La Iglesia brasileña admite los prejuicios de los católicos sobre las drogas
Los obispos brasileños, que suelen ser conservadores en materia dogmática y teológica y abiertos en las cuestiones sociales, de vez en cuando crean un revuelo con sus declaraciones. La última había sido hace unos meses cuando algunos prelados afirmaron que, ante el peligro de contagio del sida, los creyentes podían usar el condón; despues llegó el Vaticano y les llamó al orden obligándoles a retractarse oficialmente.Ahora han vuelto a sorprender a los mismos fieles al reconocer públicamente, arrepintiéndose de ello, de que la mayoría de los católicos "no saben casi nada sobre las drogas, subestiman la gravedad del problema y trata a los drogadictos con prejuicios y discriminación". Y afirman que es necesario entender las raíces del problema de la droga y tratarlo como una enfermedad más, en clave positiva, de recuperación y no de anatemas o castigos.
Para empezar, y con motivo de los últimos carnavales, durante los cuales, como de costumbre, muchos suelen usar más de todo tipo de drogas que habitualmente, la Conferencia Episcopal Brasileña (CNBB) lanzó una campaña para ayudar a los fieles a "reflexionar" bajo el lema Vida, sí; drogas, no . Para preparar y lanzar dicha campaña, los obispos pidieron antes a 67 especialistas que hicieran un estudio a fondo sobre el tema de las drogas, su incidencia económica, las causas de su crecimiento en el mundo y la forma mejor de combatirla.
En dicho estudio aparece que el narcotráfico mueve cada año en el mundo 400.000 millones de dólares y que el crecimiento de la violencia y de la criminalidad suele ir de la mano del aumento de la droga en todos los niveles, desde el nacional al de un simple barrio.
El secretario ejecutivo de la campaña, José Adalberto Vanzella, recuerda que los católicos suelen dar énfasis sólo a ciertas drogas por el mero hecho de estar prohibidas, mientras que se olvidan de las que son lícitas y por tanto gozan "de la aprobación social", las cuales causan a veces mayores daños al estar más difundidas, como son los casos del alcohol y el tabaco. Y cita a la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuando afirma, refiriéndose a los daños del humo y de la bebida: "Estamos asistiendo pacíficamente a un verdadero genocidio, mayor que el del Holocausto ocurrido en la Segunda Guerra Mundial".
Droga por droga
Los obispos analizan a fondo en su documento los efectos de cada una de las drogas más usadas en Brasil como la marihuana, el éxtasis, el crack y la cocaína (en Brasil se usa poco la heroína). En su campaña nacional, que deberá abarcar a las miles de parroquias del territorio brasileño, los obispos piden a los fieles que "reflexionen y se informen" sobre el problema de las drogas. Bajo la nueva óptica de los obispos, no se deben usar, de ahora en adelante, las amenazas de castigo contra los drogadictos, ya que, según el documento, la Iglesia ha de "colocarse a favor de la vida promoviendo e incentivando movimientos de solidaridad" con acciones que "combatan a los narcotraficantes y ayuden a sus víctimas".
La Iglesia, en suma, afirma que ahora apuesta por la prevención inteligente a través de la información y por la solidaridad y el apoyo a las víctimas. Esta vez, sin nombrar los castigos ni invocar el fuego del infierno. Incluso han dejado fuera de la campaña a Dios, excepto para indicar que se trata de un padre que sólo desea que sus hijos sean felices. ¿Estará Roma de acuerdo esta vez con los obispos brasileños?
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