La banca mexicana se acostumbra al mercado
El dominio del capital español impulsa la profesionalización en un sistema con excesivo intervencionismo del Estado y férreas restricciones al crédito
La banca comercial mexicana, dominada por el capital español, representa más del 80% del negocio financiero, pero es todavía muy poco eficiente y compite con Haití en el promedio de créditos al sector privado como porcentaje del PIB. Los banqueros supervivientes, que durante los años negros de la corrupción albergaron entre sus filas a atracadores disfrazados de profesionales, superaron el trance de hace seis años y se consolidan poco a poco a costa del contribuyente, la inversión extranjera y las alianzas estratégicas. La Administración de Vicente Fox, que propuso al Congreso la posibilidad de abrir sucursales de bancos extranjeros en México, acomete los últimos tramos de unas reformas encaminadas a conseguir que el sistema financiero disponga de seguridad jurídica y del músculo necesario para constituirse en uno de los resortes del crecimiento económico.
Mientras tanto, sólo tres bancos nacionales aguantan los envites de la inversión exterior y el resto han sido copados, absorbidos o gestionados por el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) -que alcanzó el primer lugar en la clasificación mexicana de instituciones de crédito-, el Banco Santander Central Hispano (BSCH) y otros importantes bancos foráneos. El año pasado, el BBVA se fusionó con el segundo mayor banco de México, Bancomer, y su competidor, el BSCH, adquirió Serfín, la tercera mayor institución financiera de México. La banca extranjera contribuyó a la consolidación del sistema financiero con tecnología, capital y mayor transparencia y eficacia en los métodos de trabajo.
Bien escaso
La evolución general mejora y existen señales de que paulatinamente, presionados desde diversos flancos, los bancos levantan sus férreas restricciones al crédito y cautelosamente asumen un mayor riesgo. Pero sus propietarios y directivos reclaman lo suyo, y en la 64ª Conferencia de Banqueros de México pidieron al Gobierno modificar las reglas del juego evitando el costo, la cantidad y complejidad de las regulaciones, la discrecionalidad y promoviendo la certeza jurídica y el pleno estado de derecho para vigorizar la concesión de financiación. O poco o demasiado, piensan algunos expertos, porque hace 10 años muchos bancos funcionaban sin apenas controles.
Los préstamos, de todas maneras, siguen siendo un bien escaso por la correlación riesgo-país -que no ha disminuido-, los elevados tipos de interés y las cautelas aplicadas por los prestamistas y los prestatarios para no entrar en morosidad o poder recuperar las garantías. Cerca del 70% de las pequeñas y medianas empresas no puede acceder al crédito. Los préstamos personales son casi inasequibles, con tasas de interés acercándose al 20%, por lo que el ahorro de años es para millones la única vía para comprar una casa, un automóvil o abrir un negocio.
El problema es que el salario mínimo es de 40 pesos (4,25 dólares) al día, y más del 40% de los 100 millones de mexicanos, según datos oficiales, vive en la pobreza. Pese a todo, de acuerdo con las estadísticas disponibles, los préstamos a consumidores crecieron cerca del 20% en 2000, y los nuevos créditos a empresas, un 7% en términos reales, muy lejos de los índices requeridos por la economía nacional. Los tipos de interés, en estos momentos entre el 16% y el 17%, pueden caer hasta el 12% si se aprueba la reforma fiscal propuesta por el Gobierno al Congreso, según cálculos privados. El déficit fiscal ronda el 4% del PIB. 'Si la reforma fiscal no pasa, vamos a tener problemas todos y no podrán bajar las tasas. No habrá demanda de crédito, que es la sangre de los bancos', declaró el español Vitalino Nafría, consejero delegado y director general del Grupo Financiero BBVA-Bancomer.
La diversificación de los ingresos, hasta ahora excesivamente atados al crédito, la liquidez y el acceso a las fuentes de financiación, a la baja en los últimos siete años, son males que aquejan al sistema bancario de la segunda economía de América Latina, cuya debilidad acusa el sistema productivo en su conjunto. Los retos por delante son ingentes; entre ellos, la redacción de balances contables homologables; esto es, la integración en los esquemas de supervisión vigentes en el concierto mundial.
Futuras fusiones
Las diferencias con otros países más desarrollados son todavía sustantivas en varios aspectos y es previsible que en pocos años los 11 principales bancos mexicanos forjen fusiones o integraciones, quedando únicamente cinco, que concentrarán el 82% del mercado. El BBVA-Bancomer y Banamex ya concentran casi el 50%. 'No debemos olvidar, sin embargo, que hay voces opositoras a todo este fenómeno de globalización', opinó Luis Niño de Rivera, representante en México del Dresdner Bank.
Otros contrastes son asimismo destacables. Los depósitos captados por la banca española representan cerca del 70% del PIB, en tanto que en México no llegan al 20%. Eduardo Mestre, vicepresidente de la banca de inversión Salomon Smith Barney, calcula que los bancos nacionales necesitarán más 14.000 millones de dólares de aquí a 2005 para llegar a los estándares internacionales. De conseguirse esa meta y crecer la economía un promedio de cinco puntos, el índice de concesión de créditos aumentaría en torno al 15%. Pero los banqueros mexicanos conocen que sólo los grandes inversores extranjeros cuentan con fondos suficientes para aportar el grueso de esa cantidad, y por ello abogan por un cuadro legal que no reduzca su función a meros administradores de agencias de los bancos extranjeros.
La banca, según sostienen otros directivos del sector, está 'casi' capitalizada y las ganancias que antes se dedicaron a sufragar las pérdidas de la crisis del bienio 1994-1995 podrán dedicarse a proyectos productivos. Ahora bien, agregan, la recuperación viene obstaculizada por la todavía excesiva presencia del Estado, con bancos comerciales o de desarrollo, aseguradoras, casas de Bolsa, administradoras de pensiones, fideicomisos, institutos y patronatos que de una u otra forma captan y prestan importantes recursos financieros. Esa presencia la explica la crisis de 1995, cuando el sistema estuvo a punto de irse a pique abatido por decisiones gubernamentales equivocadas y la impericia o corrupción en las instituciones de crédito.
Protección al ahorro
México registra uno de los más altos listones de protección al ahorro bancario del mundo como consecuencia de las crisis anteriores. Responde, más que a razones de riesgo, a motivaciones políticas. El pasado año, de todas formas, se aprobó una ley para acelerar el proceso de bancarrota, que antes se retrasaba años, hasta la recuperación de las garantías, las casas o automóviles de los morosos. La banca mexicana, según sus portavoces, presenta hoy índices de capitalización saludables, del 13%, y provisiones de más del 12%, y en ese avance, el capital extranjero ha desempeñado un papel importante, ya que sólo entre 1999 y 2000 aportó más de 7.000 millones de dólares. La participación del capital extranjero en el sistema financiero de México alcanzó en diciembre pasado cerca del 45%. Queda por vender Bancrecer, la fusión del Atlántico con Bital, y la liquidación de los bancos intervenidos.
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