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Columna
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Poeta objeto

Este verso es el presente. / El verso que habéis leído ya es el pasado, / ya ha quedado atrás después de la lectura. / El resto del poema es el futuro, / que existe fuera de vuestra / percepción. / Las palabras / están aquí, tanto si las leéis / como si no. Y ningún poder terrestre / puede modificarlo. Este poema se titula El tiempo, por el que el mismo no ha pasado y sigue vivo como el presente, latente como el pasado, joven como el futuro. O sí, ha pasado el tiempo imprescindible, o sea, el tiempo institucional, el tiempo suficiente para que vuelva a ser leído, a ser escuchado, a ser celebrado, a ser tenido, oficialmente, en cuenta. El tiempo suficiente sería un par de años, pongamos, más o menos, el tiempo que ha pasado desde la muerte de su autor, el poeta Joan Brossa. Ya se sabe: hace falta morirse. Puede que Brossa se riera, ¡cómo se reiría!, de esta manida frase, tan solemne, porque Brossa se cachondeaba (tranquilos, los puristas, que esta palabra alegre la usó el propio poeta en otro de sus versos), o, profundo también, irreductible, declaraba sus principios valientes en Nocturnalia: (...) cuanto retengo piérdolo con ansia: / ni siento horror de morir como pienso / ni pensar como muero me entristece.

Hay otro Círculo en Madrid, el de Lectores en la calle de O'Donnell, en el que se ha inaugurado una exposición de los carteles que Joan Brossa diseñó entre 1975 y 1999. Todo, para él, era poesía ('Yo no soy un artista, soy un poeta'). El miércoles, día del acto inaugural, se desató en Madrid un caos imprevisible, inaudito, de lógica brossiana ('Actúo por intuición y no puedo asegurar matemáticamente que dos y dos son cuatro'). Un edificio en la calle de Gaztambide que una milésima de segundo antes estaba en pie y una milésima de segundo después, ¡ya!, se había desplomado, unas vidas que una milésima de segundo antes estaban en pie y una milésima de segundo después, ¡ya!, se habían desplomado (y, sí, dieron sentido, con la inminencia de su negación, al poema Nacimiento / Infancia / Adolescencia / Juventud / Virilidad / Edad madura / Vejez / Muerte / Y...) Una lluvia tropical en nuestro continental hábitat convirtiendo en minutos la calle de Preciados en una riada que sustituyó las piernas por las aguas (Estaba echado dormitando bajo / un árbol cuando me despertó / el rumor de unas ramas y vi / pasar a un hombre volando; / pero, ahora que lo digo, quizás era / un pájaro). Una ciudad tomada por los hooligans, tomada por los policías que vigilaban a los hooligans (La pelota va al campo contrario, / interviene el delantero y chuta en vez / de centrar. Se lanza el córner, el / delantero desvía la pelota con la / cabeza, dispara fuerte el mediocentro / y bate al portero. / Sustituid la palabra pelota / por globo terráqueo). Y así. Y todo.

Y así y todo, Brossa postmortem, vivito y coleando bajo los escombros, bajo la lluvia, bajo la violenta estupidez del balompié. Brossa el torcido, el de la distorsión, Brossa el bajito, el creador, Brossa el teatral, el ciudadano de a pie, Brossa el cachondo, el triste, Brossa el de la vanguardia, el que miraban al bies, el que olvidaban, el que nos regalaba, Brossa el ilusionista, Brossa el riguroso. En el Círculo de Lectores había un lleno a medias, que es un lleno muy brossiano, y Juan Manuel Bonet dio una lección magistral acerca del poeta, lo que es de agradecer y sería de imitar por los presentadores que presentan a diario libros que no se han leído, y tal. Así que, gracias. Y recitó Núria Candela. Gracias. Y había queso con uvas y demás canapés, cortesía de agradecer y ya en desuso. Así que, gracias. Y luego están las librerías, en Madrid. Hay algo así como diecisiete libros de Brossa publicados, o más, o muchos más, no tengo una idea exacta porque nunca están, ni se traducen del catalán. Hay varias librerías en Madrid, tengo de ellas una idea exacta, busco los libros y esto encuentro: en una librería de prestigio y especializada, 2 (amarillentos); en una librería de prestigio, 0; en una librería de una gran cadena de librerías, 0; en una librería de gran centro de ocio y cultura, 0; en una gran librería, 1. Por lo que concluyo con otro poema de JB: Filete con patatas, 20. / Un anís, 4. / Dos cafés, 7. / Postre dos helados, 6. / Vino, 12. / Servicio, 17,85. / La cartera.

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