Tierra quemada

Suelo ver cada día el telediario de La 2 que presenta Lorenzo Milá, porque me gusta su tono y el tratamiento informativo. El pasado 1 de marzo, también, y quedé estupefacta. A los veinte minutos de su comienzo, el atribulado presentador había dado cuenta del terremoto de El Salvador, por fortuna sin víctimas; la violencia en Liberia, sin novedad que justifique la incursión de esa 'noticia', en segundo lugar; el lago Chad, que dicen los ecologistas que peligra; otra noticia de África que ya no recuerdo, por carecer de relevancia informativa; un salón de coches, relleno para cualquier informativo serio; una nota sobre la supuesta afición de Shakespeare a la cocaína, y otra de unos niños de no sé qué escuela que aprenden a usar el ordenador. La cuestión del no acuerdo sindicatos-empresarios la ataja en apenas un par de minutos, a punto de cerrar el informativo, después de contar el asunto de la fiebre aftosa con abundancia de imagen de jeeps de la Guardia Civil, que parecían sugerir lo protegidos que estamos los españoles, como cuando Franco. No reconocí ese informativo. Hace tiempo que dejé de ver el de La Primera al comprobar lo zafio de sus informaciones, que abundan en la vieja y casposa crónica de sucesos, también de memoria indeseable.

Constato así la tierra quemada en que va quedando TVE tras el paso por ella de ese otro gallego, tan ambicioso como aquél, que ahora se sienta en el sillón de Interior, pero que acabará acomodándose en La Moncloa. Ojo a los posibles votantes del PP. La cosa no está en Aznar; el que raja de verdad es el otro.-