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Estrella Morente completa con otro disco un largo año de éxitos

La cantaora mezcla en 'Calle del aire' flamenco con villancicos 'para tiempos de guerra'

Éste ha sido el annus magnificus de Estrella Morente. La cantaora granadina, de 21 años, ha vendido 80.000 copias de su primer disco, que salió a la calle en marzo; ha dado 70 conciertos; ha sido candidata a un Grammy y a dos Amigo, ha ganado un Ondas. El 14 de diciembre se casa en Granada con el torero Javier Conde, y sólo siete meses después de debutar, ya está a la venta su segundo álbum, Calle del aire.'En efecto, no puedo más. No sé si llego a la boda'.

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Calle del aire ha sido producido, como el disco anterior -que va a ser distribuido mundialmente por el sello de Peter Gabriel, Real World-, por Enrique Morente, el padre de Estrella. Son 12 temas que se abren con una nana y se cierran con una taranta mítica: la que cantó la artista a los siete años con el maestro Agustín Sabicas a la guitarra -la registró con una grabadora el periodista José Manuel Gamboa-.

En medio hay una versión jonda de Noche de paz ('mi padre cambió la letra y la guitarra de Cañizares parece una metralleta'); la ya conocida Canción de los pastores, que los Morente descubrieron gracias a Laura García Lorca, sobrina del poeta; algunos cantes festivos del Albaicín como Calle del aire, que la joven cantaora oía cantar a su abuela Encarna 'mientras hacía los pestiños para Pascua'; una canción sefardí de ritmo muy pegadizo, los Tangos del Chavico, que es el primer sencillo del disco; un par de tonadas castellanas de las de laúd y botella de anís; la maravillosa versión de Los cuatro muleros que aparece en la película de Saura Buñuel y la mesa del rey Salomón; y dos muestras de las inquietudes jerezanas de la granadina: una bulería y una bulería por soleá, ambas con la guitarra de Alfredo Lagos.

Alerta máxima

El disco, que edita Chewaka y salió a la venta el lunes, surge como lanzamiento pegado a la Navidad. Pero Estrella Morente niega que sea un producto de mercadotecnia. 'No es un disco de villancicos convencional. Más bien es un toque de atención a estos tiempos de guerra. En este momento no se puede hacer una obra apacible, de cascabeles y violines. El Niño Jesús está en alerta máxima. Por eso los villancicos son trallazos. No sé si a mi cante le pega mucho el calificativo de desgarrado, pero el disco tira más a eso que a otra cosa'.

Morente hija dice que soñaba con vender tanto como ha vendido. 'Ya está bien de esa fiebre de decir que vender es malo. Vender es bueno para el artista, para el productor, para la compañía y para los que te oyen. Lo complicado es lo que se vende'.

Pero 80.000 discos de flamenco clásico no los ha vendido casi nadie. Tampoco su padre. ¿Le resulta incómodo? 'Tampoco Chano Lobato, que es otro monstruo, ha vendido tanto. Y fíjate si mi padre ha hecho discos bellos. Mi calidad no es más que un volante de la suya. ¿Y si intentamos calcular lo que han vendido los cantaores que viven escondidos en las cuevas, los genuinos de verdad? Es imposible. Lo que sé es que si mi padre no hubiera participado en los discos, si no los hubiera dirigido, no habría sido lo mismo. A veces la labor que hay detrás es más importante que la de delante. Soy casi una niña, y por bien que hubiera cantado, que canto regular, no hubiera dado en el clavo si él no hubiera tenido tan claro lo que había que hacer. Aunque las castañas se las saca uno del fuego'.

Sin marketing

Morente cree que el secreto de su arrollador éxito ha sido 'el boca a boca'. Y haber salido al ruedo con inocencia y afición. 'No por ir escotada eres más sexy. Cuando menos te vendes, a veces es mejor. A la gente le da curiosidad, a lo mejor se pregunta: '¿Y ésta por qué no sale en la tele?'. Y luego compran el disco'. ¿El marketing al revés? 'Al revés, no. Sin marketing. Yendo con la misma verdad a los grammys que a una peña de Utrera'.

Estrella Morente, durante un concierto en el Womad.
Estrella Morente, durante un concierto en el Womad.EFE

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