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Columna
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Gasol 'versus' Martín

Una vez encumbrado Pau Gasol, analizadas hasta la extenuación sus habilidades, pasamos a la siguiente fase: la de la comparación con el último gran mito del baloncesto español, Fernando Martín, que, además, es el único que, como Gasol, tuvo a la NBA como referencia inevitable en su carrera.

Fernando era un talento físico que terminó en una cancha de baloncesto como podía haberlo hecho en una de balonmano o en una piscina. Gasol, física y morfológicamente, ha nacido para jugar al baloncesto. Fernando construyó su imperio basandose en una voluntad de hierro, una ambición desmesurada, una capacidad competitiva ilimitada, un incontrolabe deseo de ganar por encima de todo. Gasol lo hace desde su talento natural, su descomunal envergadura, su capacidad para hacer cosas que teóricamente le estan vetadas a un jugador de su estatura, como pasársela tres veces seguidas por debajo de las piernas en un metro cuadrado o correr en un contraataque como si fuese un alero. El físico de Fernando, tremendo en poderío, le limitaba por falta de centímetros y rapidez en algunos movimientos. El de Gasol no parece tener techo.

En lo que coinciden ambos es en su capacidad, sobradamente demostrada por Fernando en su carrera y apuntada hasta hoy por Gasol, para asumir responsabilidades a edad temprana, no asustarse ante los retos, ser capaz de convertise en factor desequilibrante, en soportar la presión de sentirse observado... Pero, mientras los logros de Fernando están ahí, los de Gasol deben concretarse con el paso del tiempo.

Por otro lado, las posibilidades técnicas de Gasol parecen superiores a las que tenía a su edad Fernando. Precisamente, Aíto confesaba en este periódico su miedo a que su jugador bandera sufra un parón en su desarrollo como a su entender le ocurrió a Fernando a los 18 años. No es un temor infundado. Para que un jugador pueda llegar al 100% de sus posibilidades necesita entrenamiento, competición exigente, ganas de superación individual y entrenadores competentes y es cierto que en la carrera de Fernando -y en las de otros muchos- no siempre se dieron todas ellas.

En manos de Gasol, los que lo entrenan y los que dirigen sus pasos reside la responsabilidad de que, para variar, un jugador español explote en su totalidad el talento que la naturaleza le ha otorgado. Si lo consiguen, no hay duda de que superará el altísimo listón que colocó en su día el gran Fernando.

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