Las trabas a la plena incorporación de mujeres siguen en una treintena de cofradías
El IAM cree que refleja una 'mentalidad patriarcal y androcéntrica'
En cuanto a entidades privadas de naturaleza social y recreativa, apenas subsisten casos en Andalucía donde se discrimine por razón de género, aunque restan algunos residuos como el Círculo de Labradores de Sevilla, donde las mujeres participan a través de su vinculación familiar con algún varón pero no como titulares. Esta situación cambiará cuando se acometa la reforma de estatutos que ha impulsado la junta directiva, al igual que ocurrió hace unos meses en el Casino de Cádiz, donde aún pervivían barreras formales, aunque no en la práctica.
El Círculo de Labradores, el club más antiguo de Sevilla, que camina hacia el siglo y medio de vida, tiene alrededor de 3.500 socios propietarios. Todos son hombres. Sus hijas, esposas, viudas o madres pueden beneficiarse de las actividades en su calidad de familiares a un coste menor que el del socio titular. Antonio Martínez Ayala, tesorero del Círculo, no recuerda que los estatutos prohíban de forma explícita la asociación de mujeres, pero lo cierto es que ninguna es 'socia propietaria' y, por tanto, no tiene tampoco derecho a participar en las asambleas. 'En nuestro ánimo no está ningún tipo de polémica porque hay que adaptarse a los tiempos', indica Martínez.
El tesorero explica que desde hace unos años ya no existen zonas donde se prohíba el acceso a las mujeres y que está en marcha un proceso de reforma de estatutos. El cambio, que pretende equiparar el asociacionismo de ambos sexos, tendrá que votarse en una asamblea general. Un proceso similar al que se vivió hace unos meses en el Casino de Cádiz.
La permanencia de estas trabas constituye, para la directora del IAM, Teresa Jiménez, 'un anacronismo inadmisible a comienzos del siglo XXI'. Al tratarse de entidades privadas, la actuación del IAM sólo es posible en caso de que alguna mujer denuncie un trato discriminatorio. Incluso así el IAM sólo puede mediar y solicitar a la asociación que modifique las normas para ajustarse a los principios de igualdad.
Jiménez considera 'inaudito' que todavía persistan algunas actitudes de exclusión hacia las mujeres 'amparadas en un tradicionalismo rancio'. El resultado, a su juicio, resulta 'empobrecedor'. 'Espero que el debate del Liceo sirva para que cualquier entidad con algún rechazo hacia la mujer se replantee una transformación profunda', agrega.
El asociacionismo religioso, muy arraigado en Andalucía y donde las desigualdades son más evidentes, es uno de los ámbitos que, según Jiménez, 'tiene que modernizarse y adaptarse a los nuevos tiempos'. Detrás de los argumentos de respeto a la tradición que suelen justificar las discriminaciones, la directora del IAM sólo ve la influencia de 'una mentalidad patriarcal y androcéntrica'.
En las ocho capitales todavía restan, al menos, 27 cofradías que no han igualado a hombres y mujeres de las 247 que procesionan en Semana Santa. De ellas, 23 están en Sevilla, donde las reticencias a esta equiparación son notables y chocan, incluso, con los planteamientos del arzobispo Carlos Amigo. Las normas diocesanas dictadas en diciembre de 1997 por el prelado establecían una igualdad absoluta entre ambos sexos, pero las discriminaciones perviven en 23 de las 57 hermandades sevillanas que hacen estación de penitencia en la Catedral. Las más reacias son, además, las de la Madrugá, aunque la Cofradía de la Macarena debate si pone fin a estas distinciones. De aceptar el cambio, sería la primera de las hermandades señeras de la Madrugá que daría el paso. El Consejo de Hermandades y Cofradías desconoce el número exacto de agrupaciones que han modificado sus normas.
Fuera de Sevilla, también mantienen algún tipo de trabas las cofradías de las Angustias del Caminito, en Cádiz, la hermandad de la Misericordia, en Huelva, la del Silencio, en Granada, y la de la Buena Muerte, en Córdoba, donde las mujeres pueden ser hermanas (hay 150 de los 600) pero no salir con la túnica en procesión.
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