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Un observador por cada 153 votantes

Yolanda Monge

Las elecciones legislativas de hoy en la pequeña República de Montenegro pasarán a la historia no sólo por poner en cuestión la supervivencia de la Federación de Yugoslavia, sino por ser unas de las más vigiladas en la historia de los Balcanes. Se juegan mucho los más de 440.000 montenegrinos que a partir de las ocho de la mañana podrán acudir a votar a sus colegios electorales hasta las nueve de la noche.

Compiten 16 listas para los 77 escaños de que se compone el Parlamento. Pero las candidaturas de relevancia son dos: la coalición independentista del presidente montenegrino, Milo Djukanovic, Victoria para Montenegro, y el bloque panyugoslavo Juntos por Yugoslavia, que clama por la supervivencia de la federación.

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Si como prevén todos los sondeos, el grupo de Djukanovic se alza con la victoria, quedará abierta la puerta para la convocatoria de un referéndum (podría ser el 13 de julio, día de la fiesta nacional) en el que los ciudadanos de Montenegro decidirían sobre la independencia. Ante asunto de tal envergadura, un número sin precedentes de observadores se ha desplegado en el país para controlar los comicios y vigilar los posibles fraudes.

Tomar precauciones

'Podrá darse incluso el caso de que veamos más observadores que votantes en algunos colegios electorales', aseguró Janko Vujosevic, un monitor local. En total, 3.014 observadores procedentes de diversos grupos independientes, incluida la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) vigilarán de cerca los comicios.

Entre los diversos controles que se llevarán a cabo está el de rociar con un spray transparente el dedo de los votantes, marca que sólo podrá verse a través de un escáner de rayos ultravioleta, para evitar que nadie caiga en la tentación de votar dos veces. Y por primera vez las urnas serán transparentes.

En opinión de Srdan Darmanovic, director del Centro para la Democracia y los Derechos Humanos -grupo que ha elaborado los sondeos de opinión y por eso ha decidido quedar fuera del control electoral-, no existe posibilidad alguna de fraude. 'Obviamente no somos un país escandinavo, y siempre tenemos que tomar más preocupaciones, pero tras ver la experiencia de las elecciones presidenciales estadounidenses no creo que nadie se atreva a calificarnos de subdesarrollados'.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.
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