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Reportaje:

DEL ARMARIO AL ALTAR

- Los homosexuales reclaman su derecho al matrimonio civil y a la adopción de niños, como se ha aprobado en Holanda. - Las leyes de Valencia y Navarra provocan un replanteamiento de ideas en los partidos.

La vida en común de parejas homosexuales estables es ya hoy una realidad innegable. Prueba de ello es que en el último mes han salido adelante dos leyes relativas a las parejas de hecho, una en Valencia y otra en Holanda, que se refieren a las relaciones de pareja entre personas del mismo sexo. Ambas normativas han contribuído a desatar un debate sobre los derechos de las parejas homosexuales (matrimonio, pensión de viudedad, adquisición de nacionalidad...). Pero la cuestión de fondo, que genera mayores desacuerdos y enfrentamientos políticos es muy concreta: ¿Está usted de acuerdo con que las parejas homosexuales adopten niños?

'HE VISTO A GENTE MORIR DE SIDA. Y LA FAMILIA, QUE LO RECHAZABA, ACUDÍA A POR LA HERENCIA Y ECHABA A SU COMPAÑERO'

Gema Sánchez y María Ángeles Ruiz llevan nueve años intentando unirse en matrimonio. Hace mucho más tiempo que salieron del armario, reconociendo públicamente su homosexualidad. No quieren vestirse de blanco, no ansían los puñados de arroz a la puerta de la iglesia, ni una luna de miel en paradores nacionales. Pretenden, tan sólo, obtener los mismos derechos que sus vecinos. Una pensión decente en caso de que alguna muera, adoptar niños y, sobre todo, evitar dramas como el de María.

Hace 17 años que María conoció a Juana. Cuando llevaban siete juntas, Juana quiso tener un bebé por inseminación artificial. María no se mostró muy ilusionada entonces. Pero, finalmente, nació Cristina. Y la niña, como en los cuentos, llevó la alegría a su pequeña casa de Cádiz. A Juana, su madre biológica la llamaba mamá, y a María, también.

'Para mí no ha habido un momento más feliz en esta vida que cuando la vi nacer', recuerda María. 'Sólo estábamos en el parto el médico y yo. Después vinieron algunos momentos desagradables, como cuando la llevaba al colegio y me preguntaban que quién era yo. Tenía que decirles: 'una amiga'. Y en el hospital, una vez que ingresamos a mi niña, también... Juana no pudo venir porque estaba trabajando y los enfermeros no se fiaban de mí. ¿Quién era yo para firmar en ningún sitio? Legalmente nadie', cuenta María. Hace cuatro años, Juana, la madre biológica, se separó de María. No hubo papeles ni jueces de por medio.

En Andalucía no existe ninguna ley de parejas de hecho. Ni en Castilla y León. Ni en Extremadura. Ni en Madrid... Sólo Cataluña en 1998, Aragón en 1999, Navarra el año pasado y Valencia este mes han sacado adelante normativas sobre el tema. Todas ellas, excepto la ley de Navarra, que se aprobó a instancias de Izquierda Unida, quedan muy lejos de los verdaderos anhelos de los gays y lesbianas. En Navarra, desde el pasado 22 de junio, las parejas estables gozan de los mismos derechos que los matrimonios. Por tanto, se permite a los homosexuales adoptar niños, aunque hasta el momento no lo haya solicitado ninguno. '¿Te imaginas en Navarra que un hombre reclame la adopción de un niño para vivir con su compañero? Aquí nos conocemos todos. Nadie se atreve a dar el primer paso', se lamenta Isabel Arboniés, portavoz regional de IU.

Ni el primer paso, ni el último. María, a pesar de haberse separado de Juana y quedarse sin su hija, rehuyó los tribunales.

Al principio, por voluntad propia y como marcan las leyes de las parejas heterosexuales, Juana, la madre biológica, permitió que la niña se fuera con mamá María los fines de semana alternos. Pero al cabo de dos años, la madre biológica fue reduciendo el régimen de visitas.

