Manzano rima con Vaticano
Me cuentan que el Gobierno enviará al famoso alcalde de Madrid, Álvarez del Manzano, de embajador en el Vaticano. Un gran acierto. El problema de la sustitución en la alcaldía se plantea entre dos mujeres, puesto que ya se ha decidido (sigo en la noticia-rumor) que lleve la vara -símbolo fálico del poder, como el báculo de Pedro- una mujer por primera vez en esta antigua ciudad machista: una es Tardón; otra, Mercedes de la Merced: enérgicas, activas, impregnadas de la gran derecha del PP.
El Libro de estilo dice que un rumor no es una noticia; aclaro: es un rumor que me dan como noticia. Todas las noticias son rumores, y cada una contiene un porcentaje alto de falsedades -Defensor del Lector, ayer-. Estoy hecho de esa desconfianza, aunque conozco la voluntad de los informadores de comprobar, aclarar, limpiar y dar esplendor a lo que publican. Lo que me ha hecho inseguro es el creciente alejamiento de lo que se publica (peor cuando se fotografía, se graba o se rueda) de la realidad.
Desconfío sobre todo de la realidad. No creo que exista, y menos el realismo, si son distintos de lo políticamente correcto, que crece de manera asombrosa, y a lo que me refiero con la metáfora del rinoceronte de la comedia de Ionesco, y la frase de Larra: lo que no se debe decir no se puede decir. Quien me da la noticia me asegura que no es un rumor; no tengo ninguna necesidad de creerle. Si está inventado, no es por los enemigos del alcalde (el pueblo de Madrid), porque estas salidas hacia arriba no las desean los enemigos.
Es un puesto importante, porque podría convertir al catolicismo al Papa y al más alto clero, que ahora dan bandazos raros. Este catolicón puede ser allí útil. Lo que me asusta son las sucesoras. Me acuerdo de Federica Montseny, creadora del anarquismo republicano de la guerra civil, teórica de la Revista Blanca, quien aseguraba que hay mujeres malas. El anarquismo no era feminista porque entendía, como yo, que la igualdad sólo depende de una lucha conjunta y una reforma de la sociedad. Me da igual que Madrid tenga alcaldesa o alcalde, pero la corrección política del PP le podría inclinar a una de estas criaturas, o a otra homologable. Sobre esto se pueden montar muchos rumores maravillosos.
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