El infierno de la letargia sin regreso
- Dos caras. La tripanosiomiasis -causada por protozoos de género Trypanosoma- son dos: la enfermedad del sueño, extendida en África, y la de Chagas, en Iberoamérica. La enfermedad del sueño, transmitida por la mosca tsé-tsé, amenaza a unos 60 millones de personas, sobre todo habitantes de zonas fluviales de 36 países, entre ellos 22 de los más pobres. En África central y occidental, el tripanosoma gambiense desencadena una dolencia crónica y que sólo alcanza la fase más grave al cabo de años. En cambio, en África meridional y del este el tripanosoma rhodesiense provoca una enfermedad muy agresiva. El parásito aparece en la sangre entre 8 y 10 días después de la infección. La letargia invade al enfermo. Los tripanosomas llegan a invadir el sistema nervioso central. La fiebre y el dolor son intensos.
- Enfermedad oculta. Puede haber unas 500.000 personas contagiadas. Sólo un 7% de ellas tienen acceso a diagnóstico y tratamiento, y únicamente se conoce un 10% de los nuevos casos. Las estadísticas son difíciles por lo aislado de las zonas más afectadas.
Se han salvado in extremis dos medicamentos para la primera fase de la enfermedad: Bayer ha llegado este año al acuerdo con la OMS y MSF para seguir fabricando la Suramina sódica, con donación por cinco años y el compromiso de ir luego a precios asequibles; también Aventis ha acordado con las mismas instituciones una donación por cinco años de la Pentamidina.
La segunda fase de la enfermedad está más desprotegida. El Melarsoprol causa en el 10% de los pacientes una encefalopatía que resulta letal en la mitad de los casos.
- La esperanza. Hay dos fármacos prometedores. El Nfurtimox, barato, se emplea en la enfermedad de Chagas, y Bayer va a donarlo por cinco años. Más compleja es la historia de la Eflornitina (DFMO): puede valer para la segunda fase, pero tiene que administrarse en siete días en un hospital y vale casi 40.000 pesetas. Para colmo, la producción fue abandonada en 1995 por el laboratorio HHR (hoy Aventis) por poco rentable. En 2000, Aventis distribuyó las últimas 10.000 ampollas, tras haber cedido la patente a la OMS. Esta organización y MSF están dispuestas a garantizar la compra de un pedido significativo que suponga el comienzo de una nueva producción.
