'Nos gusta mucho España'
El ejecutivo español gestiona 16,4 billones de pesetas en los mercados mundiales en fondos y carteras de renta variable global, fondos mixtos y divisas, de los clientes del tercer banco de inversión del mundo
Nos gusta mucho España y estamos fuertemente invertidos en este mercado'. La afirmación corresponde a un español, Pablo Forero, pero está exenta de cualquier veleidad patriótica que no se puede permitir. Como chief investment officer de J. P. Morgan Fleming Asset Management, gestiona inversiones por más de 16,4 billones de pesetas en los mercados mundiales. De él dependen todos los fondos y carteras de renta variable global, fondos mixtos y gestión activa de divisas de los clientes del tercer banco de inversión del mundo, salvo las del mercado de EE UU, lo que lo convierte de lejos en el mayor gestor español de carteras de inversión. Tiene a su cargo, desde su despacho en Londres, un equipo de 240 gestores y analistas repartido entre la propia city londinense, Singapur, Tokio y Nueva York.
'Hay buenas oportunidades, si no se mira a corto plazo, para adquirir a precios baratos empresas de calidad y bien gestionadas' -
Economista, lleva tres años y medio en su actual puesto y diez en J. P. Morgan, siempre en gestión de inversiones, donde ha sido antes consejero delegado de Morgan Gestión SA en España y responsable del negocio de gestión para particulares e instituciones.Previamente trabajó en Arthur Andersen, y como director de Tesorería, durante seis años, en Manufacturers Hannover (hoy Chase España).
Pregunta. Desde el observatorio privilegiado de su despacho, ¿cómo se ve la economía mundial?
Respuesta. Vemos en EE UU una contracción fortísima de la demanda de los consumidores, acompañada por los efectos de la explosión de la burbuja de precios en el sector de tecnología y telecomunicaciones. La confianza del consumidor se ha resquebrajado y está afectando a los resultados de las empresas, algo que normalmente impulsa los mercados a la baja. Una tendencia que en este caso se ha agudizado por la citada explosión de la burbuja especulativa en tecnología y telecomunicaciones.
La situación de Japón, además, no ha hecho más que empeorar desde 1999, cuando todo el mundo confiaba en su recuperación, y ya se admite oficialmente que se encuentran en deflación. El peligro es que se va a convertir en un exportador de deflación al mundo a través de la depreciación del yen.
Asia y Europa se están viendo afectadas por esta situación, aunque el viejo continente es, probablemente, la zona que presenta mejores perspectivas. Es la que está aguantando mejor la crisis, aún con tasas de crecimiento positivas (probablemente este año va a crecer más que EE UU) y sin ningún problema de deflación. Además, la fiebre aftosa y las vacas locas van a impulsar adicionalmente los precios de la alimentación al alza.
Latinoamérica, en general, lo ha hecho hasta ahora bastante bien. Sus mercados son, entre los emergentes, los que mejor comportamiento han tenido en los últimos meses, y también lo han hecho mejor que los mercados desarrollados.Las áreas de preocupación son, esencialmente, México y Argentina. El primero es muy dependiente de la actividad en EE UU, y si esta economía cae, lo hace aún en mayor grado la mexicana. En Argentina el problema es doble, político y de déficit fiscal.
Ésta es, a grandes líneas, la situación que vemos.
P. ¿Cómo creen que evolucionará?
R. En EE UU es difícil saberlo. En J. P. Morgan estamos divididos al 50% entre los que creen que hay recesión y los que opinan que hay crecimientos en torno a cero, pero positivos. La situación puede prolongarse uno o dos trimestres.
En Japón, con las últimas medidas de su banco central llevando los tipos en torno al 0% y la gigantesca inyección de liquidez al sistema bancario que van a hacer, unos nueve billones de dólares, pensamos que tal vez no entren en recesión y se queden en tasas de crecimiento próximas al cero.
Y en Europa, lo que vamos a ver este año es un crecimiento algo menor, pero del orden de un 2%.
P. Un panorama poco halagüeño para el mercado y para su sector.
R. Evidentemente. En banca de inversión, los volúmenes de actividad se están contrayendo. El volumen de negociación de acciones ha caído en EE UU entre un 5% y un 10%, que no es mucho, pero en Europa ha descendido entre un 20% y un 30% en estos primeros dos meses y medio del año. Esto va a influir, lógicamente, en las comisiones generadas y cobradas.
P. ¿Por qué cae más Europa?
R. Porque el comportamiento de los gestores está siendo mucho más defensivo que en EE UU. Más que vender y comprar, lo que están haciendo es esperar. Han vendido mucho tecnología y telecomunicación, y antes de entrar de nuevo al mercado se lo están pensando, quieren ver hacia dónde va.
