Temor a una nueva ofensiva separatista

Los actos terroristas ocurridos ayer en el Cáucaso del Norte han vuelto a sembrar la inquietud en los moscovitas, que temen que se vuelva a repetir una explosión como la ocurrida el año pasado en el centro de la capital o, peor aún, como las que destruyeron dos edificios de viviendas en 1999. El alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov -que el verano pasado responsabilizó a los chechenos de la bomba que explotó en un pasaje subterráneo en la plaza Pushkin que provocó una docena de muertos y más de 50 heridos-, anunció ayer que se ha decidido reforzar las medidas de seguridad.

Luzhkov llamó a acabar con la moratoria a la pena de muerte en lo que concierne a los terroristas. 'No debe haber piedad para los terroristas; el que atenta contra la vida de personas completamente inocentes debe a su vez perder la vida', declaró el alcalde.

La explosiones se producen en medio de una campaña para prevenir actos terroristas lanzada el lunes pasado por el Ministerio del Interior. Su titular, Vladímir Rushailo, aseguró ayer que durante la semana se logró neutralizar a varios grupos que preparaban atentados, y dijo que la campaña antiterrorista continuará en todas las regiones de Rusia. Pero Serguéi Ivanov, secretario del Consejo de Seguridad Nacional, se lamentó de la inseguridad ciudadana frente a atentados como los de ayer. 'Desgraciadamente, hay que reconocer que los órganos de orden público no pueden proteger a la población de todos los actos terroristas', señaló desde Kalingrado.

La región de Stávropol, donde ocurrieron dos de las tres explosiones de ayer, ya ha sufrido por su cercanía a Chechenia. En 1995, un grupo de guerrilleros, encabezados por Shamil Basáyev, entró a sangre y fuego en la ciudad de Budiónnovsk y se atrincheró en el hospital local con cerca de 3.000 rehenes. Aquella incursión se cobró más de un centenar de muertos. Dos años más tarde, las dos terroristas chechenas colocaron una bomba en una estación ferroviaria de Piatigorsk, ciudad de la misma región.