'Eso fue para mí más duro incluso que la separación', recuerda María. 'Tenía que pordiosear, mendigar una tarde de cine o de paseo. Y si exigía más, si me ponía farruca, me cortaba el grifo. Yo estaba hundida. Y reconozco que encontré entonces más apoyo en las parejas heteros que en las homos, porque sólo cuando se ha tenido un niño se sabe lo que se sufre al perderlo'.

Hace un año, Juana prohibió totalmente las visitas a María. 'Yo intentaba ver a Cristina aunque fuese desde lejos. Pero me puso dos denuncias por coacciones. Ni puedo recogerla en el colegio, ni llamarla por teléfono, ni nada. Estoy desamparada totalmente ante la tiranía de la madre biológica. Y sólo me ha quedado la alternativa de llevarla a juicio. Ya no es el daño que se me haya hecho a mí, es el daño que se le hace a la niña. Porque para ella, yo también soy su mami. Sé que si recurro a los colectivos de gays y lesbianas y aireo el caso, ellos pueden ejercer más presión en los jueces. Pero esta ciudad es muy pequeña y yo no quiero que a la niña me la vayan señalando con el dedo por ahí'.

Beatriz Gimeno, secretaria general de la Federación Estatal de Gays y Lesbianas, que aglutina a 22 colectivos de España, sostiene que lo único que podría evitar situaciones como las de Juana y María, en las que una parte queda totalmente desprotegida, es que se apruebe el matrimonio civil entre personas del mismo sexo, como ocurrió el sábado 31 de marzo en Holanda. 'Las leyes de parejas de hecho sólo son parches. No vamos a escupir en la cara de los partidos progresistas que nos apoyan. Pero la verdadera solución es el matrimonio, sin más. Eso es lo que nos equipararía a las parejas heterosexuales', argumenta.

'Ya no hay una familia modelo, sino modelos de familias', señala Gimeno. Ella tuvo un hijo hace 13 años con el que entonces era su compañero sentimental, y que actualmente ejerce como padre del niño. Pero desde hace siete convive con su novia, Boti, y con su hijo. Ahora, cuando alguien llama a casa y pregunta: '¿Está tu madre?', el niño responde: '¿Cuál de las dos?'

'Los niños tienen muchos menos prejuicios que nosotros y entienden muchas cosas', señala Beatriz. 'Nosotras hemos aprendido que la mejor forma de evitar situaciones tensas es decir desde el primer momento que somos lesbianas. Cuando mi hijo tenía seis años le tuvimos que decir que no se lo contara a todo el mundo porque había gente a la que podía no gustarle, como podían no gustarle los negros. Yo estoy convencida de que la tolerancia social empezará cuando nuestros hijos expliquen cómo les hemos educado, cuando ellos tomen la palabra'.

Lourdes es hija de Gema y María Ángeles. Tenía diez años cuando se separaron sus padres. Entonces su madre le dijo que iba a iniciar una relación con Gema Sánchez, actual secretaria general de la Coordinadora Gay-Lesbiana. Ahora, a sus 18 años, Lourdes toma la palabra: 'Somos tres hermanas en casa; yo soy la mediana. Y la verdad es que estoy feliz. A una la llamo mamá, y a otra, mami. Y eso que dicen algunos de que un niño necesita un padre y una madre... son tonterías. En mi familia no faltan las figuras masculinas: mi abuelo, mi tío, mi primo... Y la verdad es que nunca hemos tenido problemas. De pequeños, los niños son más crueles. Pero también es cierto que asimilan pronto todo. Mis amigas se vienen a veranear a casa sin ningún problema. Mi novio conoce a mis madres, y está encantado con ellas', cuenta.

La catedrática de Psicología Evolutiva de la Universidad Autónoma de Madrid Esperanza Ochaíta considera, sin embargo, que el problema principal a la hora de conceder adopciones a homosexuales es que aún sigue provocando un choque en la mentalidad común de la sociedad. 'Los niños son muy vulnerables. Imagina que a un niño de 10 años va a buscarlo al colegio una señora que dice que es su padre. Tendría que soportar las burlas de sus compañeros'.

