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Bruselas sospecha que un 'soplo' de Agricultura frustró una inspección sobre el fraude del lino

Una planta de Portugal ardió a los seis días de que Antifraude comunicara sus planes a España

En el verano de 2000, la Olaf puso en su punto de mira a dos industrias transformadoras de lino en Portugal -Translinho y Linhagro- a las que acudían los productores españoles para evitar los duros controles establecidos en España tras el escándalo de las subvenciones.

El 6 de septiembre de 2000, las instalaciones de Linhagro ardieron. El incendio se produjo seis días después de que el FEGA (dependiente del Ministerio de Agricultura español) confirmase a la Olaf, mediante un fax enviado el 31 de agosto, que participaría en dicha inspección sorpresa a la industria portuguesa sospechosa de implicación en el fraude del lino. La inclusión del FEGA en esta misión en territorio luso fue solicitada por la Olaf por entender que 'el control que debía efectuarse en Portugal entraba dentro del contexto de la misma investigación que en España la Olaf había propuesto al organismo pagador español (FEGA)'.

'Seis días más tarde [de la comunicación con el FEGA] la supuesta fibra de lino de Linhagro desaparecía con el humo', proclama el informe. La Olaf acota sus sospechas: 'En la fecha del incendio, ni la sociedad afectada ni el Inga [el organismo pagador portugués] estaban al corriente de la misión de la Olaf, que sólo había comunicado su intención al FEGA a fines de agosto'. Y extraen una dura conclusión: 'La empresa portuguesa puede haberse beneficiado de informaciones privilegiadas sobre la misión proyectada por la Olaf'. Este diario solicitó, sin éxito, una respuesta oficial de Agricultura sobre esta acusación contra el Fega, cuyo presidente, Nicolás López de Coca, dimitió en 1999 tras conocerse que empresas familiares cobraron ayudas del lino.

La Olaf, ante las circunstancias de este incendio y las 'fuertes sospechas de que se tratara de un acto delictivo', solicitó una investigación de la policía portuguesa. Por boca del dueño de la empresa, Manuel Lorena, los investigadores conocieron que había comprado la sociedad en enero de 2000 para transformar lino procedente de cultivos españoles.

Incendio oportuno

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El incendio fue muy oportuno. Comenzó a las 20.30, treinta minutos después del fin de los trabajos. El cobertizo de almacenamiento quedó destruido, así como las fibras. Las máquinas, sin embargo, se salvaron. El propietario cifró en 47 toneladas la fibra de lino quemada. El accidente impidió comprobar el lino almacenado, y la capacidad real transformadora de las máquinas. 'No existe hasta la fecha nigún indicio de acción criminal. Sin embargo, la similitud con los acontecimientos de la primavera de 1999 (periodo en que ardieron varias transformadoras tras estallar el escándalo) en España suscita numerosos interrogantes', se lamenta la Olaf. El dueño de la empresa portuguesa afirmó que el coste del transporte del lino español, más de 500 kilómetros, lo sufragaban los productores españoles, lo que entra en 'contradicción total', con lo que éstos declararon a la Olaf.

Lorena reveló que compraba semillas a Procotex, firma belga que copa en España tanto la venta de semillas de lino como la compra de la fibra. La acusación de la Olaf contra esta empresa belga es grave: 'El 90% de la fibra declarada como vendida por nueve unidades de transformación españolas nunca se ha entregado en la empresa belga. Había un acuerdo entre Procotex y las unidades de transformación en cuestión que permitía a estas últimas emitir una factura de venta de fibra a Procotex, antes de que se entregara realmente y sobre todo se pagara'.

Según los investigadores europeos, el acuerdo entre Procotex y los cultivadores facilitó 'la emisión de declaraciones de transformación falsas para cumplir con la condición impuesta por el FEGA durante la campaña 1999-2000 que exigía que el producto final [la fibra] obtenido a partir de la transformación fuera vendido para que las transformadoras pudieran acceder a las ayudas por las cantidades de paja declaradas como transformadas'.

Balas de lino en una empresa transformadora en los alrededores de Los Yébenes.
Balas de lino en una empresa transformadora en los alrededores de Los Yébenes.ULY MARTÍN

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