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La dimisión del gerente acentúa la confusa gestión de Castelló Cultural

María Fabra

La confusión en el 'cajón de sastre' en que se ha convertido el Proyecto Cultural de Castellón se ha incrementado con la dimisión de Jesús Palos, gerente de Castelló Cultural, la sociedad que lo gestiona. Esta sociedad se creó para la construcción y gestión de los espacios incluidos en el proyecto y, en teoría, hacer partícipes a distintos representantes de la sociedad castellonense de esta 'idea', que fue equiparada a Terra Mítica y a la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

La rehabilitación del teatro Principal -hasta entonces privado y casi en ruina-, la construcción del Espai d'Art Contemporani (EACC) -para la atracción de un arte que prácticamente no tenía cabida-, del Museu de Belles Arts -para aglutinar un sinfín de piezas dispersas-, la creación de un auditorio y palacio de congresos -proyectado desde hacía años- y un palacio de congresos para Peñíscola -como única obra fuera de la capital-, constituían la 'idea'.

Castellón, la menor de las tres provincias de la Comunidad, había de ver, así, recompensado el tan cacareado desequilibrio inversor, también en espacios lúdico-culturales. Para una capital como la de La Plana, de apenas 150.000 habitantes, y de escaso peso turístico, los proyectos, en papel, resultaban suculentos. Las obras, según se han ido ejecutando, no desmerecen. Sin embargo, todo lo relativo a la gestión deja bastante que desear.

El Teatro Principal ya nació con polémica, tanto por el inicio de la rehabilitación como por el precio de la compra. El cartel para su inauguración se cambió tres veces y, actualmente, cuenta con un gerente pero no existe un director artístico. La contratación corre a cuenta de la sociedad pública para unas plazas no fiscalizadas. Un consorcio -cuya composición con amplia representación social fue publicada hace casi un año en el Diari Oficial de la Generalitat- debía ser el ente gestor. Sin embargo, ni se ha constituido ni se ha reunido. El Teatro Principal, según dijo el consejero de Cultura, Manuel Tarancón, debía tener 'cierta autonomía' y disponer, además, de los espectáculos programados por Teatres de la Generalitat. La realidad es que las distintas instituciones (Ayuntamiento, Diputación y Generalitat) disponen sin mucho criterio.

El EACC también se abrió con polémica, después de que la junta electoral prohibiera su inauguración por programarla en tiempo de campaña. Desde entonces, y con un equipo en marcha desde el primer día, ha funcionado correctamente pese a que para ello haya encontrado obstáculos dentro de la propia sociedad Castelló Cultural.

La construcción del Museu de les Belles Arts superó con creces el presupuesto de licitación. El edificio bien valía un esfuerzo. Ahora, su director es el del antiguo museo provincial pero nada se sabe de cómo se realizará la gestión ni de la política de contratación. Eso sí, la programación, 2002 incluido, para la sala de exposiciones temporales ya ha sido aprobada.

El próximo gerente se encontrará con que ha de solventar todos los 'vicios' adquiridos y, sobre todo, la 'pugna' de tres instituciones, unas por la propiedad del suelo, otras por la cesión del mismo y, la Generalitat, por ser titular de las obras. Pese a todo, los espacios 'funcionan'. No en vano, el número de visitantes y espectadores así lo demuestra.

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