En todo caso, los hijos de las parejas homosexuales consultadas en este reportaje llaman a sus madres lesbianas mamá, y a los padres gays, papá, aunque haya dos en casa. Jordi Petit, presidente de honor de la Coordinadora Gay-Lesbiana, refiriéndose a la posible marginación o burlas que pudiera sufrir el niño en el colegio, arguye: 'Ése es el mismo argumento que oímos hace veinte años cuando iba a promulgarse la ley del divorcio, y no se ha hundido el mundo. Si existe una cierta discriminación hacia los hijos de familias diferentes, sea por el color de su piel, su religión o porque el padre sea gordo o la madre use shador, ése es un factor inevitable propio de los estándares que asimilan los niños, que se puede corregir con la educación, que el tiempo amaina y que siempre ha existido. Atacar lo diferente es una repetición histórica'.

Dentro del nuevo abanico de posibilidades que se abriría con la llegada del matrimonio para homosexuales, podría darse el caso de que una lesbiana se separara del marido para casarse con otra mujer. El padre biológico del niño tendría derecho a un régimen de visitas con los niños. Pero... si la madre biológica terminara divorciándose de su compañera, ¿ésta a su vez tendría derecho a visitar al niño en fines de semanas alternos?

'Todo eso habrá que regularlo', advierte Beatriz Gimeno. 'Sería algo más complejo, pero reflejaría la complejidad de las familias actuales'.

Para los miembros de los colectivos de gays y lesbianas los problemas que se pueden resolver ya son mucho más acuciantes y numerosos que los que vayan a surgir en los próximos años. 'Yo he visto a gente que ha sido repudiada por su familia toda su vida por el hecho de ser homosexual. He visto a esa gente morir en una cama al lado del compañero sentimental con el que ha compartido parte de su vida. Y el mismo día de la muerte he visto llegar a la familia biológica y echar al compañero como a un perro y quedarse con la herencia. Esto ha sido muy habitual, sobre todo en la época en la que el sida hizo estragos', señala Beatriz Gimeno.

Borja García-Calvo y Juan Belmonte se conocieron una noche de juerga. 'Fue en Princesa 3', recuerda Borja, 'Nada más verle me dije: El del jersey amarillo es para mí'. Han pasado 26 años. Borja tiene 48, y Juan, el del jersey amarillo, 58. Ya no son considerados delincuentes por vivir juntos, queda muy lejos aquella época en que estaba vigente la Ley de Peligrosidad Social (1975). La sociedad ha cambiado, pero no tanto como Borja y Juan quisieran.

'No es justo que si yo le quiero hacer una transmisión de patrimonio a Borja, tenga que pagar a Hacienda un 42% más que si fuésemos una pareja heterosexual. Se trata simplemente de que tengamos plenos derechos, del mismo modo que tenemos todas las obligaciones. La ley que nos otorgue la igualdad llegará..., la cuestión es que no llegue demasiado tarde', comenta Juan. E interrumpe Borja: '¿Cómo es posible que por el hecho de vivir en Madrid tengamos menos derechos que los ciudadanos homosexuales que viven en Cataluña o en Navarra?'.

El hecho de que no exista una regulación estatal, ha llevado a distintas comunidades autónomas a sacar adelante sus propias normativas en los últimos cuatro años, ajustándose a las competencias que tenían.

Para evitar estos agravios comparativos territoriales, el Parlamento navarro presentó una propuesta de ley en el Congreso de los Diputados. Los diputados navarros, conscientes de que había cuestiones como las pensiones de viudedad, la adquisición de la nacionalidad o el matrimonio civil que escapaban a sus competencias, buscaban una ley estatal. Pero en el Congreso, esta semana, el PP, valiéndose de su mayoría absoluta, rechazó la propuesta.

