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Entrevista:Salvador Moncada | Biomédico | CIENCIA

'Es necesario formar y retener a los investigadores'

Salvador Moncada ha rozado dos veces el Nobel por sus investigaciones biomédicas. Director de investigación del Instituto Wolfson, en Londres, está montando un Instituto de Investigación Cardiovascular en España'Hoy no hay posibilidad de investigar ningún área de la medicina si no se estudia el gen'

Nacido en Tegucigalpa, Honduras, el 3 de diciembre de 1944, Salvador Moncada es el segundo autor más citado -30.081 citas- en ciencias biomédicas en el decenio 1990-1999. Un verdadero número uno mundial que ha sido invitado a dirigir en España la investigación en el área cardiovascular.

Pregunta. ¿Trabajó de médico o siempre pensó en la investigación?

Respuesta. Terminé el doctorado en 1970 y fui médico en servicio social. Entonces se dio la guerra entre El Salvador y Honduras y yo era hondureño viviendo en El Salvador, así que tuve problemas. Además, era un estudiante políticamente activo, así que me detuvieron y me sacaron violentamente de allí.

P. ¿Fue bien recibido en Honduras?

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R. Sí, regresaba y era un hondureño maltratado. La guerra no era la guerra del fútbol, como se ha dicho, sino económica, originada por las desigualdades creadas por el mercado común centroamericano. Conseguí trabajo en la facultad de medicina e intenté llevar a mi mujer y a mi hija, que eran salvadoreñas, pero no lo permitieron.

P. Entonces decidió marcharse a Inglaterra.

R. En febrero de 1971 empecé a trabajar en el Real Colegio de Cirujanos de Londres, haciendo el doctorado.

P. Y hasta hoy.

R. No, volví a Honduras. En julio de 1975 ya estaba de nuevo en Londres, trabajando en la Fundación Wellcome.

P. Wellcome era uno de los grandes laboratorios del mundo. ¿Hizo allí sus investigaciones más importantes?

R. Sí, allí hice casi toda mi carrera. Pero el mecanismo de acción de la aspirina fue hecho en el Real Colegio de Cirujanos, cuando era estudiante.

P. Ésa fue la primera vez que el Nobel le pasó cerca. Su jefe de entonces, John Vane, obtuvo el Nobel de medicina en 1982 por descubrir el mecanismo de acción de la aspirina y por el descubrimiento de la prostaciclina, trabajos iniciados por usted. ¿Fue entonces cuando se pasó a la investigación cardiovascular?

R. Fue al llegar a la Wellcome. En 1975 empecé a trabajar en plaquetas. Me habían contratado para dirigir un pequeño grupo de investigación en inflamación, pero antes de llegar a Inglaterra pasé por un congreso en Florencia y oí una presentación muy interesante. Se me ocurrieron algunas cosas y eso me hizo cambiar la línea de investigación. Entonces descubrí la tromboxano sintasa y la prostaciclina, dos sustancias que afectan al comportamiento de las plaquetas en la sangre, aunque en sentido contrario. La primera promueve la agregación de plaquetas y la segunda la inhibe. Posteriormente hice el trabajo del óxido nítrico.

P. ¿Fue importante buscar donde nadie buscaba?

R. Pensé que había que trabajar en el endotelio vascular, que entonces no era nada interesante. En estos 25 años, el endotelio se ha convertido en el órgano más importante del sistema cardiovascular, todo pasa ahí. Fue una intuición después de leer un artículo.

P. Y en 1985 empezó a trabajar en el óxido nítrico.

R. Es el mediador más versátil que usan desde los animales más primitivos hasta los humanos. Lo importante del óxido nítrico (NO) es que esté regulado.

P. ¿Habrá más sorpresas en la investigación del NO?

R. Creo que la historia del NO ya está escrita, al menos en las líneas más gruesas, pero habiéndome sorprendido tantas veces, yo no me quemo las manos diciendo que ya se acabó esa investigación. Aún podríamos encontrar cosas nuevas fascinantes, una de ellas podría estar relacionada con su papel en la respiración celular, algo que descubrí en 1986.

P. ¿Prefiere dirigir centros o hacer investigación?

R. En el mundo ideal me hubiera quedado haciendo investigación. Cuando se ha hecho investigación se tiene alguna influencia y hay que usarla. Toda la vida he hecho gerencia e investigación a la vez. El día que no tenga mi grupo de investigación, no haré administración tampoco.

P. ¿Por qué se hace investigador?

R. Lo que me gusta es dedicarme a resolver preguntas interesantes o, mejor que eso, tratar de hacer preguntas interesantes. No hay satisfacción más grande que súbitamente encontrarse con algo que es nuevo.

P. Usted acaba de firmar un contrato con el Ministerio de Sanidad encaminado a crear un Instituto Nacional de Investigaciones Cardiovasculares. ¿Qué se hará allí?

R. Por definición, un instituto cardiovascular está interesado en la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares. Pero, más que un centro concreto, creo que es necesario pensar en un plan más amplio de desarrollo de la investigación en las enfermedades cardiovasculares en España.

P. Las enfermedades cardiovasculares son las principal causa de muerte en los países desarrollados. ¿Qué objetivos tiene en el instituto?

R. Básicamente, dos: uno muy práctico, que es producir conocimiento al máximo nivel que se haga en el mundo. Y segundo, colaborar con todos los demás que trabajan en esto en prevenir y tratar la enfermedad cardiovascular.

