Morir de sueño
En su edición andaluza del 28 de marzo, EL PAÍS publicó una columna firmada por Luis Manuel Ruiz en la que se encuentra lo siguiente: 'En alguna página de alguno de los volúmenes de sus caudalosas obras completas, Ortega y Gasset afirmaba, de pasada, que Max Weber se había muerto de no poder dormir. Desde entonces, muchas veces he indagado biografías de Weber intentando corroborar el dato y no he podido hacerlo'. No me extraña que la búsqueda del articulista haya sido infructuosa porque lo que Ortega dijo, en la primera lección de su curso El hombre y la gente, y en el contexto de una contraposición terminológica entre ensimismamiento y alteración, fue, con omisiones, lo siguiente: 'La enorme capacidad de somnolencia que manifiesta el animal... y el insomnio creciente del hombre civilizado, la casi permanente vigilia -a veces terrible, indominable- que aqueja a los hombres de intensa vida interior. No hace muchos años, mi grande amigo Scheler -una de las mentes más fértiles de nuestro tiempo, que vivía en incesante irradiación de ideas-, se murió de no poder dormir'. Es decir, que Ortega se refería al filósofo alemán Max Scheler, muerto en 1928, y no al sociólogo Max Weber, que falleció en 1920.