Rosa Estarás, la diputada especialista del PP en el tema, explica por qué se opuso su partido a una ley tan apreciada por los colectivos de homosexuales: 'La ley navarra habla de derechos, pero de ninguna obligación. Yo me casé por lo civil, soy jurista y además teniente alcalde de Valldemossa, en Mallorca. Por tanto, sé de lo que hablo. Caso a parejas todos los sábados. Y a todos les tengo que leer las obligaciones que contraen: se prometen respeto y ayuda mutuos, se juran fidelidad. Una viuda no se puede casar de nuevo porque pierde la pensión; una pareja de hecho, sí. Otra cosa: uno de los convivientes puede abandonar al otro en cualquier momento sin avisarle siquiera y sin estar obligado por ley a pasarle una pensión'.

Beatriz Gimeno, secretaria de la Federación Estatal de Gays y Lesbianas, cree que la diputada del PP lleva razón en ciertos puntos: 'Precisamente por eso, porque hay una parte que queda desvalida frente a la otra, pedimos el matrimonio entre homosexuales', arguye Gimeno.

'El matrimonio', sentencia la parlamentaria del PP, 'ha de ser siempre entre un hombre y una mujer. No lo digo yo. Lo dice la Constitución en su artículo 32'. En este sentido, Margarita Uría, la portavoz del PNV de Asuntos Sociales, entiende que ése es justamente el problema. 'Que determinados puntos relativos al derecho de familia se han quedado obsoletos. Es necesario redefinir lo que significa matrimonio, unión y familia en la sociedad de hoy. Ése tronco básico es el que tiene que elaborar el Estado'.

Pero a lo que más radicalmente se oponen los populares es a la adopción de niños por parte de homosexuales. Y eso es lo que ha provocado la división incluso en el seno de algunos partidos.

En el PSOE, el presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra se declaró en contra. Leire Pajín, secretaria socialista de Relaciones con los Movimientos Sociales, eludió la respuesta al asegurar que su partido lo iba a debatir en breve. La misma respuesta evasiva utilizó el secretario provincial del PSOE en Madrid, Rafael Simancas.

El consejero de Justicia en la Comunidad de Madrid, Carlos Mayor Oreja, como miembro del PP, no se pronunciaba. Pero, en su opinión personal, se mostraba en contra de la adopción.

Merçé Pigam, de CiU, dijo ser contraria a las adopciones porque cree que es necesario un debate social amplio. Por su parte, la responsable de Asuntos Sociales del PNV, Margarita Uría, eludió una respuesta de su partido apuntando que era una cuestión en debate.

Marisa Castro, diputada de IU por Madrid, se mostró claramente a favor. 'Yo tengo una familia monoparental en la que he hecho de padre y madre sin problemas. Antes, una madre soltera era una apestada. Con esto ocurre lo mismo'.

Rafaell Blasco, consejero de Bienestar Social en Valencia, del PP, comunidad que acaba de aprobar una ley de parejas de hecho, prefiere no pronunciarse, aunque dijo que todo lo que abra camino, bienvenido sea.

El fiscal del Menor de la Comunidad de Madrid, Félix Pantoja, se muestra a favor y dice que lo importante es el amor que reciba el niño, independientemente de la tendencia sexual de sus padres.

Para el juez de la Audiencia Provincial de Madrid Arturo Beltrán, 'primero hay que tener claro cuál es el principio a aplicar. Y después, desvincularlo, que es muy difícil, de los prejuicios. El principio ha de ser el del bien del menor, no el de la no discriminación. Y los prejuicios que afirman que una pareja homosexual es menos estable o más promiscua que otra heterosexual han de desvincularse del principio. Por tanto, no hay que arrancar de dogmas, sino de pruebas; hay que alcanzar conclusiones científicas genéricas, y después, caso por caso, probar que es mejor que un niño permanezca en un centro antes que ser acogido por una de estas parejas'.

