La crisis política que atraviesa el país deja desiertos los estadios
¿Se jugó al fútbol el pasado fin de semana? Las convulsiones políticas que soportó Argentina en los últimos días distrajeron a los aficionados. Las noticias y rumores de último momento sobre el temido ajuste económico, posibles cambios en el Gabinete de ministros, renuncias, convocatorias a huelgas y movilizaciones, caían como baldes de agua helada y apagaban el fuego de la pasión. La asistencia del público a los estadios, que viene en baja, se redujo todavía un 30% más. Ayer algunos ni siquiera sabían cómo habían salido los partidos. El River es puntero y el Boca quedó el último en la tabla de posiciones.
Los traspasos masivos de jugadores destacados y su reemplazo por juveniles han provocado esta irregularidad adolescente del torneo. El poderoso River, sin convencer, es líder y el Boca, campeón de todo, inclusive de los torneos de verano, descendió al fondo de la tabla jugando de forma tan irregular como el puntero. Entre ellos hay diez puntos de diferencia. En el medio asoma por momentos el San Lorenzo, a veces el Unión y en ocasiones el Colón, los dos equipos de la provincia de Santa Fe. No hay equipo que pueda sostener una calidad promedio de juego. Todos dependen de cómo estén sus chicos esa tarde. El único jugador de calidad indiscutida, gane o pierda el Boca, es el media punta Riquelme. Los demás, alternativamente, brillan y se apagan como las luces de giro de un coche. Pero eso al menos ha permitido quebrar la hegemonía que el Boca y el River mantuvieron durante los últimos cinco años, cuando se repartieron todos los campeonatos.
El siempre inteligente y sensato Bianchi, entrenador del Boca, no parece preocupado por el momento que atraviesa su equipo: "Esto no nos da placer, pero así son las cosas. Boca no puede gastarse cuatro o cinco millones de dólares en jugadores para reemplazar a los que se fueron. Debe darle continuidad y experiencia a sus juveniles y esperar porque ellos serán el futuro del equipo". Pero la paciencia del entrenador no es una virtud que distinga a los aficionados del Boca. Como todos saben ya que Bianchi y Riquelme se marcharan a España más temprano que tarde, las especulaciones sobre quiénes deben ser sus sucesores son motivo de conversación cotidiana.
El 24, sin fútbol
La buena noticia que el fútbol podía darle a los ciudadanos es la postergación de la jornada prevista para el próximo 24 de marzo, cuando se cumplen 25 años del golpe de Estado encabezado por el siniestro general Jorge Videla que dio comienzo en 1976 a la más brutal y sanguinaria dictadura que se recuerde en el país. La Asociación del Fútbol Argentino(AFA), una de las instituciones sobrevivientes de aquella dictadura había ignorado en principio la condición de jornada de luto que tiene para la mayoría de la sociedad ese día y adelantó la programación del domingo 25 de marzo al sábado porque el miércoles 28 la selección Argentina disputa un partido para las eliminatorias suramericanas frente a Venezuela. El olvido del aniversario del sábado no parece casual. Nadie podía ignorar la cantidad de actos programados en homenaje a las víctimas y a los 30 mil desaparecidos entre 1976 y 1983 que se anuncian por todos los medios posibles. Por otra parte el entrenador de la selección, Marcelo Bielsa, sólo había convocado a tres jugadores de equipos argentinos.
La bronca de las organizaciones defensoras de los derechos humanos contra Julio Grondona, el capo de la AFA, se descargó en furiosas cartas, declaraciones y reclamos para que al menos una vez los patrones del fútbol tuvieran un gesto de reconocimiento con la sociedad. Ante la creciente indignación el Comité Ejecutivo hizo caso a la petición. El sábado no habrá fútbol en ninguna categoría. Ese día, en medio del silencio de los campos vacíos sólo se escucharán los gritos desgarrados de los desaparecidos.
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