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ARMONIZACIÓN FISCAL

Bruselas quiere que la cajetilla de tabaco suba en España 70 pesetas

España es el país más afectado de la UE por el plan de armonización fiscal de Bruselas

La propuesta de la Comisión pasará ahora al Consejo de ministros de Economía y Finanzas, que decidirá por unanimidad. En caso de consenso, podría entrar en vigor con relativa rapidez porque el Parlamento Europeo no tiene competencias en esta materia. El Ministerio de Hacienda de España afirmó ayer que tomará una postura oficial tras analizar la propuesta, que todavía no ha recibido. En cualquier caso, Hacienda, que siempre se ha mostrado a favor de la armonización fiscal en otros campos, dijo que era necesario ser prudentes, y que de adoptaser el plan, sería de forma paulatina.

De aplicarse la propuesta, como defiende Bruselas, España sería el país que más vería aumentar los impuestos en los cigarrillos con más demanda: 72 pesetas por cada cajetilla de Marlboro o Winston, que se ha tomado como modelo. También se registrarían fuertes subidas en Italia (49 pesetas), Grecia y Portugal (44 pesetas) y Luxemburgo (36), mientras en Holanda habría un pequeño ajuste de cuatro pesetas. El precio actual en los estancos de España de Winston y Marlboro es de 385 pesetas; de Fortuna, 295, y Ducados, 205.

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El impuesto español, incluido IVA, grava el 71,36% del total, pero no llega a lo que propone la Comisión. En los demás países, los impuestos ya superan las 1,4 euros (233 pesetas) por cajetilla que sugiere Bruselas como mínimo. En el Reino Unido son ya tres veces más elevados (701 pesetas por cajetilla) y en otros países superan también ampliamente ese mínimo. Es el caso, sobre todo, de Irlanda (487 pesetas), Dinamarca (414), Finlandia (365) y Suecia (341). En Alemania son 255 pesetas, y en Francia, 287.

Enormes disparidades

La Comisión justifica su propuesta en el hecho de que con la actual normativa se dan disparidades enormes entre países. Por ejemplo, los impuestos que recauda el Reino Unido por cada cajetilla son 4,3 veces superiores a los que recauda España, pese a que las diferencias entre los tipos aplicados no son tan grandes. El tipo medio británico es del 79,7%.

La normativa europea exige que el impuesto suponga al menos un 57% del precio final de venta, todos los impuestos incluidos. Pero el problema es que el precio de venta antes de impuestos es muy diferente en cada país y, por tanto, la presión fiscal real es también muy distinta, al ser impuestos proporcionales, no lineales.

Para acabar con esas disparidades, Bruselas propone que, además de cumplirse la regla del 57%, el impuesto suponga al menos 70 euros por 1.000 cigarrillos (11.647 pesetas), equivalentes a 1,4 euros (232,9 pesetas) por cada cajetilla de 20 cigarrillos. La Comisión Europea alegó ayer que ésa es una cifra 'equilibrada' si se tiene en cuenta que el impuesto medio que se aplica en el conjunto de la UE equivale a 90 euros por cada 1.000 cigarrillos.

Eso supondría un mínimo de 299,5 pesetas por cajetilla. En ese caso, en España se dispararía en 138 pesetas, pero supondría también un aumento de la fiscalidad en 10 países. Teniendo en cuenta que la aplicación del modelo finalmente propuesto puede provocar graves problemas en media docena de países, la Comisión Europea sugiere que los más afectados se adapten a él de forma escalonada, aunque no dice en cuántos años.

A su juicio, las diferencias de precios de venta antes de impuestos se deben a que 'cuando los fabricantes fijan el nivel de precios de sus productos en un Estado miembro determinado tienen en cuenta varios factores, como los costes de producción, el poder adquisitivo local, la competitividad de su producto en el mercado y el nivel de impuestos'.

Otras labores

Bruselas propone también aumentar de forma escalonada el tipo mínimo que grava la picadura de tabaco desde el 30% (o 25 euros por kilo) actual hasta el 39% (o 33 euros por kilo) a partir de 2004.

Los puros y cigarritos mantendrían el actual esquema, que para este año es de un impuesto del 5% del precio de venta al por menor, incluidos todos los impuestos (o 10 euros por 1.000 unidades o kilogramo), que se corrige cada año según la inflación. Esta menor fiscalidad frente a los cigarrillos se justifica porque mientras éstos se fabrican de manera industrial (hasta 14.000 cigarrillos por minuto), los puros y los cigarritos tienen un proceso de fabricación artesanal que requiere abundante mano de obra.

Por eso, la Comisión propone también cambiar la definición de los puros y los cigarritos debido al aumento de las ventas de un producto que tiene el gusto, filtro y presentación de un cigarrillo, pero el color de un puro o cigarrito y que está fabricado a base de picadura de tabaco en lugar de ser mezcla triturada. En la actualidad, ese producto está gravado como puro o cigarrito y no como cigarrillo, por lo que es mucho más económico.

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