Sólo 13 líneas para abordar la crisis alimentaria
La crisis alimentaria provocada por las vacas locas y la fiebre aftosa apenas distrajo la atención de los líderes europeos, pese a que expresaron 'una gran preocupación por la gravedad de la situación que atraviesa el sector agrícola'. El debate sobre este grave problema ocupó sólo 15 minutos de los dos días de trabajo de los jefes de Estado o de Gobierno en Estocolmo. En las conclusiones finales de la cumbre, que ocupan 23 folios, sólo hay 13 líneas dedicadas a la crisis.
Algo ha quedado claro: no se modificará el paquete financiero comunitario previsto para el periodo 2000-2006 para atender a gastos extraordinarios derivados de la crisis. En definitiva, los Quince expresaron su 'solidaridad' con los agricultores y ganaderos, pero no habrá más ayudas extraordinarias para ellos.
Los líderes europeos explican en esas conclusiones que tienen una gran confianza en las medidas adoptadas por el Consejo de la UE, la Comisión Europea y los Estados, por lo que esperan que esas dos enfermedades serán frenadas y, finalmente, erradicadas.
A la vez, explican que 'lo sucedido pone de manifiesto la importancia de contar con una cadena alimentaria segura y sostenible para restablecer la confianza de los consumidores'. Por eso, el Consejo Europeo exhorta al Consejo de Ministros y al Parlamento Europeo a poner en marcha, antes de fin de año, una Autoridad Alimentaria Europea encargada de vigilar la calidad de los productos que llegan a los consumidores.
Pero en el curso de la cumbre también flotó en el ambiente quién puede estar sacando tajada de la situación. Jacques Chirac, presidente francés, afirmó que EE UU siempre ha estado muy interesado 'en eliminar a Francia y Europa de los mercados agrícolas'.
Trabajo para Barcelona
De otro lado, los escasos avances registrados ayer en Estocolmo han hecho que varios asuntos de calado queden ahora pendientes para la cumbre de la próxima primavera en Barcelona, bajo presidencia española. Allí se analizará cómo eliminar las barreras que impiden la movilidad de trabajadores en la Unión y la convalidación de títulos universitarios, la oferta europea de empleo que debe elaborar un grupo de expertos, las iniciativas para mejorar la calidad de los puestos de trabajo y las fórmulas para mantener la calidad y sostenimiento de los servicios sanitarios.
Ayer, un alto cargo español que prepara la cumbre de Barcelona reconoció que, 'tras lo ocurrido en Estocolmo, habrá que trabajar mucho más duro para Barcelona'.
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