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ESTA SEMANA
Columna
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Comprensión ante los errores propios

La furibunda reacción del Partido Popular en Andalucía contra el entonces diputado socialista Rafael Centeno por su ya famosa frase xenófoba que le costó su marcha del Parlamento andaluz, contrasta notablemente con los enormes esfuerzos de comprensión que realiza este mismo partido ante hechos y comentarios mucho más graves, cargados, sin ningún tipo de dudas, de un racismo reprobable a todas luces.

Así ha ocurrido con lo manifestado por el presidente de ASAJA-Málaga, Javier Sieza, quien habrá escuchado con satisfacción cómo los dirigentes populares malagueños llegan a entender su posición con respecto a sus inmigrantes, desmarcándose así de las críticas que otros sí han dirigido contra él. Si a este incidente se une la decisión adoptada por el alcalde de El Ejido, el popular Juan Enciso, de derruir varias chabolas donde se alojaban en condiciones infrahumanas un grupo de trabajadores extranjeros, además sin alternativa posible alguna de alojamiento en otro sitio, ya tiene el PP materia suficiente esta semana para tratar de contrarrestar estas actitudes que ofrecen la peor cara de la derecha andaluza.

Aquí, por lo que se ve, no hay campaña de linchamiento alguna. Sólo se trata de esperar las rentas del caso Centeno y comprobar si finalmente los andalucistas ceden a la presión y realizan algún tipo de gesto que satisfaga las ansias de venganza que tienen hacia Ildefonso Dell'Olmo por involucrar a Matías Conde en el percance. Lo que está claro es que a los propios populares comienza también a inquietarles la situación, ya que, desde luego, resulta poco edificante observar esa imagen de la presidenta del principal grupo de la oposición, Teófila Martínez, escondida detrás de la puerta del salón de plenos en el Parlamento, escuchando la intervención del portavoz socialista, José Caballos.

Pero estas disquisiciones quedarán a un lado a la espera de que comiencen las negociaciones planteadas por el presidente andaluz, Manuel Chaves, para sacar adelante la aplicación de la ley de cajas y las fusiones. Si es verdad que, tal y como lo pretende el propio Chaves, se quiere ser respetuoso con la autonomía de los órganos de gobierno de las entidades, habrá poca materia que concertar, a no ser que sea, cuanto menos, una declaración de principios, comprometiéndose, unos y otros, a no poner obstáculos al proceso de crear un sistema financiero fuerte. Es curioso, también, comprobar cómo el PA se empeña en este asunto en denunciar que aquí de lo que se trata es de pastelear, del reparto de cargos y el control de las cajas. Habrá que preguntarse por qué tanta insistencia de los andalucistas en su escepticismo sobre la supuesta bondad de este nuevo intento conciliador entorno a las cajas.

Más reticente tiene que estar, más aún si cabe, la consejera de Economía y Hacienda, Magdalena Álvarez, a buen seguro poco favorable a esta salida negociada. Ahora vendrá a pensar que quien ríe el último ríe mejor, al observar cuanta felicidad emanan los rostros de los presidentes de las cajas sevillanas al comprobar ellos cómo siguen adelante en sus planes de hacer la fusión que tenían proyectada.

Mientras tanto, este martes tendrá la consejera oportunidad de lucirse en uno de los temas en los que siempre alcanzó un protagonismo propio, como es el de la financiación autonómica. Será en unas jornadas que organiza la CEA en las que Álvarez fijará la posición oficial de partida de la Junta ante el proceso negociador que ahora se abre para un nuevo sistema de negociación autonómica.

Será, en todo caso, una semana con dos hechos políticos significativos, como son la presentación del recurso ante el Tribunal Constitucional contra la Ley de Extranjería que acordará el martes el Consejo de Gobierno, al no fructificar la oferta de diálogo lanzada por el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, y la propuesta del PA para que sea Antonio Ortega, por fin, el candidato a la Presidencia de la Junta de Andalucía.

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