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Columna
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Política en red

El incremento de la actividad visible y de la distribución de papeles son las dos características principales de la política valenciana en los últimos tiempos. Y, para empezar, hay que reconocer que son dos rasgos nada despreciables, inteligentes y propios de una política desarrollada. Se puede entender como un modelo en red, distribuido, compartido, en forma de telaraña o simplemente al estilo de Internet. El proyecto es interesante y merece la pena observarlo de cerca, aunque sin duda tiene también sus puntos débiles.

Hace pocos meses, el propio Zaplana dijo que iniciaba una nueva época. Primero llegó la convención ideológica que destacó a un grupo de jóvenes políticos, luego vinieron los resúmenes más o menos abstractos de su coordinador y del mismo Zaplana, que ahora justifican la apertura de varios debates importantes en las Cortes. Los debates los anuncia un vicepresidente, y los quiere comenzar el consejero de Economía y Hacienda sobre financiación autonómica. Mientras tanto se normalizan las parejas de hecho, que fomenta el protagonismo de otro consejero, una decisión de amplia repercusión política en toda España. Ahora es la delegada del Gobierno la que firma la regularización de un conjunto importante de inmigrantes, otro hecho político con un gran impacto sobre las actitudes sociales, la economía y la vitalidad de la sociedad valenciana. Hay más, pero no es necesario seguir enumerando. El presidente Zaplana no intervino en casi ninguna de las polémicas que se produjeron alrededor de estas decisiones políticas.

Actividad y distribución de papeles, una política en red. Las ventajas son evidentes, porque se amplifica la imagen del gobierno dentro y fuera de la Comunidad Valenciana, es más fácil defenderse de los ataques de cualquier oposición y, en su momento, resulta más simple sustituir a una persona por otra en el control de la red, sin dejar de estar presente en ella. Pero también tiene algunas desventajas.

Para empezar se hacen muy visibles quiénes quedan dentro y quiénes están fuera de la red, quiénes tienen solamente un buzón de correo, una página personal, un sitio o son un portal completo dentro de la telaraña. Los cambios y los nombramientos se producen muy rápidamente, como pronto veremos, para evitar reacciones o la formación de redes internas.

El vértigo que produce la distribución de papeles es otro riesgo. Por ejemplo, se encomienda la tramitación de los papeles de veinte o treinta mil inmigrantes a una serie de ONG. La propia delegada del Gobierno reconoce su capacidad de maniobra al pedirles públicamente que eviten cualquier tipo de efecto llamada. Demasiada responsabilidad privatizada. ¿Cuáles son esas organizaciones? ¿Por qué unas y no otras? ¿Existe algún tipo de responsabilidad y supervisión en sus actuaciones? Alguien tendrá que hacerse estas preguntas y algunas otras semejantes, porque nada es casual en la distribución de papeles.

Bienvenida sea la política en red, porque responde mejor a los tiempos actuales y facilita la participación de más gente en las tareas de gobierno. Pero también es cierto que se contagian con mayor facilidad de virus informáticos y otros defectos de la red. ¿Ya está preparado el antivirus?

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