Sartori y la sociedad plural
Dice el célebre profesor Sartori, en la entrevista publicada en EL PAÍS el pasado domingo 8 de abril que '... mucho político debería tener más en cuenta la ética de la responsabilidad frente a la fácil ética de los principios'. Yo creo que cierta ética de la responsabilidad también concierne a los intelectuales y es conveniente que, en determinados casos, ésta predomine sobre lo que, por seguir con la analogía, yo llamaría fácil práctica de la heterodoxia intelectual.
La especulación con conceptos tales como compatibilidad cultural o integrabilidad étnica puede tener quizá su espacio en cierto ámbito académico. Pero estas categorías no pueden ser plataforma para lanzar a los cuatro vientos juicios de valor acerca de la cultura islámica y generalizaciones negativas sobre los individuos pertenecientes a la misma. Las afirmaciones que en esta línea vierte Sartori en la entrevista, además de rigurosamente arbitrarias, le hacen muy flaco favor a la sociedad plural que él mismo preconiza y percibe amenazada desde lo ajeno y en la que actualmente, junto a fundamentos y actitudes de tolerancia, cohabitan diversos materiales superconductores de rechazo irracional y virulento hacia lo culturalmente diferente de 'lo propio'.
Es inevitable que el camino hacia la 'sociedad buena' se encuentre jalonado de incoherencias y tropiezos bienintencionados, y es dominio de las mentes más lúcidas su identificación y denuncia pública. Pero los intelectuales nunca deben proporcionar argumentos -y Sartori lo hace- a aquellos que anhelan tierra firme ideológica para exacerbar sus impulsos más reaccionarios. La historia ha ilustrado sobradamente cómo el producto intelectual, en determinadas circunstancias, puede fácilmente pervertirse en pretexto para el horror. Lo que la 'sociedad abierta' reclama hoy a todas sus luces para convertirse en sociedad mejor es otra cosa.-
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