Uno de los mayores especialistas en los talibán afirma que desafían a Occidente con los Budas

Ahmed Rashid critica la pasividad de los países islámicos ante la destrucción de las estatuas

A Ahmed Rashid no le sorprendió el decreto del líder de los talibán para destruir los Budas gigantes y otras figuras preislámicas en Afganistán. 'Ya amenazaron con destruirlos cuando tomaron Bamiyan en 1998; entonces, les dispararon con lanzagranadas y dañaron sus túnicas de piedra. Era algo pendiente', asegura este periodista paquistaní, que lleva 23 años informando sobre Asia Central para diversos medios. Rashid, que hoy presenta en Madrid su libro Los talibán. El islam, el petróleo y el nuevo Gran Juego en Asia Central, considera que los talibán han lanzado un desafío a Occidente....

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A Ahmed Rashid no le sorprendió el decreto del líder de los talibán para destruir los Budas gigantes y otras figuras preislámicas en Afganistán. 'Ya amenazaron con destruirlos cuando tomaron Bamiyan en 1998; entonces, les dispararon con lanzagranadas y dañaron sus túnicas de piedra. Era algo pendiente', asegura este periodista paquistaní, que lleva 23 años informando sobre Asia Central para diversos medios. Rashid, que hoy presenta en Madrid su libro Los talibán. El islam, el petróleo y el nuevo Gran Juego en Asia Central, considera que los talibán han lanzado un desafío a Occidente.

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En opinión de Rashid, uno de los más reputados especialistas en el radicalismo islámico en Asia Central, 'los talibán tratan de enviar una señal estratégica a Occidente en respuesta a las sanciones [impuestas por la ONU el pasado enero]'. De hecho, recuerda el autor, 'en las últimas semanas han dado varios pasos en ese sentido: han cerrado las oficinas de la ONU en Kabul, han ejecutado en público a dos mujeres acusadas de prostituirse y han masacrado a 300 hazaras, tal como verificó una organización defensora de los derechos humanos'.

La amenaza contra los Budas, cuya suerte final se desconoce con precisión por la falta de acceso independiente a la zona, habría sido el último paso en esa estrategia de provocación. 'Sabían muy bien lo que estaban haciendo', asegura Rashid. Con esa medida, los talibán pretenden distraer la atención del mundo sobre su falta de respeto a los derechos humanos, pero también enviar un mensaje a los propios afganos. 'La idea que subyace es que, aunque la gente se esté muriendo de hambre, ellos no van a renunciar a sus principios islámicos para complacer a la comunidad internacional y lograr su ayuda', explica el autor de Los talibán (Península), un libro clave para entender este oscuro movimiento islámico radical.

'Además, también es un gesto de advertencia a los hazara: aunque esta minoría es de confesión musulmana shií, los Budas se habían convertido en un símbolo del orgullo hazara y de su resistencia a los talibán; destruir los budas significa destruir su identidad cultural, es una forma de limpieza étnica', denuncia Rashid.

Este experto desestima la queja de los talibán de que Occidente se está preocupando más por dos estatuas que por las decenas de miles de afganos amenazados por el hambre. '¿Qué han hecho ellos por su propia gente? Los talibán han sido incapaces de proporcionar un mínimo gobierno a su pueblo, ni empleo, ni inversiones, absolutamente nada. No se puede depender de la comunidad internacional para que alimente a tu país', responde.

Rashid no se muerde la lengua y denuncia también la pasividad de los países islámicos ante la última barbaridad del movimiento talibán. 'No ha habido ninguna condena de la OIC [Organización de la Conferencia Islámica], ni de los países árabes del golfo Pérsico, con la excepción de Qatar. Sólo Irán, por razones políticas, y Egipto han levantado su voz', manifiesta. '¿Qué dirían los países islámicos si Egipto destruyera las pirámides o Irán destrozara Persépolis?', se pregunta aún incrédulo por lo que está sucediendo. 'Deberían entender la importancia de su historia preislámica'.

La tarea parece complicada en el seno de un movimiento que no está inspirado ni por intelectuales ni por reputados teólogos, sino por lo que el propio Rashid ha calificado de 'lumpenproletariado del islam'. 'Los talibán saben muy poco de historia islámica o de la de su propio país. Su objetivo es la destrucción del statu quo, pero no ofrecen nada para reemplazarlo'.

'Están haciendo un flaco favor al islam o al mundo islámico, que cada vez más se identifica con el extremismo y el terror', subraya el periodista.

Acabar con la guerra

Rashid lamenta que Estados Unidos construya su política hacia Afganistán únicamente en términos de terrorismo. 'El problema es mucho mayor; eliminar a Osama Bin Laden no lo soluciona porque hay cientos de Bin Laden en toda Asia Central. Hay que acabar con la guerra en Afganistán porque eso es lo que está permitiendo que ese país sea un santuario para el terrorismo o el tráfico de drogas que amenaza no sólo a la región, sino también a Europa y a América', manifiesta convencido. Para ello, propone que la comunidad internacional deje de facilitar armas, municiones y cualquier otro material bélico a todas las partes en conflicto, no sólo a los talibán.

'Si la guerra continúa, el coste para Europa va a ser muy alto', advierte Rashid, antes de enumerar que el 80% de la heroína que se consume en el continente proviene de Afganistán, el potencial de una gigantesca crisis de refugiados o el aumento de actos de terrorismo. Además, subraya, la estabilidad en la zona permitiría el desarrollo de sus recursos energéticos.

Ahmed Rashid, ayer, en MadridLUIS MAGÁN
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