La Maquinista Valenciana vende a Filipinas 120 faros solares por 2.600 millones

La intención de los responsables de esta empresa es 'estar presente en todos los países de fachada marítima'.

La empresa, que registró el año pasado una facturación superior a los 500 millones de pesetas, firmó el contrato comercial de señalización marítima hace dos años. Sin embargo, la ejecución del mismo acaba de comenzar debido al prolongado proceso de financiación y de trámites internacionales. El acuerdo, por valor de 2.600 millones de pesetas, se financiará con un crédito mixto: un 50% a cargo de un crédito FAD y el resto con un préstamo a la exportación visado por la OCDE y ofrecido por Bancaixa. 'Hasta que las negociaciones de ambos convenios entre las Administraciones filipina y española no han concluido, el contrato de La Maquinista con el Ministerio de Transportes filipino no podía considerarse válido', explicó la portavoz de la compañía y directora comercial, Pilar Haro.

Los trámites se han dilatado todavía más por los recientes cambios políticos en Filipinas, concretamente dos cambios de Gobierno (de Fidel Ramos a Joseph Estrada en julio de 1998, la dimisión de este último en enero de este año y el nombramiento de la nueva presidenta del país, Gloria Macapagal).

La Maquinista Valenciana suministrará en los próximos 18 meses 120 faros giratorios, alimentados por energía solar, de hasta 25 metros de altura y 22 millas naúticas de alcance luminoso, capaces de soportar un seísmo de grado 9 en la escala de intensidad sísmica (MSK) y velocidades de viento de hasta 260 kilómetros por hora.

La empresa exporta a Asia, África, América y Europa. En 1992, concretamente, suscribió uno de los mayores contratos de señalización, por un valor total de 16 millones de dólares, que concluyó en 1995. En Angola también se ha adjudicado tres contratos parecidos, uno de ellos financiado por el Banco Mundial. Asimismo, desde el año 2000 han ganado licitaciones en Turquía para el suministro de 70 balizas solarizadas.

Historia centenaria

La compañía se creó a finales del siglo XIX y hasta 1914 no se especializó en el sector de la señalización marítima. Ahora se dedica al diseño, fabricación y servicio postventa de ayudas visuales a la navegación marítima y fluvial. También se encargan del entrenamiento del personal a cargo de estas instalaciones.

A finales de la década los setenta la compañía inició su apertura al exterior y en 1982 se convirtió en miembro de la Asociación Internacional de Señalización Marítima (AISM-IALA). La firma valenciana emplea en la actualidad a 25 trabajadores entre ingenieros, comerciales y administrativos y unos 200 indirectos. La señalización marítima es un mercado muy especializado y reducido, en el que dominan un reducido número de compañías.