Adiós al Quiosco de las Flores
El histórico bar cede su espacio al nuevo mercado de Triana tras 150 años abierto junto al puente
Los nuevos tiempos no tienen piedad con el sabor de lo antiguo y hacen que las ciudades vayan perdiendo, poco a poco, sus señas de identidad. La piqueta de la modernidad acabó ayer con el tradicional Quiosco de las Flores, el bar especializado en pescado frito ubicado desde 1850 en el Altozano, justo al pie del Puente de Triana.
El tradicional establecimiento reabrirá sus puertas en un moderno local al otro extremo de la calle Betis y su lugar será ocupado por el túnel de acceso al aparcamiento del nuevo mercado del barrio. Pero ya nada será igual.
El barrio de Triana, uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad, cada vez se parece menos a lo que los visitantes vienen buscando. El cambio de situación del quiosco se une a la progresiva desaparición de otros locales clásicos de la zona, como el bar Los Dos Hermanos, que cerró en enero del pasado año.
El viejo local estuvo abierto hasta el pasado domingo y el jueves, su dueña, María del Carmen Gallardo, entregó las llaves al concejal de mercados, José Antonio García, para que pudiese iniciarse la demolición.
Una máquina retroexcavadora borró el quiosco del mapa urbano de la ciudad en menos de una hora. Este derribo y el traslado del quiosco al nuevo edificio que el Ayuntamiento ha construido, en la calle Betis, es uno de los últimos detalles que queda para la finalización completa de todas las obras del mercado, cuya apertura está ahora prevista para finales de abril tras meses y meses de retraso.
Garrido, que ultima ya la inauguración del nuevo establecimiento para el próximo viernes, 23 de marzo, pasó ayer un mal trago. 'Me gustaría haber evitado este momento. El derribo me provoca un sinfín de sentimientos'.
Garrido ha pasado gran parte de su vida en el quiosco, que consideraba 'como si fuera la casa' de sus padres. El negocio ha pertenecido siempre a su familia, desde su apertura a mediados del siglo XIX, y la dueña lo consideraba 'como una guía turística de Triana para los visitantes'.
Como muchos de los establecimientos típicos de la zona, las especialidades gastronómicas del quiosco han servido de cebo, además de para miles de turistas, para muchos visitantes ilustres de la ciudad. Garrido recuerda, por ejemplo, la anécdota protagonizada por el cantante Alejandro Sanz que, cuando actuó en Sevilla en 1992, pidió expresamente que le llevaran gazpacho del establecimiento que este trianera regenta.
El quiosco seguirá ofreciendo a su clientela lo mejor de la cocina sevillana en su nueva sede. Pero sus platos ya no tendrán el mismo sabor.
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