Becas de comedor

Como miembros de la junta de la asociación de padres y madres de una escuela de enseñanza primaria, deseamos manifestar nuestro rechazo al sistema de adjudicación de becas de comedor escolar de las escuelas públicas por parte del Departamento de Enseñanza.

La partida destinada a este concepto lleva años congelada, y el sistema de adjudicaciones de este curso, basado en baremos en los que no se contempla la situación económica real de las familias, ha reducido de manera considerable el número de becas en muchas escuelas (becas que, por si fuera poco, apenas cubren el 50% del coste real del comedor escolar). En nuestro centro, concretamente, donde comen diariamente unos 380 alumnos, el número de becas se ha reducido este curso de 10 a cuatro (y hace seis años se concedían 21), sin que haya disminuido el número de solicitudes ni el status socioeconómico de las familias.

Evaluar la situación económica de una familia únicamente en función de los ingresos lleva a situaciones tan injustas como, por ejemplo, la de denegar la ayuda a una madre soltera cuyo horario laboral no coincide con el horario escolar de sus hijos y que destina más del 50% de su ajustado sueldo a canguros.

Podría argumentarse que la reducción de becas en muchos centros se debe a una redistribución de los recursos entre núcleos de población más necesitada.

En efecto, somos conscientes de que nuestra sociedad está experimentando ciertos cambios derivados de la llegada de una población inmigrante con graves deficiencias socioeconómicas y de que la Administración debe actuar de forma decidida para lograr su plena integración y garantizar la cobertura de una serie de necesidades inmediatas.

Pero creemos, al mismo tiempo, que una política de este tipo debería basarse en el incremento y la racionalización de las partidas presupuestarias, en lugar de limitarse a redistribuir los mínimos recursos existentes.