Una de las razones que esgrime Rosa Estarás (PP) para oponerse a la adopción es que, ante todo, hay que procurar el bien del niño y no existe ninguna garantía de cómo va a afectar en el niño la adopción por parte de homosexuales. 'La Asociación Española de Pediatría ha hecho un informe donde asegura que puede haber problemas en el desarrollo del niño', señala Estarás. 'Y hay un informe de la Universidad Erasmo de Rotterdam, en el que su departamento de psiquiatría concluye que ni estadística ni sociológicamente tenemos datos sobre cómo incidiría'.

Isabel Arboniés, portavoz regional de IU en Navarra e impulsora de la ley de parejas en dicha comunidad, contraargumenta: '¿Dónde hay estudios científicos, jurídicos o sociológicos que digan que es malo para los niños? Es un argumento peregrino y paupérrimo'.

En el mismo sentido, María del Mar González, profesora de psicología evolutiva y de la educación de la Universidad de Sevilla, se muestra tajante: 'No hay ni un sólo estudio en el mundo, ¡ni uno solo!, que demuestre que los niños adoptados por homosexuales están peor atendidos que los otros o sufren más rechazo que los demás. La psicóloga Charlot Patterson publicó en Child development, que es la biblia dentro de las publicaciones científicas de psicología, un trabajo en el que revisaba un sinfín de estudios. En el Reino Unido, Susan Golombo publicó un trabajo longitudinal que abarcaba diez años. Hablaba con los padres y con los niños. En todos ellos hay datos que coinciden: la orientación sexual de los niños criados con homosexuales mantiene el mismo porcentaje que en el resto de la sociedad, un 10% de homosexuales'.

María del Mar González va a iniciar, a instancias de la Junta de Andalucía y de la Comunidad de Madrid, el único estudio encargado en España sobre la educación y conducta de los hijos de padres homosexuales. En Andalucía tiene ya contactadas 25 familias. Durante unos nueve meses, un equipo de psicólogos ciegos, es decir, que no conocen cuál de los niños a los que van a entrevistar es el hijo de los homosexuales, analizarán la integración de los niños, su rendimiento escolar, su capacidad para estar pendiente de otros...

'¿Pero cómo van a ser normales esos niños?', le preguntó una vecina a la psicóloga. '¿Tú has visto alguna vez a un homosexual con su niño en el parque? Si no hacen vida normal no pueden ser normales'.

'Probablemente, esa vecina pensaba que los gays llevan un cartel colgado del pecho', comenta González.

A raíz de estos últimos debates sobre las leyes de parejas de hecho, el PP ha encargado también un estudio a diversos especialistas jurídicos, médicos y sociológicos para elaborar un proyecto de ley de carácter estatal. 'Es algo extremadamente complejo que no se puede improvisar', indicó Rosa Estarás. 'Estamos tocando las vértebras de nuestro ordenamiento: el Código Civil, el Estatuto de los Trabajadores... diez leyes orgánicas y muchas ordinarias'.

'Se ha abierto un debate social que es bueno continuarlo', señala el consejero de Bienestar Social de la Comunidad Valenciana, Rafael Blasco. La ley recientemente aprobada en Valencia establece que las parejas homosexuales disponen de los mismos derechos que el resto de la sociedad a la hora de reclamar una vivienda de protección oficial, solicitar becas o, en caso de los funcionarios de la Generalitat, obtener permiso si fallece un familiar. 'El PSOE ha votado en contra alegando que se queda corta', explica el consejero, 'pero hay que recordarle al PSOE que ni durante todos los años en que ha gobernado en España, ni en ninguna de las comunidades autónomas que gobierna ha sacado adelante una ley de este tipo'.

Las críticas en Valencia no sólo llegaron desde la izquierda. El obispo de Segorbe-Castellón, Juan Antonio Reig, alzó la voz en la Comunidad Valenciana para defender 'lo que es y ha sido siempre la familia'. Reig se preguntaba públicamente: '¿Qué bien aportan a la sociedad las uniones de hecho para que merezcan una ley especialmente dedicada a ellas?'. Y después: '¿Cómo será posible convencer a jóvenes y adolescentes de que la heterosexualidad es lo que responde más propiamente al modo natural del ser humano?'.

