El flamenco ya tiene su Estrella
Mañana sale a la calle el primer disco del fenómeno jondo del nuevo siglo, Estrella Morente, de 20 años
Ya está aquí La Estrella. Ya llega al mercado la princesa del país de los pájaros. Mañana sale a la venta el disco Mi cante y un poema, primer trabajo discográfico de Estrella Morente Carbonell, de 20 años, nacida en Granada, barrio del Albaicín, hija de bailaora gitana (Aurora Carbonell, La Pelota) y cantaor payo (Enrique Morente) y gran esperanza de la afición flamenca, que aguardaba este momento desde hace dos años conteniendo el aliento, y que ahora podrá, por fin, respirar tranquila.
Estrella es algo así como El Juli del flamenco, una brasa encendida que roba corazones desde que tenía 15 años y empezó a cantar en las fiestas de los barrios de Granada. Su belleza, tocada por la gracia y el ángel, el portento de técnica y afinación que guardaba en la garganta estaba llamada entonces, si la cosa no se torcía, a revolucionar el cante, a marcar una era nueva. 'El duende me viene de todas partes, qué sé yo', se limita a decir ella. 'De mi madre, de mi padre, de mis tíos, de mi barrio y de mi abuela, que con 17 años era la primera bailaora de Pepe Marchena. Pero fue mi abuelo, Montoyita, que tocaba con Manolo Caracol y Lola Flores, el que me dijo que yo debía cantar y no bailar. Él se ponía conmigo en el salón de su casa y me tocaba la guitarrilla para que yo cantara. Por eso le he dedicado el disco'.
El disco. Bastante más que el primer paso de una debutante más o menos insegura. Morente ha trabajado dos años (y ha grabado durante seis meses) bajo la estricta vigilancia de su padre, el ahora productor Enrique Morente. 'No se puede soportar lo maravilloso que ha sido, la paciencia que ha tenido', dice la hija. 'Demasiada paciencia y demasiado aguante. Sólo gracias a la sabiduría y a la experiencia que tiene hemos podido acabarlo'.
Los Morente han contado con siete guitarristas distintos: Juan y Pepe Habichuela ('sobrados de arte, compás, ángel, magia, sabor, paladar y Graná'); Josemi y Juan Carmona; 'el descubrimiento de la familia' Alfredo Lagos, Manolo Sanlúcar y Montoyita.
Cada cual toca los temas que mejor se adaptan a las condiciones del cante, y el resultado supera las mejores expectativas: Mi cante y un poema es una verdadera antología flamenca, 14 temas y 52 minutos de música sin ninguna concesión a la comercialidad, una enciclopedia muy personal que sugiere que, en efecto, Estrella Morente es uno de esos milagros que surgen cada 50 o 60 años, más o menos. 'Yo estoy alucinada con toda la expectación que se ha formado, estoy bastante perpleja. Me apetece mucho dar al público lo mejor que tengo, pero sobre todo quiero dárselo al arte, a la gente que muere con el arte. Prefiero ir despacito, centrarme, ir parando el corazón y cogiendo emociones y experiencias que me ayuden a poder decir cada vez más cosas'.
El disco aparece tocado por el halo mítico de la Niña de los Peines. Estrella recupera su eco frágil y arrollador con un cariño y un respeto que va más allá de la simple imitación. La cantaora ha escrito incluso una letra a la gran Pastora en unas sevillanas llenas de delicadeza que dicen: 'La mejor de todos los tiempos, / tu voz me sirvió de guía'. 'Ese tema es mi debú como autora, y estoy loca con él, sobre todo porque mi padre aceptó meterlo en el disco. Y si le gusta a él, gloria bendita'.
Además de eso, la joven albaicinera despliega una amplísima gama de sonidos y estilos, que incluyen alegrías, tangos (dos), bulerías (cuatro, y entre ellas, Moguer, sobre un poema de Juan Ramón Jiménez, y la genial versión de Los pelegrinitos), soleás (dos) y una media granaína y una malagueña que ponen los pelos de punta.
'Es que lo tiene todo, coño. Conocimiento, compás, afinación, voz, y encima es muy guapa y muy buena aficionada: cada vez que me coge por banda me tiene hasta las nueve de la mañana cantando: 'Espera, compare, no te vayas, otro cantecito...'.
El que habla es Arcángel, un cantaor que pertenece, como ella, a esta nueva generación de flamencos exquisitos, valientes y sin prejuicios que están en el proceso de darle otra vuelta de tuerca al flamenco con una mezcla de respeto a la raíz heredada, calidad, sensibilidad, buen gusto y una jondura que no depende tanto de la hinchazón de las venas del cuello como de una dulzura que es capaz de estallar repentinamente en lo salvaje. 'Bueno, que yo sepa, Marchena nunca cantó con las venas hinchadas, y la Niña sólo alguna vez. A veces está bien estallar, pero para sentir el cante ya están las cuerdas vocales. 'Yo creo que lo que nos une, sobre todo, es que somos muy buenos aficionados. Si yo soy algo, es muy aficionada al flamenco'.
La pujanza comercial de esta musicalidad que anda a medio camino entre lo corralero y lo sofisticado y que está contaminada por sonidos como el fado, el rithm&blues o el free jazz es todavía un misterio, pero algo se sabe ya: las multinacionales han arriesgado su tiempo y su dinero en grabar discos a flamencos de apenas 20 años, cosa que no ocurría desde los tiempos de Camarón, Morente y Menese. Chewaka, la filial de riesgo de Virgin, edita Mi cante y un poema, y Estrella Morente dice que está muy agradecida 'porque no han puesto ninguna condición, ni de tiempo ni de contenidos'.
Pero la afición, que sufre mucho, tiene otro miedo: que la joven estrella huya del flamenco. 'No sé a qué viene ese miedo. Yo he hecho el disco que he querido. Mi padre, espiritualmente, es más rockero que yo. Y si yo hubiera querido hacer un disco de rock, lo habría aceptado. Pero somos flamencos, y los dos morimos haciendo eso'.
Babelia
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