_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La gran guerra del Consell

El Parlamento autonómico tenía la apariencia de una corrala para el entremés y el paso, para el tapeo y el chisme. Allí, los representantes se daban cita para montarse el despiporre de la noche. A las cuatro, en las Cortes, y luego a lo que salga, le decía la oposición a la patulea popular. Hasta que José Joaquín Ripoll le ha echado un vistazo al vademécum de Alicante, y ha dejado caer sobre la mesa de los portavoces el papelón de los debates pendientes. El PP ha decidido mojarse, que para eso y para los desfiles guarda en la fresquera la tajada más sustanciosa del censo electoral. Y lo que te rondaré, que no hay más que ver cómo está el paño. Y el censo aunque se aburre lo suyo, y hasta parece que incomoda, salvo cuando lo invitan a visitar las urnas y a colarle el voto, una vez cada tantos años -toda su participación democrática-, agradece el hecho de que sus diputados se tomen las asuntos en serio, sin necesidad de floreos ni filigranas.

Pues mire usted bien lo que le digo, eso de revisar el modelo de la televisión pública es todo un detalle por parte de sus propietarios. O si no, fíjese usted en lo de meter en cintura a todos los funcionarios de la Administración autonómica, que hay que tener las cosas bien puestas, para soportar luego, en casa de uno, las caras largas de los parientes afectados y de los compañeros del colegio o de la navegación a vela; que cómo está de intríngulis.

Pero decididamente, el PP se va de cabeza a la gran guerra de los 'temas de calado'. Quiere presentarse a los próximos comicios, con el cuaderno de los deberes al día, muy aseado y sin un lamparón. A Vicente Rambla le han dado el papel de protagonista audaz. El explicará la postura de la Generalitat, en lo que concierne al modelo de la financiación autonómica. El reto ha pillado a los grupos de la oposición muy bien dispuestos, aunque reclaman que sea el propio presidente Zaplana quien comparezca en el pleno de las Cortes Valencianas, para desvelar lo que 'ya conoce toda España y parte del extranjero', en palabras atinadas, aunque topiqueras, de Joan Antoni Oltra, portavoz de EU. Los grupos de la oposición no quieren verse implicados, y aun menos salpicados, por las actuaciones del partido en el poder, hasta el presente. Zaplana no debe escurrir el bulto, y menos después de sentar doctrina en la convención de Alicante.

Pero Zaplana no escurre el bulto: vive ahora la secreta pasión del ideólogo y escruta su aún incierto porvenir. O bien recibe la medalla de oro de los empresarios, en Castellón, a los que calificó de elementos del desarrollo económico y los colocó a la altura de la Administración que preside. Y es que los obreros, los docentes y tantos otros sectores de la producción y de los servicios, no le imponen ni un modesto detente. Entonces, ¿qué pretenden que haga, el hombre?, ¿que los alabe también, gratuitamente? Un poco de contricción no les haría daño. Porque merecimientos así, tan relevantes, hay que ganárselos a pulso.

En el escenario de esta gran guerra y poniéndole énfasis a la ofensiva del PP, la segunda jornada, corrió a cargo de Marcela Miró. Su original interpretación, en un 25 de abril de oropeles y paradojas, desconcertó a los parlamentarios socialistas y de EU, que en ningún momento pescaron las sutilezas artísticas de su presidenta. Marcela Miró, caracterizada magistralmente de correa de transmisión del ejecutivo, y con una didáctica muy ensayada, recriminó a los opositores el tonelaje y la banalidad de sus iniciativas, y les exhortó a 'incidir con mayor insistencia en el futuro en trabajos de estrategia y de prospectiva', es decir, en los 'temas de calado', enunciados por el vicepresidente Ripoll.

Si lo que se ignora es sólo lo seguro, si lo futuro aún no se vive, si lo que está presente ya no está, según Gabriel Bocángel, la sentencia de la semana es de Zaplana: el Consell y los empresarios 'se han potenciado recíprocamente'. Y eso sí que va a misa.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_