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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Partido grande en El Madrigal

El Barça y el Villarreal empatan en un choque vibrante hasta el último minuto

En un partido sublime, de otro tiempo, lleno de goles, de emociones, de enormes pifias y de grandes aciertos, el Villarreal y el Barça ofrecieron un espectáculo extraordinario. Empataron a cuatro como pudieron haber empatado a 10. El Villarreal gobernó el encuentro por ganas, por criterio y por atrevimiento. Hasta el último suspiro, en el que marcó Kluivert. El Barça reaccionó con carácter y recursos. Nadie como Guardiola representó la grandeza del partido. Genial en ataque, desastroso en defensa, Guardiola marcó el destino de su equipo en El Madrigal: perdió dos balones fáciles a manos de Víctor que el pequeño delantero convirtió en sendos goles; pero inventó tres magníficos pases de gol, dos a Kluivert y otro a Rivaldo. ¿Quién es capaz de eso en un mismo encuentro? El Barça empezó fatal, pero se sobrepuso a su mal arranque y a la falta de puntería de sus delanteros, que fallaron por doquier: Rivaldo incluso envió un penalti al palo al borde de descanso. A la resurrección azulgrana contribuyó sin duda el portugués Simao, que salió en la segunda parte y desde entonces su equipo siempre supo por dónde colarse. En el Villarreal sobresalieron Víctor y Jorge López, dos futbolistas de talento que exhibieron un sinfín de habilidades ante la noble y permisiva defensa azulgrana.

VILLARREAL 4| BARCELONA 4

Villarreal: López Vallejo; Xavi Roca, Quique Álvarez, Medina, Arruabarrena; Jorge López, Xabi Gracia, Amor, Calleja (Tasevski, m. 55); Víctor (Craioveanu, m. 88) y Palermo (Moisés, m. 84). Barcelona: Reina; Gabri (Puyol, m. 45), Reiziger, Frank de Boer, Sergi (Simao, m. 45); Luis Enrique, Cocu, Guardiola, Overmars (De la Peña, m. 71); Rivaldo, Kluivert. Goles: 1-0. M. 10. Víctor, de tiro raso y cruzado. 2-0. M. 17. Pared entre Jorge López y Víctor, que llega a la línea de fondo y su centro atrás lo introduce en la portería Calleja de un zurdazo. 3-0. M. 19. Guardiola pierde el balón sin oposición y Víctor dispara desde unos 30 metros y marca. 3-1. M. 37. Kluivert remata de cabeza un córner botado por Guardiola. 3-2. M. 53. Simao penetra por la derecha y su centro atrás lo remata Kluivert. 3-3. M. 60. Guardiola pasa a Rivaldo, que controla con el pecho y marca de disparo picado. 4-3. M. 66. Jorge López marca de cerca tras un disparo al palo de Palermo. 4-4. M. 92. Pase de Guardiola a Kluivert, que bate a López Vallejo. Árbitro: Iturralde González. Amonestó a Tasevski, Quique Álvarez, Arruabarrena, Guardiola y Víctor. 17.000 espectadores en El Madrigal.

El Barça entró en el choque de sopetón. Se llevó una sorpresa. No tenía enfrente a un rival cicatero con 11 hombres atrás (caso del Liverpool), sino un conjunto alegre y generoso que le atacó desde el principio. Y que le hizo añicos en 20 minutos. El Villarreal destrozó al Barça a la manera azulgrana: por los extremos, donde Calleja y Jorge López, uno por cada lado, pasaron como aviones. Víctor fue una pesadilla para la defensa azulgrana, que no sabía cómo detener a ese molesto piojo. El único que faltó a la fiesta amarilla fue Palermo, muy impreciso en el toque. Víctor Muñoz ha conseguido que un equipo pequeño juegue como un grande, con la defensa adelantada y con los extremos abiertos, para alegría de la hinchada.

El tercer gol del Villarreal resultó una metáfora de los primeros 20 minutos. La empanada de Guardiola y la frescura de Víctor, que inventó un gol de pañuelos: vio adelantado a Reina y así, de primeras, clavó el balón por encima del meta azulgrana. Plomo soltaban las botas de algunos jugadores del Barça. Las de Sergi, por ejemplo, siempre tan rápido y ayer tan patoso. Con dos centrales más bien canijos (Medina y Quique Álvarez), el Villarreal sufrió muchísimo en el juego aéreo, donde el Barça mostró la incuestionable superioridad de Rivaldo y Kluivert.

Tras la reanudación, Serra Ferrer prescindió de sus dos laterales (Gabri y Sergi), dispuso una defensa de tres y, sobre todo, de un extremo de verdad: Simao. El Barça llegó en oleadas y Víctor Muñoz decidió cubrirse con otro central: Tasevski. A partir de la electricidad de Simao, empezó a funcionar el conjunto azulgrana, que sabía dónde tenía la salida. Ni siquiera con tres centrales pudo la zaga local con la envergadura azulgrana, que por fin encontró a Rivaldo para empatar. Transcurrida una hora del choque, había seis goles en el zurrón. ¿Fin de la fiesta? Ni mucho menos. Víctor le robó la cartera a Guardiola y fabricó el gol de Jorge López. El partido, tan loco y hermoso, provocó que Serra Ferrer se acordara de Iván de la Peña, que llevaba una eternidad sin pisar el césped. Tiempo insuficiente para olvidar esos pases tan creativos. Probó ayer un par de ellos. Compitió en el pase con Guardiola y entre ambos surtieron en abundancia a sus desacertados delanteros. Después de siete goles y 90 minutos, el corazón en un puño. Muerto el Villarreal, volcado el Barça, el público tiritando. Hasta el último instante. Cuando Guardiola, quién si no, lanzó con un globo a Kluivert en carrera y el holandés sólo hubo de levantar el cuero por encima de López Vallejo, que se quedó a media salida. Guardiola entonces se tiró a tierra, abatido y exhausto, qué tarde había vivido: terrible y maravillosa a la vez. Es el fútbol.

Rivaldo intenta avanzar entre Gracia y Quique Álvarez.
Rivaldo intenta avanzar entre Gracia y Quique Álvarez.ÁNGEL SÁNCHEZ

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