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Reportaje:

Viento, dinero y diversión

Dos jóvenes crean en Adra una escuela de 'flysurf' para deslizarse por el agua y la arena con la ayuda de una cometa

Saber que la temperatura media en invierno no baja de los 14 grados -en verano 25 grados- y que las horas de sol alcanzan la cifra de 574 -1.030 en el estío- fue suficiente para que Sonia Aubrun y Juan Torreblanca, una joven pareja de origen francés, no se lo pensara dos veces para poner en marcha su Escuela de Flysurf en el municipio almeriense de Adra.

El flysurf es un deporte náutico que consiste en deslizarse por el agua, arena o nieve sobre una tabla de dimensiones más reducidas que la empleada en la práctica del surf, ayudada por una cometa impulsada por el viento, elemento indispensable para la práctica de este deporte. Por supuesto, es el viento el factor principal y casi el protagonista de la novedosa práctica, que encuentra en Almería y sus costas el escenario perfecto para desarrollar la actividad con toda satisfacción.

Juan, de 31 años y residente en París toda su vida, donde su padre emigró en busca de trabajo, practica el flysurf desde hace seis años. Su novia Sonia, de 27, no tardó tampoco en aficionarse a esta afición. 'Allí en Francia es algo bastante normal, porque hay mucha afición hacia las cometas clásicas y de arrastre. El inconveniente es que teníamos que hacerlo con monopatines , patines y carrillos porque no había mar', explica Juan.

La decisión de ambos de instalarse en Almería para llevar a cabo el proyecto de su escuela cuenta ya con una subvención de 400.000 pesetas y está catalogado por el Inem como un Nuevo Yacimiento de Empleo (NYE), además de contar con el apoyo financiero del Ayuntamiento abderitano, que sufraga durante los tres primeros años el Impuesto de Actividades Económicas (IAE) y la licencia de apertura.

Sólo una cosa falta para que el éxito de la iniciativa sea rotundo: que cunda la afición entre los autóctonos. 'Hasta ahora los grupos que hemos tenido han sido de Bélgica, Francia e Inglaterra. La prueba de fuego la pasaremos este verano, cuando la gente que vaya a la playa vea lo que hacemos, porque empezamos a funcionar el pasado noviembre', apunta Juan.

La sensación que buscan quienes se embuten en un traje de neopreno para surcar las olas empujados por el viento no es otra que la de planear acariciando el mar y volar, en el sentido más literal de la palabra, con pequeños y grandes planeos que alcanzan, para los profesionales, una altura de entre 15 y 20 metros. 'El objetivo es volar y hacer figuras en el aire. Es como el esquí náutico, sólo que la tracción viene de arriba con una cometa especial, hinchable, para que no se hunda en el agua', argumenta el joven emprendedor.

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Quienes se decidan a probar ser una suerte de pez volador por unas horas deberán mirar antes su monedero y saber que un equipo de tabla y cometa se encuentra desde las 80.000 pesetas cada pieza. Mientras le toman el gusto a esta práctica, pueden conformarse con los cursos de Sonia y Juan que, por 40.000 pesetas, incluyen material, un seguro de accidente y el traslado hasta los lugares de práctica.

Ellos, que ya anuncian su oferta de ocio a través de Internet en la que incluyen posibilidades de alojamiento y toda clase de información, buscan también a empresarios que quieran publicitarse a través del flysurf. 'La cometa sube entre 20 y 30 metros de altura, incluso a veces 40. Es el mejor escaparate, en verano, para publicitarse', apostilla el deportista.

Juan Torreblanca muestra su equipo para practicar el <b></b><i>flysurf.</i>
Juan Torreblanca muestra su equipo para practicar el flysurf.FRANCISCO BONILLA

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