EA-PNV, 'bietan jarrai'
Defiende el autor la alianza nacionalista, pero estima que debe reconocer los errores de Lizarra y aceptar la 'realidad vasca'.
La reciente coalición que se ha formado entre los dos partidos que configuran el nacionalismo vasco democrático, Eusko Alkartasuna y Partido Nacionalista Vasco, para las próximas elecciones del 13 de mayo supone una esperanza para muchos nacionalistas que hemos visto cómo la división de estas dos fuerzas ha sido utilizada por el MLNV y ETA para afianzar su estrategia de destrucción del marco institucional vigente en Euskadi. La reunificación del nacionalismo vasco, y esta coalición supone un afianzamiento en esa apuesta, es por tanto un hecho positivo para la inmensa mayoría del electorado nacionalista.
Sin embargo, de nada serviría esta coalición si persistiera en los profundos errores que EA y PNV han cometido durante todo el proceso pre y post Lizarra, durante este nefasto bienio negro que no ha conseguido ni el cese de la violencia de ETA ni la democratización de Herri Batasuna; una organización cada vez más parecida a una secta comunofascita de carácter totalitario que nada tiene de izquierda ni de abertzale, por mucho que insistan Otegi y sus turiferarios.
'Tanta aventura de falso soberanismo únicamente ha alimentado a ETA y sus secuaces'
Esta coalición debe servir para conformar y afianzar el cauce conformado por la voluntad mayoritaria de la sociedad vasca, una mayoría integradora formada por vascos nacionalistas y constitucionalistas, por vascos de adscripción nacional diversa, por esa mayoría social plural vasca que lleva pidiendo desde hace mucho tiempo acuerdos entre el nacionalismo y el socialismo vasco. Porque la integración de los que se sitúan en los márgenes y en los extremos sólo será posible desarrollando el cauce de la libertad en Euskal Herria, mediante acuerdos amplios y flexibles que engloben a la mayoría social de Euskadi.
La coalición nacionalista no puede rechazar la realidad vasca y sustituirla por la ficción, por el mito soberanista basado en la territorialidad de Euskadi. No puede negar la existencia vivida en nombre de panoramas de futuro incierto que no causan más que inseguridad incluso en la mayor parte de sus votantes.
Esta coalición no debe afirmar el sueño y la utopía frente a la realidad objetiva, pues todos sabemos los efectos desastrosos que puede tener esta actitud si se apuesta por ella en la política diaria, ignorando premeditadamente la realidad social que nos atenaza. Lo posible y lo real es reconocer que nunca se debió negociar políticamente con ETA de forma tan ingenua, poniendo un precio político a la paz y a la libertad, formar el frente de Lizarra que ha creado su clon en el formado por el PSE-PSN-PP-UPN-UA, y que se debían de haber roto todos los acuerdos políticos con Herri Batasuna desde la ruptura de la falsa tregua de ETA, seguido de una inmediata disolución del Parlamento vasco con la consiguiente convocatoria electoral. No nos valen las frases manidas que hemos escuchado a los dirigentes del nacionalismo vasco en sus asambleas nacionales del tipo de 'habremos fracasado, pero no nos hemos equivocado'. Hay que reconocer los errores y poner los medios para no volver a caer en ellos, muy especialmente cuando lo que está en juego es la división de la sociedad vasca y navarra, la ulsterización de Euskal Herria.
Por eso queremos que esta coalición electoral tenga muy presente que, frente a la mitología perfeccionista, frente a lo absoluto, tendrá que tener muy en cuenta la realidad plural y compleja de la sociedad vasca para de esta forma no quemar las naves tras el 13 de mayo.
Porque todavía somos muchos los nacionalistas que seguimos apostando por la recomposición de la alianza entre el nacionalismo y el socialismo vascos. En Euskadi y en Navarra. Una recomposición en torno a un proyecto vasquista, integrador, federal, basado en la construcción social y cultural de Vasconia. Porque sólo un acuerdo de este tipo puede integrar a esa mayoría social que vaya agrandando el caudal del río libertario y atrayendo hacia el mismo a los extremos, a las orillas hoy sumidas en el más profundo de los sectarismos. Queremos que la coalición tenga esa actitud de tender la mano hacia la otra parte. Para recuperar el Estatuto y el Amejoramiento del Fuero en sus versiones originales y para propugnar su íntegro cumplimiento.
Esto exige mayor resolución de la que hasta ahora ha presentado el nacionalismo en general. Con resolución, la coalición se dotará de un proyecto integrador capaz de transmitir un proyecto ilusionante demandado por una parte muy importante de la sociedad vasca cansada ya de tanta aventura de falso soberanismo que únicamente ha alimentado a ETA y a sus secuaces.
Arturo Goldarazena Lafuente es doctor en Ciencias e investigador de la Universidad de Florida.
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