Alarma entre los vicerrectores

Marimón reiteró al presentar el programa Ramón y Cajal que 'si hacemos oferta de contratos es que habrá puestos de trabajo permanentes'. Marimón habló claro: 'El objetivo es crear una carrera investigadora estable y competitiva'; 'La intención es que si se hacen bien estos contratos se convierten en puestos de trabajo, en las áreas en que se solicitan'; 'No se trata de garantizar nada a nadie, esto es una carrera competitiva. Pero es importante que si la persona sigue bien su carrera investigadora esta persona tenga una oportunidad como se merece en un puesto fijo en un centro de investigación'. 'Esto es ofrecer estabilidad'.

Pero la contundencia de Marimón tuvo un efecto secundario: alarmar a las mismas personas con quienes llevaba meses negociando el programa. Tanto a los vicerrectores de las universidades como a varias comunidades autónomas les pilló por sorpresa tener que preparar en unos días un plan de creación de empleo a largo plazo. 'La primera vez que oí hablar de lo de crear plazas a siete años vista fue en el periódico', afirma el vicerrector de investigación de la Universidad de Barcelona, Marius Rubiralta, muy implicado en el diseño del programa con el ministerio.

Sin embargo, lo más importante para las universidades es ahora 'no desaprovechar' una oportunidad y tratar de conseguir el mayor número de investigadores contratados, lo que ya de por sí requiere una ardua negociación de cada uno de ellos con su comunidad autónoma: los contratos son co-financiados por estas administraciones, que quieren saber qué pagan. Así que lo de planificar a largo plazo los puestos de trabajo es 'como para nota' y les pilla demasiado lejos. 'Lo de la estabilidad, por supuesto que es una preocupación', dice Rubiralta, pero hay otras más inmediatas. La primera, entender cómo funciona un programa muy complicado que ha generado multitud de dudas entre quienes deben ponerlo en marcha. Y quedan sólo ocho días de plazo para acogerse al plan.