_
_
_
_

La fiscalía recurre dos resoluciones de un juez que 'desamparan' a maltratadas

El magistrado afirma que se debe actuar 'con prudencia y sin prejuicios' ante estas denuncias

La Fiscalía de Madrid ha recurrido dos resoluciones judiciales sobre maltrato doméstico dictadas por un mismo juez al entender que en ellas se deja 'desamparadas' a las víctimas. Uno de los asuntos se refiere a una mujer de nacionalidad cubana que denunció haber recibido del padre de su hija, un profesor de kárate, una patada en su zona púbica, entre otras lesiones. El otro alude a una mujer peruana que aseguró que su compañero sentimental le había golpeado en la cabeza con un cazo. El fiscal sostiene que ambas agresiones constituyen delitos y lamenta que el juez, Ramiro García, haya dejado 'desprotegidas' a las víctimas al sobreseer el primero y negarse a dictar una medida de alejamiento en el segundo.

Más información
Colectivos de mujeres exigen actuaciones contra los jueces ambiguos en los casos de maltrato

El juez sostiene en un auto que se debe actuar con 'prudencia' y 'sin prejuicios' en estos casos. Recuerda que la Audiencia de Madrid ha rechazado solicitudes del fiscal en casos similares, y afirma que un juez, 'por respeto a todas las partes', no puede 'hacer un juicio de intenciones con lo que está ocurriendo con multitud de mujeres'. (...) 'El Poder Judicial', agrega, 'no debe verse inmerso en cruzadas de signo alguno ni debe ser arrastrado por invocadas alarmas sociales a convertirse en un juez con un prejuicio mecánico frente a todo varón al que se denuncia. (...) La tarea de un juez instructor es una tarea de ponderación, de prudencia, de análisis metódico de cada caso... pero no del género'.

La primera de las agresiones cuyo fallo judicial cuestiona el fiscal se produjo el 2 de diciembre de 2000. Un vecino alertó a la policía para que se desplazase a la calle de Don Ramón de la Cruz, donde una mujer había sido agredida 'mediante patadas y puñetazos'. Los agentes hallaron a 'la mujer tendida sobre la acera en estado semiinconsciente', según el parte policial. Se trataba de Nadia G. P., de 31 años. Los agentes llamaron al Samur y varias calles más abajo localizaron al agresor, José María S. B., de 34 años y profesor de kárate. Éste admitió en ese momento haber pegado a Nadia 'por ser', dijo, 'una puta', según el atestado policial.

Tras ser asistida, Nadia declaró en comisaría que, al salir de su domicilio, se topó con José María y que éste empezó 'a insultarla'. Añadió que gritó, que a continuación su agresor le apretó fuerte el cuello y que varios transeúntes recriminaron a José María su actitud. Según su versión, logró zafarse y corrió hacia el portal de su casa. Allí, José María la 'golpeó en la cabeza y costillas' y la propinó 'una patada en el pubis', lesión que el Samur calificó de 'importante'.

José María declaró en comisaría que tenía una hija común con Nadia. Y que esa noche fue a buscarla para reprocharle que descuidase a la pequeña, pues la mujer trabaja, dijo, 'en una casa de citas'. Según su versión, al verse ambos, ella le agredió y él 'se limitó a sujetarla'.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Posteriormente, ya ante el juez, José María añadió que 'tenía lesiones en un dedo causadas por Nadia'. Tras analizar ambas declaraciones, el fiscal solicitó al juez que prohibiera a José María acercarse a casa de Nadia. 'No tengo la más mínima intención de verla ni de acercarme a ella', declaró.

El juez dictó a continuación un auto en el que indica: 'Quien dicta no puede imponer la misma prohibición a la denunciante, pero exclusivamente por falta de audiencia '. Y añade después: 'Se citará a la denunciante para ser oída, y si el señor letrado del declarante solicita la prohibición , podrá adoptarse respecto a Nadia'. El juez acordó en ese momento citar a la mujer en 'calidad de imputada', como 'autora de las presuntas lesiones a José María, al existir un parte objetivo de lesiones', escribe.

