España se plantea cómo sobrevivir sin Estiarte

'Sustituir a Manel Estiarte es imposible. Se tardará 500 años en conseguir otro como él. Pero no es el fin del mundo'. Joan Jané, el seleccionador español de waterpolo, no niega la realidad de la retirada del número uno, el líder, el capitán de un equipo antológico, único e irrepetible de una década prodigiosa, que conquistó el oro los Juegos de Atlanta 96 y el cetro mundial de Perth 98, título que defenderá el próximo verano en Fukuoka (Japón).

Después del cuarto puesto en Sydney, la selección comenzó una etapa en la que la generación integrada, principalmente, por los hermanos Iván y Daniel Moro (Canoe), Gaby Hernández (Canoe), Iván Pérez (CN Barcelona) y Ballart (Sabadell) serán los encargados de llenar el vacío de Estiarte. Será una transición que durará dos años, hasta el Mundial de Barcelona y los Juegos Olímpicos de Atenas, en 2004, las citas escogidas para recuperar la hegemonía mundial. Hasta entonces, el reto de la selección es permanecer entre las seis potencias junto a Hungría, su bestia negra actual, Yugoslavia, Croacia, Italia y Rusia.

La tarea no será fácil. Los técnicos asumen que sin Estiarte se pierde potencial, chispa y respeto. Junto al líder, otros dos ilustres han caído: Jordi Sans, de 36 años, que ha dejado la selección por un cargo federativo a partir de septiembre, y Pedro García, de 32, hasta que mejore su condición física.

La baja de estos tres pilares básicos no ha impedido a la selección su clasificación para el Europeo que se celebrará entre el 15 y el 24 de junio en Budapest. La metamorfosis del grupo comenzó el mes pasado en el preeuropeo que se celebró en Francia. Jané hizo debutar a los nuevos valores: David Martín, de 22 años (Barceloneta) ; Daniel Cercols, de 24 (Catalunya); Ramón Díaz, de 22 (Mediterrani), y Guillermo Molina, un chaval de 17 años, de Ceuta, que juega en el CN Barcelona. El seleccionador tiene previsto convocar para el Europeo a los hermanos del CN Barcelona Dani y Xavi García, de 21 y 16 años, respectivamente.

Esta savia nueva tiene un patrón común: un gran físico. La mayoría de ellos superan 1,90 metros. 'Sin Manel hay menos recursos en el arco exterior', reconoce Jané; 'Habrá que buscar las explosiones de los lanzadores y el juego interior. Ahí Iván Pérez debe tener un papel decisivo'.