Mercados más integrados
El acuerdo de los países de la UE para regular más eficazmente los mercados de valores ha representado uno de los escasos logros de la reciente Cumbre de Estocolmo. El objetivo: alcanzar un mercado integrado de valores para finales de 2003, que se completará en 2005 con la integración del mercado de servicios financieros.
Hay bastante consenso sobre los beneficios que se derivan, en términos de crecimiento, empleo y productividad, de la integración de los mercados financieros europeos. Sin embargo, los avances hacia un mercado único en algunos segmentos de la actividad financiera han sido escasos. Según el Comité Lamfalussy, encargado de analizar la regulación de los mercados europeos, el principal problema para la creación de un mercado integrado de valores en Europa es la dificultad para lograr un conjunto de legislación básica. El actual sistema regulatorio no permite producir, de forma rápida y flexible, el tipo de legislación que requieren los mercados financieros modernos. Como alternativa, el Comité Lamfalussy propone un proceso legislativo más flexible, propuesta sometida a debate y adoptada por el último Consejo Europeo.
Problemas institucionales pueden restar agilidad al nuevo proceso legislativo
El nuevo proceso distingue entre dos tipos de medidas, normativa básica y medidas técnicas o de ejecución, que corresponden a dos niveles de decisión. La normativa básica o principios marco se seguirán adoptando, conjuntamente, por el Consejo de Ministros y el Parlamento Europeo, en el nivel 1. Las medidas técnicas, en cambio, serán competencia de la Comisión y de un nuevo Comité, el Comité Europeo de Valores Mobiliarios, en el denominado nivel 2.
Una estructura no exenta de problemas. En primer lugar, es necesario clarificar la distinción entre legislación de nivel 1 y 2. Además, se ha fijado que Parlamento y Consejo, a propuesta de la Comisión, deberán consensuar los poderes que delegan en el Comité de Valores caso por caso. Algo que puede dañar, en la práctica, la agilidad del proceso. Una vez delegados los poderes, el Parlamento no tiene capacidad de apelar las medidas ejecutivas, razón por la que esta institución se ha manifestado en contra del nuevo proceso legislativo, y que puede poner en peligro su puesta en práctica. En cambio, y a instancias de Alemania, se ha adoptado una cláusula que impide que la Comisión vaya en contra de la opinión 'predominante' del Consejo en las normas técnicas. Parece que los alemanes temen que la Comisión, con importante presencia británica en el departamento responsable del mercado único, se incline a favor de intereses de la City de Londres.
En definitiva, la Resolución del Consejo de adoptar las recomendaciones del informe de Lamfalussy para acelerar el proceso legislativo de regulación financiera, puede suponer un avance serio en la integración de los mercados europeos. No obstante, la dificultad de mantener el equilibrio institucional y la forma en que se ha adoptado el acuerdo pueden limitar su efectividad.
Elena Nieto es economista del Servicio de Estudios del BBVA.
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