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Crónica:FÚTBOL
Crónica
Texto informativo con interpretación

Llega el esperado debú de Eriksson

Inglaterra lleva dos meses obsesionada con la identidad de los jugadores que elegiría el sueco ante España

Si el deseo de un pueblo por ver triunfar a su selección se pudiese transformar en energía ganadora, Inglaterra destrozaría a España en el partido que se disputa el mércoles en Villa Park. En un remoto rincón del cerebro de todo aficionado inglés existe la convicción de que a su nación le corresponde, por derecho divino, el título de campeón del mundo de fútbol; que por alguno de aquellos misterios que arroja la vida éste es un derecho que otras naciones han tenido la impertinencia de usurpar.

Tal es la desesperación por acercar la triste realidad al noble espejismo (hoy Inglaterra ocupa el puesto 17 en el escalafón mundial) que el país más xenofobo de Europa ha llegado al extremo de hacer algo que no se le ocurriría, siquiera, a ninguna de las otras potencias tradicionales del fútbol: pedirle a un extranjero que les resuelva el problema, nombrar a un sueco como seleccionador.

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Se oyeron algunas voces discrepantes, algunos murmullos patrióticos, cuando Sven Goran Eriksson, antes del Lazio, asumió el cargo hace mes y medio, pero, en general, en los estadios donde ha aparecido a ver partidos lo han recibido como a un mesías. El deseo ha vencido al prejuicio. Quieren ayudar a Eriksson a hacer el milagro, a convertir agua en vino. La buena voluntad que ha cosechado Eriksson se podría esfumar ante España mañana. Como él mismo dijo en la conferencia de prensa del viernes, cuando anunció su primera lista de conovocados: 'En todas partes me han hecho sentir como si estuviera en mi propia casa... Sé que esta ha sido una luna de miel. No sé si ha acabado todavía. Les diré la semana que viene, cuando vuelva otra vez a ver partidos'.

Si las ganas colectivas fueran suficientes, la continuidad de la luna de miel sería una garantía. En España, hasta ahora, ha habido relativamente poco interés hacia el partido contra Inglaterra. Los triunfos en Europa la semana pasada y la expectativa que generó el Deportivo-Madrid hicieron que la lista de convocados de José Antonio Camacho, anunciada el viernes, pasara casi desapercibida.

En Inglaterra, todo lo contrario. Desde principios de año los medios ingleses han estado especulando obsesivamente sobre la identidad de los jugadores que elegiría el sueco, sobre la posible actuación de su equipo contra los admirados españoles. Todo el mundo en Inglaterra, al menos el mundo futbolístico, sabe perfectamente bien quiénes son Raúl, Hierro, Guardiola, Luis Enrique, Mendieta. Todos reconocen, si son honestos consigo mismos, que cuando Raúl, Hierro, Guardiola, Luis Enrique y Mendieta juegan como pueden son mejores que sus homólogos en la selección inglesa.

La selección española fracasó en la Eurocopa, sí. Pero la selección inglesa hizo más que fracasar. Su actuación fue lamentable, vergonzosa. Lo interesante de la convocatoria de Eriksson, lo que la hace mucho más interesante que la de Camacho, es que incluye a muchos jugadores jóvenes. Los optimistas en Inglaterra mantienen que el sueco ha sido afortunado. Que hace más de 30 años, desde que Inglaterra ganó el Mundial por primera y última vez, que no aparecen en escena tantos jóvenes jugadores ingleses con el potencial para convertirse en cracks.

Y Eriksson ha convocado a varios de ellos. El que más expectativas genera es Joe Cole, media punta del West Ham. Cole, de 19 años, es el Pablo Aimar inglés. O eso se creen. Lo que está claro es que tiene una gran técnica, más que cualquier inglés desde el gran Paul Gascoigne de hace diez años, que tiene una gran confianza en su capacidad de triunfar y que ante los defensores más duros no se arruga. Lo que no está tan claro, como Alex Ferguson dijo de Aimar, es si Cole será capaz de pegar el salto necesario para triunfar semana tras semana, mes tras mes, año tras año, al más alto nivel.

Otros jóvenes ingleses prometedores: Ashley Cole, lateral izquierdo del Arsenal; Kieron Dyer, del Newcastle United; Wes Brown, central del Manchester United; Rio Ferdinand, central del Leeds; y otros dos centrocampistas del West Ham, Michael Carrick y Frank Lampard. No todos triunfarán, pero dos o tres de ellos, no lo dudemos, estarán en las miras del Barcelona y del Real Madrid, se especulará con su traspaso el verano que viene.

El núcleo del equipo inglés lo formarán, por otro lado, los también bastante jóvenes pero muy experimentados Paul Scholes y David Beckham. Se espera que Eriksson nombre a Beckham capitán de la selección, lo cual sería una gran sorpresa si el sueco basara su decisión no en la reputación de la estrella del Manchester sino en su actuación en las últimas dos o tres semanas.

La mala racha de Beckham

No se recordaba una racha tan mediocre en Beckham desde su debut hace seis años. En partidos sucesivos contra el Sunderland, el Everton, el Chelsea y (dos veces) el Valencia fue de mal en peor. Su presencia casi no se había notado en el campo; sus espectaculares pases de 50, 60 metros no se han visto; y, lo más extraño en un jugador siempre tan prolijo, estaba perdiendo el balón aún cuando intentaba hacer pases cortos, simples.

Alex Ferguson reconoció tras el partido contra el Valencia de la semana pasada que estaba preocupado, y el capitán del Manchester, Roy Keane, declaró que su equipo había sufrido un bajón últimamente y que se debía en gran parte a que 'uno o dos jugadores' no estaban rindiendo al nivel que se espera de ellos. Nadie duda que Keane se refería a Beckham.

Al reafirmar su fe en Beckham, y al convocar el viernes a nada menos que ocho jugadores del Manchester, Eriksson demostró que no se iba a dejar guiar, como ha sido tradicional en los seleccionadores ingleses, por las actuaciones más recientes. El domingo los del Manchester le devolvieron el favor a Eriksson de manera espectacular. El Manchester atropelló al Arsenal, segundo en la Liga, como un tren. Una magnífica jugada de Beckham, la que condujo al tercer gol de su equipo, lo volvió a consagrar como el gran talento del fubol inglés. El sueco, evidentemente, es un hombre que opina que el estado de forma es transitorio, que la clase es permanente.

Veremos qué hacen los jóvenes ingleses, pero si fuera por clase, y sólo por clase, que se decidieran los partidos de fútbol, España le daría un baño a Inglaterra. Mañana se verá lo que influye en un resultado tener el apoyo fervoroso de todo un país, de un pueblo loco por conquistar la gloria que se imagina le corresponde.

Sven Goran Eriksonn, en el entrenamiento de ayer de Inglaterra.
Sven Goran Eriksonn, en el entrenamiento de ayer de Inglaterra.EPA

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