Los resultados de nuestro sector también se están viendo afectados por la caída en la actividad de adquisiciones y fusiones; aunque hay que matizar que hay mucho interés por llevar adelante operaciones en el sector de telecomunicaciones, y que no se acaban de poner en marcha porque las circunstancias del mercado no ayudan. En banca comercial, sin embargo, la actividad sigue igual de bien. Prácticamente inalterada. Respecto a los bancos, lo que sí se tiene que mirar es la calidad de los préstamos, especialmente en Estados Unidos.
P. En este escenario, ¿qué pueden hacer los inversores?
R. Pensamos que hay compañías a precios interesantes y que éste es el momento de empezar a comprar. Hay buenas oportunidades, si no se mira a corto plazo, de adquirir compañías de mucha calidad y bien gestionadas a precios baratos. Nosotros las estamos aprovechando. En tecnología y en telecomunicaciones, aunque las empresas ya no están tan caras como estuvieron, creemos que aún no es el momento de comprar. Los sectores en los que estamos más cómodos, en este momento, son seguros, energía, farmacia, y a mí, personalmente, me gustan algunas biotecnológicas que han caído mucho en los últimos meses.
P. ¿Cómo ve el mercado español?
R. Nos gusta y estamos muy invertidos en él, aunque siempre atentos a lo que pasa en Latinoamérica por su repercusión en el Ibex 35. Cuando un inversor mira a España, mira el Ibex e inmediatamente piensa en dos cosas: Latinoamérica y telecomunicaciones (Telefónica y su grupo representan el 30% del índice). Son los dos temas que hay que tener en cuenta. El comportamiento de Telefónica en los últimos meses, por ejemplo, ha sido extraordinario, en términos relativos, y se ha convertido en la mayor compañía de telecomunicaciones de Europa tras Vodafone. Hay otras compañías que nos gustan y en las que estamos invertidos, pero prefiero no dar nombres.
P. ¿Cuál es su estrategia en renta fija?
R. Con los tipos de interés a la baja en todo el mundo no podemos permitirnos equivocaciones en inversiones de renta fija a medio y largo plazo. Lo que sí vemos son unos spread muy atractivos, se han contraído mucho desde el otoño, que propician un buen negocio en bonos de alto rendimiento (high yield) y otros productos ligados a los diferenciales. En Europa se está desarrollando un mercado mucho más líquido de deuda de las compañías, y los inversores se están acostumbrando a negociar e invertir en papel emitido por compañías con rating de simple A o triple B, y eso es algo muy bueno que está impulsado por las necesidades de financiación de las operadoras de telecomunicación. Con nuestros modelos de valoración, los high yield nos parece que están incluso más baratos que la Bolsa. También pensamos que éste es un buen momento para invertir en convertibles porque con ellos se consiguen dos cosas: bonos con rentabilidades atractivas y, además, la opción de poder comprar acciones muy baratas.
P. ¿Y en divisas?
R. Seguimos siendo muy optimistas respecto al euro. Todos nuestros modelos a largo plazo indican que el euro tiene que irse a un cambio de uno por uno, aproximadamente, con el dólar.Nosotros, tácticamente, hemos estado cortos de euros a favor del dólar durante parte del 2000, pero a partir del verano pasado el modelo empezó a decirnos claramente que había valor en el euro contra el dólar y hemos estado comprando euros.
'La fusión de las bolsas es inevitable'
P. ¿Qué opinan de los intentos de fusión entre distintas bolsas europeas? R. Las fusiones son inevitables. No salió la planteada entre la británica y la alemana por desacuerdos en los términos económicos, pero la necesidad subsiste. Las bolsas se pueden encontrar, si no se unen, con que el sector privado monte por su cuenta unos sistemas de liquidación uniformes. Ha habido momentos, finales de 1999 y principios de 2000, donde las bolsas nacionales no daban abasto para hacer frente al volumen de operaciones diarias. Los sistemas informáticos en Londres, Francfort, París y Madrid se cayeron en varias ocasiones. El problema no se ha resuelto, porque requiere ingentes inversiones en sistemas que no se han abordado, y volverá a repetirse en cuanto el mercado se recupere. La unión es inevitable, y a no muy largo plazo, porque los operadores no van a esperar a que se produzcan nuevos colapsos. P. ¿La unión de las bolsas supondrá además un ahorro de costes? R. Un volumen importantísimo de la contratación se está haciendo ya en Londres, pero, si se concentran las bolsas, evidentemente habrá algunos ahorros. Quienes más se van a beneficiar de ellos son los clientes finales y los operadores, en segundo término, porque vamos a hacer operaciones más baratas en costes de liquidación y vamos a beneficiarnos de la mayor liquidez.
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