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Israel bombardea tres ciudades palestinas en represalia por los últimos atentados

Al menos un muerto y diez heridos en el ataque a la sede de la guardia personal de Arafat

La operación fue llevada a término por helicópteros de combate Cobra, protegidos por aviones de las fuerzas aéreas israelíes, que bombardearon insistentemente a primera hora de la noche diversos objetivos de las ciudades autonomas de Hebrón, Gaza y Ramala. Los ataques se dirigieron especialmente contra edificios de la Administración palestina, cuarteles de las fuerzas de seguridad y, en particular, de la guardia personal de Yasir Arafat, Fuerza 17, uno de cuyos miembros murió y al menos otros diez resultaron heridos en el bombardeo.

El Gobierno de Yasir Arafat, que intuía la inminencia y la dureza del ataque, había ordenado ayer a primera hora de la tarde desalojar todos los edificios públicos, restringir la circulación en las calles y aconsejar a los ciudadanos que permanecieran en sus casas, al tiempo que trataba de conseguir que los mediadores internacionales disuadieran a Sharon de una operación que él mismo había anunciado cuando aseguró: 'La situación es clara y le pondremos fin. La capacidad de disuasión de Israel quedará totalmente restablecida'. 'Yasir Arafat es un terrorista', añadió el primer ministro Sharon, refiriéndose a las supuestas implicaciones del presidente palestino en el atentado de un fundamentalista, que a primera hora de la mañana se suicidó con explosivos en las cercanías de la ciudad autónoma de Kalkiya, al norte de Cisjordania, provocando la muerte de dos adolescentes israelíes y heridas a otros cuatro.

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Este atentado es el último de una oleada de operaciones bélicas impulsadas por Hamás y la Yihad Islámica, iniciadas 36 horas atrás. Las acciones, llevadas a término de manera escalonada y perfectamente sincronizada en diversos puntos de Israel, tratan de hacer converger la lucha palestina con el Día de la Tierra, previsto para el próximo viernes, en el que la comunidad árabe israelí se lanza a la calle en protesta por las expropiaciones que han sufrido en los últimos años.

Radicalizar la Intifada

Esta estrategia de los movimientos fundamentalistas palestinos supone una radicalización de la Intifada, en oposición a los sectores gubernamentales oficialistas, liderados por Marwan Barguti, de Al Fatah, que desde hace algunos días han impartido consignas claras de reconducir la revuelta, recuperar las movilizaciones pacíficas y dejar en un segundo lugar las acciones bélicas, los tiroteos, los ataques suicidas y la lucha de guerrillas de los últimos meses.

En medio de la tensión, el ministro de Asuntos Exteriores, Simón Peres, había alzado en solitario la voz para pedir públicamente unas negociaciones que pemitan establecer un 'alto el fuego'. Pero la voz del dirigente laborista era ayer incapaz de ahogar las protesta de los sectores belicistas del Gobierno de unidad nacional, que anunciaban que Israel 'pasará a la ofensiva contraterrorista en los próximos días' o que el 'presidente palestino Yasir Arafat pagará un precio político por todo lo que ha hecho'.

El movimiento colono radical, incapaz de esperar la orden de ataque contra los palestinos, había empezado a actuar mucho antes, por su cuenta, sobre todo en Hebrón, donde dos días atrás murió tiroteada una niña judía de diez meses. Los colonos de esta ciudad lanzaron ayer por la mañana su particular ofensiva de castigo contra una comunidad árabe vecina, quemando camiones y tiendas del barrio de Abu Sneinah. Los dirigentes de los asentamientos de Cisjordania han empezado también a redoblar los tambores de guerra, mientras piden 'venganza' por el niño muerto.

Un policía examina el cadáver de una de las víctimas del atentado de ayer en Cisjordania, que fue respondido con los bombardeos israelíes.
Un policía examina el cadáver de una de las víctimas del atentado de ayer en Cisjordania, que fue respondido con los bombardeos israelíes.AP

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