y su Gobierno, al que acusan de vender el territorio y de haberlo traicionado. Una tesis que ha calado en algunos sectores de la propia Convergència.
CiU se muestra incapaz de trasladar a una población que tradicionalmente le ha sido fiel en las urnas las bondades del PHN y que aportarán, según gustan de repetir hasta la saciedad, además de un plan para la conservación del Delta, inversiones por más de 500.000 millones de pesetas. La tensión existente se materializó el pasado lunes cuando el consejero catalán de Medio Ambiente, Felip Puig, se vio obligado a suspender una reunión en Tortosa por falta de garantías de seguridad. Un grupo de 300 manifestantes le esperaba con los ánimos más que crispados.
Ante la incapacidad de hacer cuajar su discurso, CiU ha emprendido un largo vía crucis que el conseller en cap, Artur Mas, definió el pasado domingo: 'Si hace falta iremos puerta por puerta' [a explicar el pacto]. Los consejeros del Ejecutivo de Pujol, con una frecuencia insólita en otras épocas, han acudido a tropel desde el inicio del conflicto semana sí, semana también, a reunirse con diferentes representantes económicos o sociales de la zona.
Hasta el 17 de marzo, todos eran recibidos con insultos y alfombras de sal, en alusión al proceso de salinización al que dicen se condena al río con el trasvase. Pero la frecuencia era tal que los miembros de las plataformas no podían estar presentes en todos los eventos de los consejeros. 'Nosotros también trabajamos', argumentó entonces con ironía el portavoz de la organización antitrasvase Manolo Tomàs.
Para dar el brochazo final, Artur Mas se despachó el pasado domingo, después de que 15.000 personas se manifestaran contra el travase en Tortosa, con un 'quien más grita no es quien tiene razón', frase que fue tomada como una provocación por la plataforma.
Aunque la movilización se mantiene desde hace meses, la tensión ha subido en los últimos días varios grados. En las localidades del Ebro han aparecido octavillas firmadas por un Movimiento por el progreso de las Tierras del Ebro a favor del trasvase. No faltan anónimos apelando a la confrontación entre las dos localidades más importantes del área (Tortosa y Amposta); cartas amenazadoras recibidas por los regantes firmadas por el Movimiento Revolucionario de Defensa del Ebro; o pintadas en la vivienda del recién nombrado delegado de la Generalitat en las Tierras del Ebro, Francesc Sancho, ('ETA mata a Sancho', rezaba una de ellas).
El clima ha sido aprovechado por CiU para presentarse como la víctima de una actuación radical de las plataformas que, a su juicio, le impide expresarse y explicar por qué ha votado a favor de un PHN (que en un principio CiU había dicho que no suscribiría si no se rebaja el volumen de 1.050 hectómetros cúbicos de agua). Así, Sancho y Puig explicaban el lunes que el Gobierno catalán seguirá tratando de explicarse, y alertaban de la posibilidad de fractura social. Ambos atribuyeron a los socialistas de Pasqual Maragall un intento de instrumentalización de la plataforma y Sancho responsabilizó de las pintadas en su casa 'a aquellos que crispan el ambiente', llamándoles 'verdugos y traidores'. Por otro lado, convergentes de la zona cuestionan la campaña emprendida por el Ejecutivo de Pujol para explicar su sí al PHN, en unos momentos de tensión. Recomiendan que primero las aguas vuelvan a su cauce. No entienden que el Gobierno catalán se avenga tan fácilmente a ser el protagonista de las críticas cuando el PHN es idea del PP.
Los miembros de la plataforma, por su parte, consideran que los que crispan el ambiente son los convergentes y, según explicó Tomàs, la existencia de octavillas, pintadas y anónimos, 'forma parte de una estrategia orquestada' para presentarles como radicales y dividirles. 'Nunca hasta ahora había habido mayor cohesión social en la zona y eso se vio en la manifestación del domingo', afirmó.
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