En el mismo auto, el juez indica a José María que 'debe comunicar rápidamente a su juzgado cualquier acercamiento de Nadia a su persona, con el fin de evitar algo', explica, 'que se está observando por experiencia empírica y que consiste en que se denuncia incumplimiento de medidas mediante el torticero proceder de ser la persona presuntamente protegida la que provoca el acercamiento al presunto peligroso'.

Al final, el juez impuso a José María la obligación de comparecer en el juzgado 'los lunes y viernes de cada semana'. La declaración de Nadia ante el juzgado, como imputada, se produjo finalmente el 15 de diciembre de 2000. Preguntada la mujer sobre los hechos, se limitó a responder: 'No tengo nada que decir'.

Seis días después, el juez decretó el sobreseimiento del caso, alegando que Nadia, pese a ser citada, había obviado ser reconocida por el forense. Y dijo que, en todo caso, los hechos eran una falta.

El fiscal, en su recurso, discrepa: 'De lo actuado se desprende que hubo malos tratos en el ámbito familiar', y recuerda que hay testigos que vieron la agresión, provocada por 'un experto en kárate'. Según el fiscal, debe proseguir la investigación por delito -fue hallada 'inconsciente'- e indicar las 'importantes lesiones' causadas a Nadia en el pubis. Recuerda la condición de inmigrante de Nadia y llama la atención de que ésta, que siempre estuvo localizada tras la agresión, desapareciese después de que el juez, que iba a citarla 'en calidad de imputada', avanzase en el interrogatorio a José María.

La otra decisión judicial recurrida por el fiscal se produjo el pasado 2 de abril. En esta ocasión, los agentes acudieron al portal del número 9 de la calle de Balaguer requeridos por Antonia C. H., peruana de 32 años. Antonia, que 'sangraba abundantemente por la cabeza', comentó que su compañero sentimental, Emilio C. A., 'había cogido un cazo de cocina y le había dado un golpe en la cabeza'.

Tras ser detenido, Emilio C. admitió la agresión a Antonia, que recibió varios puntos de sutura en la cabeza. En comisaría contó que llegó ese día a su domicilio y que llamó la atención a su pareja porque su padre iba a ir a visitarles 'y no había hecho nada en todo el día'. Agregó que, enfadada, rompió algunos platos. Y afirmó que después fueron ambos a un centro comercial y que, al empezar él a insultarla, regresó sola a casa.

Según Antonia, su compañero volvió al piso poco después de la discusión y lo primero que hizo, apuntó, fue 'insultarla' e 'intentar agredirla con un cinturón'. La mujer añadió que, como no pudo conseguirlo, al final le dio con el cazo en la cabeza.

Asimismo Antonia declaró que vivía con el agresor desde hacía seis años y que durante ese tiempo le había puesto 'varias denuncias' por malos tratos físicos y psíquicos. Y que, en una ocasión, había estado en un centro de mujeres maltratadas. 'Cuando bebe se pone muy violento', dijo.Ante el juez, Emilio C., de 33 años, subrayó que la disputa se debió a que su compañera le pidió dinero y él se lo negó, por lo que ella 'se alteró y le tiró un plato'. Destacó que hubo algunos 'gritos' y que lo único que él hizo fue 'parar los golpes' que le lanzó ella, y que fue ella misma 'la que se golpeó con el cazo'. 'Paré el golpe que me iba a dar con el cazo y, de la misma fuerza, se lo dio ella'. Momentos antes, según Emilio, su compañera había 'cogido un cuchillo de cocina para agredirle'.

Ante estos hechos, el fiscal pidió que se dictase el alejamiento de Emilio de la vivienda, dadas 'las lesiones y malos tratos' producidos, apuntó. El juez desestimó la petición, y el fiscal la ha recurrido por entender que la víctima queda 'desamparada'.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_