P. ¿Quiénes son los demás?

R. En investigación hay una asociación que debe irse construyendo; la asociación de la investigación básica con la actividad clínica y con los objetivos del descubrimiento de medicinas. Eso implica un engranaje que es gubernamental, académico e industrial.

P. ¿Cómo será el centro?

R. Tiene que tener suficiente infraestructura y gente para ser masa crítica. Estamos hablando de entre 250 y 350 investigadores con una infraestructura adecuada.

P. ¿Usted la va a tener?

R. Cada vez se oye más a la gente en España hablando el idioma correcto. Sabiendo que hay que hacer inversiones de manera consistente, a largo plazo. El Plan Nacional de Investigación y Desarrollo es un reflejo de eso. Confío en que la tendré y por eso vengo.

P. Su centro dependerá de Sanidad, pero los científicos que dependen del Ministerio de Ciencia no hacen más que quejarse de que no se 'habla el idioma correcto'.

R. Tiene que haber un lenguaje coherente para todas las estructuras gubernamentales que pretenden el desarrollo científico-técnico. Me parece correcto que la investigación biomédica esté cerca de Sanidad, porque así está cerca del área en la que presta el servicio. El resto debería tener un lenguaje coherente. El proyecto de incremento de inversión con relación al PIB es ambicioso y, si se mantiene, va a tener un impacto en el país. El problema que debe evitarse, y quiero que quede claro, es que ese presupuesto esté afectado por los vaivenes económicos del país.

P. ¿Cuándo tienen previsto empezar?

R. He firmado contrato como consultor ejecutivo del proyecto. Ahora ya comienza la inversión, la definición de la infraestructura, la construcción del edificio propio, en el campus del Instituto Carlos III de Madrid. Mi presencia sirve para establecer esa red de trabajo.

P. Pero sin esperar a tener el edificio para empezar.

R. Desde luego. En menos de un año queremos tener ya un grupo funcionando. Y algunos becarios del instituto formándose en el extranjero a los que se les asegura el retorno al país. Uno de los problemas de España es precisamente el de la formación de gente y las dificultades de traerla de regreso.

P. ¿No hay demasiada inversión en genómica y menos en enfermedades cardiovasculares, que matan más?

R. La inversión en genómica es una inversión estratégica. Crea la información que después será útil en cualquier enfermedad, incluso la cardiovascular. La clarificación del genoma humano ha dado una información básica, ha mostrado el mapa básico de la estructura. Lo que falta por investigar, que llevará 50 o 100 años, es saber qué es lo que los genes hacen exactamente, cuántas proteínas codifican, cómo interactúan las proteínas, cómo se influyen los distintos sistemas de proteínas, cómo actúan los factores ambientales sobre esos procesos y cuál es la importancia relativa de eso frente a los factores ambientales y cómo malfuncionan para explicar la enfermedad. Y después de todo eso, cómo se pueden hacer medicinas que actúen a nivel molecular previniendo o tratando esos factores.

P. ¿Habrá una rama de genómica en su Instituto?

R. Nosotros vamos a hacer genómica, igual que la gente que trabaje en cáncer lo hace. Hoy no hay posibilidad de investigar ningún área de la medicina si no se estudian el gen, la proteína y todos esos puntos de los que hablo.

P. Pero quedan algunos años para que esas investigaciones sean utilizables.

R. Dentro de unos 15 o 20 años, cuando un niño nazca se va poder decir si, por ejemplo, tiene enfermedad cardiovascular y se podrá hacer medicina preventiva desde el nacimiento, pero otra persona con problemas de presión arterial tendrá otro tratamiento y se sabrá desde el principio. La publicación del genoma humano es, sin duda, un logro importante, pero es la parte más fácil de la historia; ahora empieza la dificultad, la clarificación de los caminos metabólicos que surgen a partir de los genes, las proteínas, las interacciones. Lo que se ha hecho es lo fácil.

El científico Salvador Moncada.
El científico Salvador Moncada.CARLOS FERNANDO MÉNDEZ

Ciencia y ética

P. ¿Se puede cuestionar la investigación por el rechazo social que provocan algunas técnicas?

R. Por supuesto. Ahora bien, el conocimiento se puede usar de una manera positiva que mejore la vida o que favorezca la justicia o de una manera maligna. Esa posibilidad siempre existe y lo que se debe de tratar es siempre poner el conocimiento al servicio de las necesidades de una vida mejor para todos. La ciencia ha contribuido muchísimo a eso. El problema es la propaganda negativa. Hay que ver los beneficios y caminar hacia ellos, eso es responsabilidad de la sociedad y de los científicos.

P. ¿Qué opina de la clonación humana?

R. No entiendo su necesidad. Distinto es el uso de células embrionarias para ver la posibilidad de reemplazo de órganos y tejidos, o estudiar cómo la célula se diferencia, eso es perfectamente válido.

P. ¿Se deberían prohibir algunas prácticas?

R. El peligro del abuso siempre existe. Ahora bien, el problema de prohibir es que al hacerlo inmediatamente se pone una carnada, pues los humanos, con su alma paradójica de ángeles y demonios, siempre tratarán de hacer lo prohibido. Diderot decía que el corazón humano puede ser al mismo tiempo un santuario o un desagüe.

P. ¿Ahora tenemos más de desagüe o de santuario?

R. Las ideas fundamentales del comportamiento ético de los seres humanos llevan miles de años sobre la mesa. Lo que falta es usarlas poniendo el bienestar de la humanidad por delante.

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