El Parlamento de Italia aprueba una ley para descentralizar el poder
El federalismo a la italiana nació ayer, tras la aprobación en la Cámara de Diputados de la ley redactada por el equipo del ex primer ministro Massimo d'Alema en marzo de 1999. El texto puede considerarse ya una ley del Estado, pese a que tendrá que pasar el trámite del Senado. La ley pone broche final a esta legislatura y permite a las regiones legislar, salvo en defensa, política exterior, inmigración y medio ambiente, entre otros temas. Los votos a favor fueron 316 (el quórum exigía un mínimo de 312), y 12 los contrarios.
En realidad, el término federalismo resulta excesivo para aplicarlo a la reforma que el Gobierno italiano ha diseñado en el texto que ayer obtuvo la aprobación definitiva. En síntesis, la ley autoriza a las regiones a legislar en todas las materias que no tengan nada que ver con la política exterior, inmigración, defensa y Fuerzas Armadas, moneda y orden público, tutela del medio ambiente, órganos estatales y leyes electorales. En materia fiscal, la ley autoriza a recaudar impuestos 'en el ámbito de las leyes del Estado', lo cual resulta considerablemente vago.
Los diputados de la Casa de las Libertades (oposición) se abstuvieron, dejando a los diputados del Olivo la responsabilidad total de una reforma constitucional que ellos juzgan insuficiente, sobre todo en vísperas de lo que consideran un inminente triunfo electoral del centro-derecha encabezado por Silvio Berlusconi.
La jornada se inició con un llamamiento del Olivo a la oposición para que apoyara con su voto una ley que cambiará, siquiera ligeramente, la Constitución. El candidato del centro-izquierda, Francesco Rutelli, prometió desarrollar el texto en la próxima legislatura, caso de ganar las elecciones, una vez obtenido el sí de los italianos en referendo. Sin embargo, todos los llamamientos se estrellaron contra la decidida negativa de la Casa de las Libertades, que no quiso votar una ley en cuya elaboración no ha participado porque, asegura, todas las enmiendas presentadas han sido rechazadas por la mayoría.
La ley aprobada ayer no satisface las aspiraciones autonomistas de regiones como Lombardía y Véneto, gobernadas por el Polo, pero en las que la ex separatista Liga Norte tiene una fuerte implantación. En el caso de Lombardía, la junta regional ha decidido por su cuenta celebrar un referendo para interrogar a los ciudadanos sobre si quieren que la región asuma competencias en educación, sanidad y policía local, no contempladas en la reforma recién aprobada. Pese al veto del Ejecutivo, que planteó el caso al Tribunal Constitucional, el presidente lombardo, Roberto Formigoni, reiteró ayer que el referendo se celebrará en cualquier caso coincidiendo con la fecha más probable de las elecciones generales, el 13 de mayo.
La votación de ayer había adquirido el valor de un voto de confianza para el Ejecutivo, por lo que el resultado puede considerarse un éxito a corto plazo para el Olivo. Sin embargo, el hecho de que la reforma haya salido adelante sólo con los votos de los partidos que forman el Gobierno ( y, curiosamente, con la modesta contribución de más de un diputado ultraderechista) sienta un grave precedente, que podría ser evocado más tarde para ulteriores cambios constitucionales por el próximo Gobierno.
La oposición se ha desmarcado de esta reforma, pese a que algunos de los gobernadores regionales y autoridades locales pertenecientes a la coalición (caso del presidente del Piamonte) eran partidarios de apoyarla, convencidos de que algo es mejor que nada. Rotundamente en contra, en cambio, el Partido de Refundación Comunista, que considera las propuestas descentralizadoras, tanto la del Gobierno como la de la oposición, 'intentos de destruir la unidad del país'.
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