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La política de Javier Madrazo divide a IU ante los comicios vascos

Llamazares prefiere no criticar abiertamente al dirigente vasco

Carlos E. Cué

El problema básico, además de la conflictiva trayectoria de IU-EB en los últimos años, en los que ha tenido enfrentamientos graves con la dirección nacional de la coalición, está en dos frentes: qué discurso traslada Madrazo y qué hará tras las elecciones con los diputados que tenga en el Parlamento vasco.

El punto intermedio al que han llegado entre la dirección federal de IU y la de esa coalición en Euskadi consiste en no apoyar 'un Gobierno frentista'. Esto es, aunque no quieran poner siglas, que apuestan por un Ejecutivo PNV-PSE. A partir de ahí, están los matices. Y mientras Llamazares se dedica a criticar tanto al PNV como al PP y a decir que nunca apoyarán un Gobierno en solitario con los nacionalistas, Madrazo no ha llegado a pronunciar estas últimas palabras; sólo ataca al PP y al PSE y dice que su objetivo fundamental es que Jaime Mayor Oreja, el candidato del PP, no sea lehendakari. Y nunca ha reprochado al PNV que haya creado un frente nacionalista.

El líder de Ezker Batua, denominación de IU en euskera, se enfrenta a dos conflictos básicos: la división dentro de esa coalición y, sobre todo, la incomprensión que sus declaraciones y decisiones en el Parlamento vasco provocan en la organización de IU en el resto de España. Cada vez que habla el coordinador de IU-EB se produce un revuelo en Izquierda Unida, especialmente en el sector liderado por el secretario general del PCE, Francisco Frutos, en el que es una queja recurrente a la de que 'esto no puede seguir así'.

El problema para quienes discrepan de Madrazo es que esté con una mayoría, aunque sea exigua, en IU-EB. En el último congreso, en diciembre de 1999, ganó con el apoyo del 57%. Su mayoría está conformada por un complejo conglomerado de fuerzas, pero aguanta. Enfrente tiene a los comunistas vascos, que se oponen a cada una de sus decisiones, pero pierden una tras otra las votaciones. La última decisión de éstos ha sido no incorporarse a las listas para las elecciones, por lo que EB, ya debilitada, tiene, a las puertas de las elecciones, a la mitad de la organización desvinculada de ese proceso.

El asunto es muy complicado, según algunos dirigentes, porque la forma en la que Llamazares llegó al poder -por 26 votos de ventaja sobre Frutos- y la situación de extrema debilidad en la que se encuentra IU no le permite lanzar una ofensiva contra Madrazo. A eso se suma que el coordinador vasco estaba en el equipo que apoyó a Llamazares.

Entre dos males

La opción que se le plantea a éste constantemente, según gente de su entorno -él no lo reconoce-, es entre dos males: enfrentarse abiertamente con Madrazo y crear la primera crisis de la nueva etapa, y perjudicar los resultados electorales, o perder credibilidad en el resto de España y tener a la mitad de los dirigentes, especialmente en Andalucía, indignados con Madrazo. Hasta ahora, Llamazares ha optado por no criticarlo abiertamente, esperar y confiar en que la crisis no estalle antes de las elecciones.

Pero las tensiones son constantes. Una de las últimas se produjo cuando Madrazo usó el término de 'garzonada' para definir las detenciones de miembros de Haika. Iván Álvarez, secretario general del EPK y líder del sector crítico con Madrazo, explica que lo que pretenden es que IU ocupe un espacio entre los nacionalistas y los no nacionalistas en vez de situarse siempre, con declaraciones como la de 'garzonada', en el ámbito del PNV e incluso de EH.

Madrazo, que ve esa discrepancia interna como algo 'natural en la izquierda' y se escuda en que otros partidos están aún más divididos, argumenta con respecto a sus polémicas declaraciones que 'desde Madrid las cosas no se ven igual'.

El seguidismo al PNV del que le acusan está en parte relacionado con una modificación de la ley electoral que rebaja el porcentaje mínimo de votos para obtener representación en el Parlamento vasco y que beneficia a IU. Por eso, y por la trayectoria mantenida por Madrazo -que no abandonó el Pacto de Lizarra pese a la orden tajante de Julio Anguita hasta que ETA no cometió el primer asesinato tras la tregua, y EH no lo condenó- muchos dirigentes del resto de España y del País Vasco temen lo que pueda pasar tras las elecciones. Creen que, pese a la línea oficial defendida por Llamazares de atacar el frentismo, IU pueda servir de comodín del PNV para que pueda gobernar en solitario. En ese caso, Madrazo se enfrentaría a un riesgo de ruptura con la dirección federal y dentro de EB.

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