Para el consejero valenciano el obispo de Castellón representa sólo a una minoría de la Iglesia. 'La sociedad no es lo que era hace diez años', señala el consejero.

Manuel Pereira se pone a sí mismo como ejemplo: 'La sociedad va mucho más adelantada que nuestros legisladores. La ley no permite adoptar a las parejas homosexuales, pero sí a cualquier soltero/a, al margen de su tendencia sexual'. Pereira tiene 41 años. Hace 14, a través de la Junta de Andalucía, se hizo cargo en régimen de acogida de un niño marroquí. Y hace cuatro adoptó una niña de un mes en Honduras. Poco después conoció a otro hombre e iniciaron una vida en común, que terminó a los tres años. 'Ni siquiera en los peores momentos, dice Manuel, 'pensé que mi compañero dejara de ver a la niña. Él prefirió no asumir el papel de padre. Ella le llamaba y le llama Titi cada vez que lo ve'.

Según Manuel, los prejuicios que la sociedad tiene acerca de los homosexuales y los menores, son injustificados. 'Y tampoco ayudan nada al colectivo los mariquitas de los programas del corazón.Tengo nueve sobrinos y siempre me encantaron los chiquillos. Cuando acogí al primero, otro miembro del colectivo gay me dijo que si me lo estaba tirando. Mi respuesta fue directa: una hostia en la cara'.

Algunos de los nombres de las personas que aparecen en este reportaje, y el nombre de algunas localidades, han sido modificados por deseo expreso de los interesados.

Hermanas con distinta madre y el mismo padre

En los próximos dos años se habrá formado en Barcelona una de las familias menos convencionales que pueda imaginarse. La historia empezó este mes en la consulta del ginecólogo Mario Brassesco, dentro de la clínica Corachan, en Barcelona.

Carmen y María se sentaron frente a Brassesco y le explicaron sin tapujos que vivían juntas desde hacía tres años. Querían tener un hijo cada una. Mediante inseminación artificial y con el semen del mismo hombre desconocido.

Brassesco está acostumbrado a atender a mujeres como Carmen y María. 'Si hace cuatro años venía una pareja de este tipo cada cinco meses, ahora llegan cuatro o cinco por mes. El porcentaje de lesbianas respecto a parejas heterosexuales no llega ni de lejos al 70% y el 80% del que hablan algunos colectivos de homosexuales. Pero no cabe duda de que va en aumento'. Brassesco, por tanto, está acostumbrado a tratarlas. Pero ninguna pareja como Carmen y María ha tenido tan clara la intención de compartir la maternidad.

'No queremos que ninguna de nosotras se prive de algo tan maravilloso como es el ser madre', explica Carmen a EL PAÍS. 'Primero intentaré quedarme yo embarazada, que soy la mayor. Yo tengo 35 y ella 34. María me asistirá, cuidará de mí. Y después yo haré lo mismo con ella. No conocemos a nadie en España que haya pasado por esta experiencia. Por eso todo nuestro afán al principio era colocar anuncios de las páginas homosexuales en Internet. Sólo encontramos páginas de San Francisco donde hablan los hijos de homosexuales. Hay muchas. Y en el Reino Unido también hay muchos contactos. Pero nosotros no nos manejamos con soltura en inglés. No obstante, nos animó mucho el ver que los hijos hablaban muy bien del amor y el afecto que le habían dado sus padres. Y bueno, aquí estamos. Ahora nos gustaría que alguien nos orientase para cuando nuestros hijos pregunten quién es papá'.

'Primero contactamos con una clínica que se anunciaba con una frase que decía 'mujeres solas'. Nos preguntaron el motivo, lo explicamos, nos dijeron que no éramos la primera ni la última. Y bien. Pero después nos dimos cuenta de que en esta clínica, por cuestiones de seguros médicos, nos podía salir la cosa más barata. Aparte del precio, la calidez humana es más confortable. No hubo que contestar nada, ni nadie nos preguntó por qué'.

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